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TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA®
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Material exclusivo de nuestro Centro de Formación®.
ANGUSTIA Y ANSIEDAD DE ESTADO EN EL TEST DE LA PERSONA BAJO LA LLUVIA INFANTIL.
Lic. Eduardo Maggio.
Lic. Marcela Alvarez.
El video sobre este material lo podrás encontrar en:
http://www.youtube.com/watch?v=5ACu4suqTIU
En este trabajo nuestro objetivo es reflexionar respecto al test de la persona bajo la lluvia en niños haciendo hincapié en su aporte en la detección de estados de angustia latentes en los mismos.
Es importante en principio realizar una diferenciación entre los estados de ansiedad y los de angustia, si bien en alguna medida a veces coexisten tienen sin embargo características y expresiones emocionales distintas.
La ansiedad y la angustia constituyen uno de los afectos más inherentes a la condición humana.
La ansiedad es parte de la respuesta ante el estrés natural que la vida cotidiana conlleva, y esto es tanto para niños como para adolescentes y adultos pues mas allá de la salud psicosomática en general que una persona posea, es normal que en algunos tramos de su diario vivir experimente algún nivel de ansiedad.
Es importante diferenciar estos dos términos, que muchas veces se usan como si fueran sinónimos, y si bien hay un punto de contacto entre ambos, hay también diferencias.
Muchas veces nos ayuda a aclarar la dirección de un concepto, el conocer la etimología de la palabra empleada. Veámosla entonces en estos casos.
Ansiedad proviene del vocablo inglés “anxiety” que significa estado de desasosiego interior, en términos prácticos es esa sensación que en lo popular se dice, “me siento como un león enjaulado” para ejemplificar esta sensación de incomodidad, nerviosismo, inquietud a irritabilidad que en mayor o menor medida conlleva un estado de ansiedad.
En cambio la raíz de la palabra angustia nos lleva a un nuevo agregado sintomatológico, el acompañamiento de lo somático. La palabra angustia proviene del vocablo alemán “angst” que significa opresión interior y del latino “angor” que significa estrechez.
La angustia psicológicamente en los niños conlleva un estado emocional casi siempre en respuesta a un estimulo estresante que proviene del contexto en el que el mismo se mueve principalmente familiar y escolar. A diferencia de la ansiedad la angustia se acompaña de un correlato somático que exterioriza por ejemplo en dolores de cabeza, de estomago, vómitos, rechazo a la comida, y en lo comportamental estados de inhibición, opresión que pueden acompañarse de sintomatología depresiva.
Estos estados son menos asequibles a la conciencia, así la angustia convive con el niño siendo egosintónica con él, en cambio los estados de ansiedad son más asequibles a la conciencia bajo la forma de temores, miedos, sensación de estar en peligro que el niño expresa tanto en sus comportamientos como en su comunicación. Así estas tensiones se descargan en el ambiente de alguna manera visible. Incluso el niño puede dar cuenta bastante bien de qué es lo que le preocupa, a que le teme.
Los estados de angustia aparecen a lo largo de la vida del niño ya desde pequeño y en sus crisis vitales, por ello las formas de angustia se expresan diferentes en cada etapa del desarrollo.
En la clínica siempre participa: como síntoma más o menos acentuado, como estado o como trastorno.
En síntesis la angustia es la reacción del organismo y el psiquismo infantil ante situaciones de amenaza que se caracteriza por vivencias displacenteras con formas de expresión muy diferentes a través de signos y síntomas somáticos o comportamientos variados, que poseen un valor defensivo, organizador y evolutivo, que se aprende y constituye en la infancia.
Así el concepto tradicional de angustia, basado en la etimología, hace referencia a la vivencia de estrechamiento, de opresión, de angostamiento y de agobio, lo que sitúa la experiencia con cierto apoyo en lo somático corporal, con repercusión visceral (en el sentido de la profundidad del sentimiento experimentado), de sobrecogimiento, con un sentimiento inmotivado que no necesita acompañarse de objeto concreto como si aparece en los estados de ansiedad.
Siempre que detectamos un estado de angustia sabemos que subyace un sentimiento de frustración a una necesidad primaria del niño, tal como puede ser la falta de un sentimiento de seguridad, las necesidades afectivas insatisfechas, los estados críticos y de cambio en la vida familiar, separaciones, mudanzas, enfermedad de alguno de los miembros…
Al observar algunos comportamientos del niño se suele ver:
· Un humor triste
· Pocas ganas de jugar y relacionarse.
· Conductas impulsivas, berrinches en los más pequeños inexplicables ante situaciones de poca importancia y aun cuando se le hace reflexionar al respecto el niño no puede justificar o dar cuenta del porque reacciono de esa manera.
El test de la persona bajo la lluvia en niños tiene como aporte diferencial respecto al adulto que en niños no es tanto la capacidad defensiva y la tolerancia a la presión lo que se podrá evaluar, sino antes bien la percepción que el niño tiene de su ambiente actual. Así a través de la lluvia y el clima del dibujo podemos visualizar el grado de seguridad, confort que el niño experimenta respecto a su ambiente.
Es por ello que al observar el dibujo haremos hincapié no tanto en la graficación de la figura humana como lo hacemos en el DFHBLL de un adulto, sino antes bien del contexto que rodea a la misma (lluvia principalmente, paraguas en segundo lugar).
Para brindarles como siempre es nuestro objetivo una articulación entre lo teórico y lo práctico, acompañamos el protocolo del dibujo de la persona bajo la lluvia realizado por un niño de 8 años y medio.
Como elementos gráficos significativos se destacan:
1. Tamaño moderadamente grande 60 % de la altura.
2. Emplazamiento tendiente a central y en zona inferior.
3. Presión intensa y de calibre ancho al igual que la coloración del trazo.
4. El trazo es entero.
Como observables relacionados con las variables mas especificas del test de la persona bajo la lluvia en el caso de niños podemos identificar:
· Lluvia escasa y en forma de lagrimas con ángulo superior en las mismas
· No llega a tocar el suelo.
· Presencia de remolinos de viento (espirales)
· Nubes intensas y grandes
· Charcos en el suelo
· Paraguas simple.
En la figura humana hay omisión de manos, los brazos son cortos, la boca grande y casi recta, el cabello esta sombreado y la línea media se refuerza.
Integrando en conjunto estos observables podemos decir que el niño experimenta un estado de angustia e inhibición en sus relaciones interpersonales. La forma de las gotas se asocian a presiones ambientales que en cierta forma (dado su escases) el niño intenta negar, sin embargo al adicionar viento, charcos y nubes da cuenta de la intensidad y preocupación que lo que pasa en su entorno le afecta. Hay ansiedad y también al sumar la postura y expresión facial del dibujo vemos un estado de expectación, expectativa respecto a su realidad. En el dibujo de la persona y en el dibujo de sí mismo la mirada se desviaba hacia la derecha, también había omisión de manos en el dibujo de sí mismo, no en el DFH.
Este material es una primera aproximación al tema, el material
completo lo podrás encontrar en nuestros Curso de Formación.
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