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TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA®
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Material exclusivo de nuestro Centro de Formación®.
“LA AMBIVALENCIA AFECTIVA Y LA ESCRITURA IMPRENTA DE VARIAS MARCHAS”
El video sobre este material lo podrás encontrar en:
http://www.youtube.com/watch?v=1HcZaz77_nI
En este material nos pareció interesante articular el concepto de ambivalencia afectiva y una forma de su expresión en un tipo escritural: La escritura de varias marchas.
Aún para aquellos que no tienen conocimientos de Grafología, el material les será entendible porque responde solamente a un componente escritural de tipo global (la escritura de varias inclinaciones) que por supuesto describiremos y ejemplificaremos para que resulte comprensible.
Tomemos en cuenta que en un proceso evaluativo psicológico junto con los test proyectivos gráficos se le solicita al evaluado que escriba un relato o historia sobre lo dibujado, pudiendo entonces integrar la información relato dibujo. Sumamos ahora este pequeño recurso de observación grafológica. Por otra parte también en una batería solemos administrar test de redacción: “mis manos”, “yo”, “autobiografía”, “historia laboral”, completamiento de frases (Sacks, Rotter otros) que además del componente psicológico que implica su análisis se expresa en forma escrita.
Sabemos que un tipo escritural implica un conjunto de signos grafológicos que cuando conviven en un mismo escrito dan cuenta de una característica, conflictiva o cualidad especial de la personalidad, a veces positiva, otras negativas.
En este caso se trata de un estilo escritural simple, en tanto solo aúna dos características grafológicas destacadas, la forma y la inclinación.
La forma aquí es imprenta lo cual es menos usual aún que una escritura de varias marchas en cursiva. Por otro lado la marcha o tipo de inclinación.
Usualmente predomina un tipo de marcha, sea vertical, inclinada a derecha o invertida (inclinada a izquierda).
En el caso particular de la escritura de varias marchas, conviven en un mismo texto cambios de marcha, es decir por palabras, renglones o párrafos la persona escribe con una inclinación y en otros con otra.
Valido es recordar que el análisis de la marcha es diferente al análisis de la inclinación, cuando evaluamos la inclinación grafológicamente, -salvo que sea una letra vertical- medimos el ángulo de inclinación de las hampas (partes superiores de las letras ej l, h. b…) con excepción de las hampas de las letras “t” y “d”, en el análisis grafológico de la marcha, realizamos una mirada mas gestaltica, globalizadora y observamos que la inclinación sea estable a lo largo del texto.
Recordemos que la inclinación y la marcha se determina por la dirección de la inclinación de las hampas, parte superior de las letras (l, b, h… etc.) (No consideramos el cuerpo ni las jambas).
Consideramos previo a trabajar sobre la letra seleccionada para ilustrar este tipo escritural definir el concepto de ambivalencia afectiva.
Podemos conceptualizar a la ambivalencia como la presencia simultánea, en un sujeto de tendencias, actitudes y sentimientos opuestos, especialmente amor y odio en la relación con un mismo objeto, Sabemos que en la teoría psicoanalítica hablamos de sujeto y no de personas por el hecho de que toda persona es sujeta de un inconciente y objeto engloba todo lo que no es sujeto, es decir las otras personas que nos rodean, pero también un trabajo, un proyecto. Así cada sujeto establece relaciones de objeto permanente y desde alguna toma de posición o actitud.
Así bajo un estado de ambivalencia una persona puede sentir que ama y a la vez rechaza una relación con alguien, o algo, le gusta una carrera pero a la vez quiere abandonarla, ama a una persona pero también a veces la rechaza.
Por supuesto como en todos los aspectos de la vida psíquica, hay intensidades. Así una ansiedad leve no dificulta el hacer de una persona ni que siga adelante con su vida cotidiana, pero una ansiedad intensa disminuye su calidad de vida.
Así también en el plano vincular (relaciones de objeto) los afectos a veces se tiñen de emociones contradictorias se quiere y a la vez se rechaza algo de alguna persona querida. El problema es cuando esta ambivalencia o doble sentimiento se vuelve intenso deja a la persona con un profundo estado de lucha interior respecto a que hacer.
Así en un estado de ambivalencia marcado se mantiene una oposición del tipo sí-no respecto a un otro, en que la afirmación y la negación son simultáneas e inseparables; y por otra, en el hecho de que esta oposición fundamental puede encontrarse en distintos sectores de la vida psíquica.
El termino ambivalencia aparece por vez primera en la obra de Freud en el texto “La dinámica de la transferencia (1912), lo utiliza para explicar en el seno de una terapia el fenómeno de la transferencia negativa: es decir cuando en un tratamiento el paciente que hasta ese momento se mostraba colaborador con el terapeuta, comienza a rechazar su interpretaciones o por ej cree que el terapeuta le quiere decir o le dijo tal cosa, es decir proyecta en la figura de su analista sentimientos contradictorios de amor y odio que en realidad le corresponden a otro vinculo, es justamente al trabajar esos sentimientos ambivalentes(lo que implica trabajar la transferencia) ahora proyectados en su terapeuta cuando se comienzan a revelar y tomar conciencia de esos sentimientos de ambivalencia que en realidad le corresponden a otro.
En “Las pulsiones y sus destinos”, (1915), Freud habla de ambivalencia refiriéndose al par antitético actividad-pasividad, el decía: « [...] la moción pulsional activa coexiste con la moción pulsional pasiva». En este mismo texto, donde se aprecia con más nitidez la ambivalencia es en la oposición «material» amor-odio, que se dirige a un mismo y único objeto.
La ambivalencia se descubre, sobre todo, en determinadas enfermedades (psicosis (ej en la psicosis maniaco –depresiva, trastornos bipolares), neurosis obsesiva (ej en los rituales, en la angustia para decidir, lo hago o no, de esa manera o de esta otra etc.), así como en ciertos estados (celos, duelo –se sufre por el objeto perdido pero a la vez se experimenta bronca por que ahora no esta); y caracteriza algunas fases de la evolución de la libido, en las que coexisten amor y destrucción del objeto (fases sádico-oral y sádico-anal). Ej un bebe toma la teta y en otro momento muerde el mismo pecho que lo alimenta.
En las obras de Melanie Klein, que guardan una relación de filiación con las de Abraham, la noción de ambivalencia es esencial. Para ella, la pulsión es desde un principio ambivalente: «el amor» por el objeto no puede separarse de su destrucción; la ambivalencia se convierte entonces en una cualidad del propio objeto, contra la cual lucha el sujeto escindiéndolo en objeto «bueno» y «malo»: sería intolerable un objeto ambivalente, que fuera a la vez idealmente bienhechor y profundamente destructor.
Se observará que Freud, el conflicto edípico, en sus raíces pulsionales, se concibe como un conflicto de ambivalencia siendo una de sus principales dimensiones la oposición entre « [...] un amor bien fundado y un odio no menos justificado, dirigidos ambos hacia la misma persona». Desde este punto de vista, la formación de los síntomas neuróticos se concibe como el intento de aportar una solución a tal conflicto: así, la fobia desplaza uno de los componentes, el odio, hacia un objeto substitutivo; la neurosis obsesiva intenta reprimir la moción hostil reforzando la moción libidinal bajo la forma de una formación reactiva. Así en la concepción freudiana del conflicto sitúa las raíces del conflicto defensivo en la dinámica pulsional, y también porque induce a buscar, tras el conflicto defensivo (en la medida en que éste pone en juego las instancias del aparato psíquico), las contradicciones inherentes a la vida pulsional.
Luego de esta pequeña conceptualizacion teórica, necesaria como siempre, porque la teoría enriquece la observación de la práctica grafológica como psicodiagnóstica, y a la vez la observación grafica interroga a la teoría. Necesitamos de ambas porque una teoría sino se aplica queda solo en un conocimiento potencial, ahora bien cuando logra articularse con la practica, resignifica y da un marco o encuadre a lo que se observa.
En el caso del material de hoy seleccionamos una escritura que permite aplicar el concepto de ambivalencia en un indicador grafológico de tipo gestaltico. Por supuesto hay otras formas grafológicas que nos dan cuenta de algún tipo de ambivalencia por ejemplo, cuando el texto se caracteriza por, movimientos curvaceos y la firma por movimientos angulosos.
Lo diferencial en cada caso y que es una clara ventaja en Grafología, es precisar cual es el aspecto gráfico sobre el que recae la ambivalencia.
Observaciones grafológicas en el texto seleccionado.
· Se trata de una escritura pequeña, de estilo de ejecución (forma) imprenta o script.
· Es de dirección ascendente (las líneas suben a medida que se acercan al margen derecho.
· Hay un mayor predominio del texto por sobre el blanco de la hoja, el texto completo se extiende hasta 1/3 del reverso de la hoja.
· La altura de las letras en la zona media (tamaño) es irregular pero levemente.
· Presenta y he aquí nuestro observable grafológico destacado, un tipo escritural conocido como escritura de varias marchas. Para que el alumno y el lector pueda identificar cada cambio de marcha la hemos señalado con flechas, al inicio de la línea siempre señalamos la marcha inicial y luego los cambios cada vez que se presenten.
Tomemos en cuenta que la inclinación implica el posicionamiento cognitivo social, es decir el deseo, la necesidad y la orientación social de la persona respecto a su entorno, es decir que tanto necesita de las relación afectivo social con el otro, es activa (inclinada a derecha, de alejamiento (invertida o inclinada a izquierda, a excepción de que la persona fuere zurda), esta presente pero con autonomía y control emocional, así a mayor inclinación mayor es la necesidad del contacto social con el otro (por supuesto luego según con que otros signos grafológicos se acompañen) veríamos las intenciones y modalidades con que lo hace.
En este caso la marcha predominante es hacia la derecha, lo cual es ya una ambivalencia porque al ser una escritura de varias marchas imprenta a esta persona le costara mas exteriorizar lo que siente. La imprenta sabemos que en general implica la necesidad de la persona de ejercer cierto control sobre sus emociones. Aquí la ambivalencia es; necesito y busco un contacto activo con el otro, pero luego no le exteriorizo todo lo que siento. (Esto particularmente si fuera imprenta mas inclinada, sería una ambivalencia de grado moderado, Pero en la escritura seleccionada, la imprenta presenta cambios de inclinación es decir alterna marchas hacia la derecha, inclinación vertical y también invertida (inclinada a izquierda).
Podríamos pensar entonces que se trata de una ambivalencia mas profunda, por un lado desea una comunicación interpersonal mas activa, pero por otro esta a la defensiva, se controla.
Es sumamente interesante –y aquí estaríamos integrando la Grafología científica con una de sus aplicaciones, la Grafología emocional- trabajar con la palabra o sentido de la frase en donde se alterna la marcha. Ej.
Marcha inclinada a derecha “comenzó a estudiar como lo requerían sus padres, se graduó y siguió estudiando. Pero un golpe de la vida lo llevo a dejar y aquí cambia a marcha vertical, “comenzó a trabajar”
Otro párrafo con marcha a derecha: “la cuestión familiar influía, cambio de marcha a invertida “bastante”.
Si aplicamos entonces el signo grafológico (psicología marcha de la escritura) junto con el emocional (cambio de marcha) aunado con el psicológico emocional (lectura del contenido de las frases o palabras involucradas) tendremos una aproximación interesante y un material muy rico para entender los núcleos o sustratos de estos estados de ambivalencia.
Este material es una primera aproximación al tema, el material
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