El Cuaderno Nº 186 de Gualepedia, publicado el 18 de junio de 2000, aborda temas clave de la historia y urbanismo de Gualeguaychú, incluyendo la transformación del paisaje urbano, la genealogía de una familia tradicional y un hito religioso colonial.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 186
La primera sección, "LAS PIQUETAS GOLPEAN LAS VIEJAS CASAS", documenta la desaparición y modificación de edificaciones históricas en Gualeguaychú. Se presenta como un estudio a través de fotografías sucesivas que revelan pérdidas y cambios en el paisaje urbano. El ejemplo central es "el rancho de Murúa", ubicado en la esquina noroeste de las calles Rivadavia y República Oriental del Uruguay, que fue inmortalizado en diferentes planos por Italo Sameghini. El rancho, originalmente a dos aguas con techo de paja (luego zinc), sufrió modificaciones como el ochavamiento de su esquina para cumplir con la Ordenanza municipal 5387/1951 de 1951. Sus últimos ocupantes fueron Juan Francisco Murúa y Juana Luisa Partarriere. Tras el abandono y la muerte de Doña Luisa, el rancho fue puesto en venta en la primavera de 1998 y posteriormente demolido, transformando "nuestro paisaje". Este rancho, que data de 1830, fue originalmente levantado por D. Doroteo González.
La segunda parte, "ORIGEN DE LOS MURÚA", se centra en la historia de la familia Murúa, un apellido tradicional de Gualeguaychú. Según el Censo de 1869, Pedro Regalado Murúa, de 42 años, procurador y originario de España, era cabeza de familia, casado con Lugarda Crespo (37 años, de Soriano) y con seis hijos. Se destaca a Pedro Regalado Murúa (h.), nacido alrededor de 1862, quien fue un periodista reconocido en Gualeguaychú y Entre Ríos, fundador de "La Discusión" en Gualeguay y de "Los Principios" en Gualeguaychú en 1888. El Pedro Regalado original, llegado a la ciudad por 1840, fue preceptor y director de la Escuela de varones. Ramón Paulino Murúa (1856-1925), uno de sus hijos, fue morador del rancho.
Finalmente, la sección "AL ENCUENTRO DEL OBISPO" relata la primera visita pastoral a Gualeguaychú del Obispo de Buenos Aires, Fray Sebastián Malvar y Pinto, en marzo de 1779. El Virreinato del Río de la Plata se había instalado en 1776, bajo Pedro de Cevallos. El Obispo Malvar, un franciscano y doctor en Teología, recorrió su diócesis y llegó al Partido de Gualeguaychú desde Santo Domingo de Soriano, siendo recibido por Fray Antonio Pastor y los feligreses en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Durante su visita, observó la austeridad y pobreza de los vecinos, escuchando sus reclamos sobre la protección de sus tierras y la necesidad de asistencia religiosa permanente frente a las presiones de grandes propietarios. Malvar visitó las capillas de Gualeguaychú, Arroyo de la China y Gualeguay. Tras su informe al Virrey Vértiz, se decretó la formación de las tres parroquias, y en marzo de 1782 llegó el primer párroco de Gualeguaychú, Presbítero Doctor Mateo Fortunato Gordillo y López. En julio de 1945, se inauguró un monumento en el lugar de la primitiva capilla y cementerio en la zona sur de la ciudad.