La Plaza Ramírez de Gualeguaychú tuvo inicialmente el nombre de Plaza "Rocamora".
Oficialmente, se le llamó Plaza "Don Tomás de Rocamora", nombre establecido por ordenanza el 29 de diciembre de 1928. Con el correr de los años, su nombre se transformó a "Ramírez".
Por un breve período, entre 1938 y 1939, la plaza fue designada como parque de ejercicios físicos y esparcimiento. Esta designación fue establecida por una ordenanza en 1938 y derogada por otra en 1939. En 1953, se tomó la decisión de llevar a cabo la transformación y embellecimiento de la plaza.
Este espacio público ha marcado una presencia constante e importante en la comunidad.
Una fecha clave en su historia es 1957, con la apertura de la "Capilla Luján". Desde entonces, "ambas no se separaron más", según el Padre José María Aguilar. La parroquia Nuestra Sra. de Luján, que comenzó como capilla, surgió de un encuentro interparroquial realizado en la plaza en 1954. Este evento motivó a los vecinos a buscar un lugar de culto más cercano.
La Capilla Luján nació en 1957 y se convirtió en parroquia en 1980. La Iglesia ha utilizado la plaza para diversas actividades como catequesis, misas, Vía Crucis, pesebres vivientes, misas de la Inmaculada y Navidad. Al no tener atrio, la puerta de la parroquia se proyecta directamente en la plaza.
La plaza ha sido un lugar muy importante para la zona, no solo por los juegos infantiles sino también por haber motivado expresiones culturales y servido como lugar de esparcimiento y encuentro para la gente. Vecinos como Leticia Rébora, quien llegó en 1950, la recuerdan como un lugar "muy sano" donde se crió, y un punto de encuentro para los vecinos rurales que paraban en el hospedaje familiar de sus padres. Josefina Melchiori recuerda jugar cerca de la fuente y usar su agua para el carnaval.
La comunidad tuvo un papel activo en el desarrollo de la infraestructura cercana a la plaza. Se realizaron famosas kermeses en la plaza para recaudar fondos y comprar un terreno para la iglesia, logrando que el vecindario adquiriera el galpón de la familia Marchesini.
La plaza ha experimentado cambios a lo largo del tiempo, mencionándose una transformación significativa alrededor de los años 2008/2009. Históricamente, siempre ha sido un lugar de entrada y salida para la ciudad, punto de paso para carros que iban a las arroceras y el tambo. Su ubicación, atravesada por las Avenidas Rocamora y Del Valle, la mantiene como un punto estratégico que lleva a la entrada del corsódromo y a la salida hacia Buenos Aires, conservando un papel hegemónico desde la proyección turística.
Actualmente, la plaza cuenta con más iluminación y limpieza y sigue cumpliendo una misión social para la comunidad. Se ha manifestado el deseo y la necesidad de que la fuente vuelva a estar en funcionamiento, se la pinte y mejore su iluminación. Se menciona que los vecinos estarían dispuestos a sumarse y cuidar el espacio.
En cuanto a monumentos, la plaza cuenta con el primer monumento al fundador de los Boy Scout (Baden Powell), con un busto que inicialmente realizó Adela Pérez Cheveste y luego fue reemplazado por uno hecho por Rébora. Se cree que es el único busto de Baden Powell en un espacio público en el país, o al menos el primero. La Federación Agraria también erigió un monumento a Esteban Piacenza, ubicado en la esquina donde hoy funciona una farmacia tradicional.