Avenida Morrogh Bernard

Juan Francisco Morrogh Bernard
Juan Francisco Morrogh Bernard

Juan Francisco Morrogh Bernard (1894-1969): Nacido en Gualeguaychú el 29 de marzo de 1894 tenía devoción por su tierra entrerriana a la que sirvió con la pasión de un verdadero demócrata en sus afanes de bien público.

Fue el Ingeniero Morrogh Bernard -desde muy joven- un hombre de trabajo e iniciativa que no solo se preocupaba por su progreso personal, sino también por el de la comunidad de pertenencia. Así, en 1927 impulsa la construcción por el sistema de consorcio de vecinos en camino que unió Gualeguaychú con Gilbert, siendo la primera obra en su tipo, es decir con terreno abovedado, alcantarillas y guardaganados. 

Por la misma época otro pionero Don David Della Chiesa orienta el consorcio que construiría la ruta proyectada originariamente hasta Médanos pero que para sorpresa de todos terminó uniéndonos con Buenos Aires, vía Puerto Constanza, obra que se completó con la inauguración del servicio de Balsas conseguido por el Diputado Juan Francisco Morrogh Bernard.

En su desempeño personal no solo fue un eficiente administrador, sino también un innovador de avanzada en técnicas pecuarias, lo que le dio prestigio en el ámbito nacional. 

Casi en forma inmediata a su matrimonio con Eugenia Grave de Peralta, fallece repentinamente su padre Beltrán Morrogh Bernard y queda al frente de la vieja estancia La Estrella desde muy joven y recién graduado como Ingeniero Agrónomo en la Universidad de La Plata. Al frente de ese establecimiento le vuelca toda su capacidad de trabajo y sus modernas concepciones empresariales, para convertirlo en pocos años en una de las cabañas más prestigiosas, no sólo en el país sino en el exterior. Como que el ella nació el primer ejemplar bovino de la raza Polled Hereford, de la Argentina, como que fue la primera en incorporar un laboratorio de inseminación artificial y también pionera en la exportación directa de sus productos.

En el rubro ovino, también alcanzó amplio prestigio en la explotación de la raza Romney Marsh. Fue miembro fundador de las Asociaciones Argentina de Criadores de Hereford y de Romney Marsh. Conocedor experimentado y celoso custodio de la calidad de sus productos, viajó por Estados Unidos, Inglaterra, Australia y Nueva Zelandia para elegir personalmente los reproductores que importaba para el mejoramiento de sus productos. 

Pero si prolífico fue en la actividad privada, tanto o más lo fue en su paso por la función pública, desde la cual pudo realizar estas y muchas otras obras. Se incorpora a la política en la década anterior: en 1926 había impulsado la creación de un partido departamental, algo parecido a las uniones vecinales que hoy conocemos, pero que abarcaba el interior del departamento Gualeguaychú. Como candidato de a esa agrupación fue electo Senador Provincial ese año. En 1932 fue ungido Diputado nacional por Entre Ríos mandato que renovó en el periodo siguiente. Ya para ese entonces representaba el Partido Demócrata Nacional de cuyo distrito Entre Ríos fue presidente hasta que renunció a fines de 1945.

Fue Vicepresidente primero de la Cámara de Diputados de la Nación. Como legislador hablaba poco, no era hombre de grandes discursos, pero hacía y conseguía mucho, es decir el revés de lo que hemos visto en tiempos más recientes.

Fue el hombre público que más obras públicas trajo a Gualeguaychú: lo sigue siendo. Porque no solamente se trata de la construcción de esta monumental costanera, sino de otras realizaciones que con habilidad consiguió como obras complementarias a la del puerto cuyos galpones y muelles actuales también concretó: la pavimentación de la avenida Del Valle, y al asfaltado de la Urquiza al Oeste. Otras muchas obras consiguió para Gualeguaychú y no está demás recordarlas ante los más jóvenes, aunque seguramente que de algunas me voy a olvidar, porque no es fácil sacar de la memoria, en un instante, una enumeración tan vasta. 

Así fueron realidad en Gualeguaychú además de esta magnífica costanera, la construcción del actual puerto con sus galpones, muelle de hormigón, sector de inflamables. En realidad esta fue proyectada como la obra principal ya que con mucha habilidad gestionó las otras como complementarias: la citada costanera, el corte en el río Gualeguaychú para rectificar el acceso al puerto, del cual solo se completó la primera parte, su dragado, la pavimentación de la avenida Del Valle, y de la calle Urquiza al Oeste. Pero no se agota en ese paquete de obras viales y portuarias su asombrosa capacidad de iniciativa y seguimiento, ya que no descuidó los aspectos educativos, culturales y sociales. Así también hizo realidad la creación de la Escuela Profesional de Mujeres) actual Enet Nº 1, la sección comercial anexa del Colegio Nacional incluyendo un ala nueva en su edificio, la finalización de la cancha de la Escuela Normal, como también en el Instituto Magnasco que nunca dejará de agradecerle lo que él y su señora le aportaron. Pensando también en los enfermos y ancianos más desvalidos, logró la ampliación edilicia del Hospital Centenario construyendo el ala destinada a los pensionados y un magnífico edificio destinado para asilo de ancianos, que lamentablemente estando terminado con todo su equipo nunca llegó a afectarse a esa finalidad y actualmente es ocupado por el Instituto Agrotécnico. También hizo realidad la construcción de la Avenida Luis N. Palma y entre los proyectos que quedaron en borrador estaba el de un moderno edificio para la Biblioteca Sarmiento.

Pero sus miras no se agotaban en su ciudad de pertenencia y si recorremos el resto de la provincia, difícilmente encontraremos alguna ciudad en la que Morrogh Bernard no haya dejado su huella: en materia de salud pública hizo realidad el Hospital para tuberculosos de Villaguay, la remodelación del San Antonio de Gualeguay y del Felipe Heras de Concordia. Prestó especial interés a las redes de obras sanitarias y en ese orden concretó las obras en Federación, Feliciano, Chajarí, Federal, Viale, Crespo, San José, Basavilbaso Villa Mantero y Urdinarrain. 

En materia de educación, gestionó las escuelas normales de Gualeguay y Victoria, la ampliación de la Escuela Técnica Osvaldo Magnasco de Rosario del Tala, el Colegio nacional de Concordia, el de Curuzú Cuatiá (Corrientes) y otros en varias ciudades entrerrianas como también escuelas nacionales del plan Lainez. Y si no logró muchas mas, fue por no contar con la necesaria anuencia del Gobierno de la Provincia como lo exigía la ley de su creación.

Su preocupación por el sistema portuario y la navegación fluvial, lejos de agotarse en las citadas obras, se extendió también al resto de la provincia: Hizo construir además de puertos y sus accesos o canalizaciones, las avenidas costaneras de Federación y Victoria y varios destacamentos de la Prefectura Naval además. Entre otras obras de su iniciativa, cabe también recordar: el edificio para asilo de ancianos de Gualeguay, varios edificios para Correos en la provincia, extensión de cinco ramales de ferrocarriles. 

Juan Francisco Morrogh Bernard falleció el 24 de Agosto de 1969 a raíz de un accidente automovilístico en las inmediaciones de Curuzú Cuatiá (Corrientes). 

Fue un luchador incansable toda su vida, trabajador tenaz y amante del progreso al contribuyó como ninguno en su época.

Fuente:  Dr. Gustavo Rivas

Cartografía de Proyecto Mapear.

Cabaña La Estrella de Morrogh Bernard
La buena "Estrella" de Juan Francisco Morrogh Bernard

La buena "Estrella" de Juan Francisco Morrogh Bernard

(Por el Profesor Ricardo Araujo)

El 29 de marzo de 1894 nacía en la ciudad de Gualeguaychú, precisamente en la calle Rivadavia 918, el Ingeniero Agrónomo Juan Francisco Morrogh Bernard, a quién el destino le tendría asignado un lugar preponderante en nuestra sociedad.

Hijo del estanciero Beltrán y la señora Blanca Chichizola, luego de cursar los primeros grados en escuelas Pías, continuó sus estudios secundarios en el Colegio Británico de Buenos Aires, culminados éstos, partiría a la ciudad de La Plata graduándose de Ingeniero Agrónomo, en la primera promoción de esta carrera.

Regresó a Gualeguaychú a volcar todos sus conocimientos al servicio del campo que tanto amaba. A los 25 años contrajo matrimonio con doña Eugenia Grave de Peralta, colaboradora permanente en instituciones de nuestra ciudad, tales como el Instituto Magnasco y recordada como una de las integrantes de la comisión de mujeres que se encargaron de dar la bienvenida a la primera dama del país doña Ana Bernal de Justo en el año 1937, cuando visitara el Presidente de la Nación General Agustín P. Justo, nuestra ciudad. Fruto de este matrimonio nacieron siete hijos.

Juan Francisco fue fundador, nada más ni menos, que de la Cabaña "La Estrella" allá por el año 1918, en el campo que en el siglo XIX su padre don Beltrán Morrogh Bernard y su hermano Cirilo adquirieron en estos pagos empujados a migrar debido a las profundas crisis religiosa que se vivía en Irlanda.

En busca de campos con el fin de criar ovejas, optaron por esta zona de Gualeguaychú, priorizándola sobre la localidad de Venado Tuerto en la provincia de Santa Fe.

Esta iniciativa por la cría ovina no era ajena a sus conocimientos debido a que Irlanda era un país de pastores, dadas sus condiciones naturales, serranías compuestas generalmente por piedras, que ofrecían adaptabilidad a este tipo de ganado. Tenemos que tener en cuenta que en esa época la cría de ovejas, en tiempos relativos, era más importante de lo que es ahora, por la utilidad de las fibras naturales, y con respecto a la carne que al no haber industria de frío, solo se procesaba para ser convertida en carne salada.

Si bien Juan Francisco Morrogh Bernard va a continuar con lo empezado por su padre, a su regreso al campo le va a sumar los conocimientos adquiridos en la Universidad Nacional de La Plata dando un paso cualitativo muy importante. Decidido a darle otro rumbo al manejo de los establecimientos agropecuarios de ese momento, adelantándose a los tiempos al percibir el proceso de mestización de la hacienda criolla.

Por esos años había una zona de cría ganadera muy importante en todo el Litoral, y los requerimientos de toros eran muy significativos, dado que los productores vieron los beneficios de cruzar la vacas con reproductores de la raza Hereford, obteniéndose un animal superior a lo que se conocía hasta entonces.

Cabaña La Estrella

Los comienzos: Esta cabaña fue iniciada con la base de un lote de 200 vaquillonas Hereford adquiridas al doctor Celedonio Pereda y a principios del año 1921, se formó el primer plantel de pedigree, con una selección de vacas adquiridas en las renombradas cabañas de aquellos años: "La Norumbega" de Arturo Yeomans y "San Gregorio" de Gregorio Villafañe e Hijos.

Estos primeros vientres descendían tanto por línea paterna como por la línea materna de corrientes inglesas de las más cotizadas y provenían de las importantes cabañas de E. Craig Tanner, J. Price, W. E. Cave, J.R. Hill.

Poco a poco el plantel primitivo fue adquiriendo mayor volumen con la incorporación de la selección de las generaciones de terneros nacidas en el establecimiento y la introducción de nuevos vientres adquiridos que aportaron a la misma nueva corriente de sangre. Este plantel pedigree fue asistido, por toros de indudable jerarquía entre los que se encontraban numerosos ganadores de relevantes premios en Palermo y otros importados directamente del Reino Unido.

Se pueden mencionar a "Kim" de la cabaña "Tuyu" de Hortensia Aguirre de Leloir y Guillermo Udaondo que fue Reservado de Campeón Senior en Palermo en el año 1925.

Incorporación del Polled Hereford: En el año 1943 como prueba de su constante preocupación, introdujo la variedad Polled Hereford en su establecimiento. Ese año se presentaron por primera vez en nuestro país ejemplares de esa variedad en la Exposición Rural de Palermo, siendo adquirido en esa ocasión el Reservado Campeón "Beau Monzón".

En esta nueva variedad también va a cosechar éxitos, en 1946 al presentarse en Palermo, obteniendo el campeón con el ejemplar "Estrella Majestic".

Los productos de esta Cabaña también se exportaban a las repúblicas del Paraguay y Brasil, precisamente la primera realizada al país carioca, coincidió con la inauguración en el año 1943 del puente carretero - ferroviario de Paso de los Libres - Uruguayana, cuyo primer tren pasó transportando los Hereford de "La Estrella". En la actualidad son muchos los productores que han oído hablar de los reproductores de la cabaña, es que la trayectoria se vio reflejada en los muchos premios que cosechó, y enumerarlos sería extenso, pero uno de los más recordados quizás, fue el Gran Campeón Hereford en 1961, con "La Estrella Viraró". Basta con volver la mirada en las viejas revistas para comprender su dimensión.

La inseminación artificial: Como lo mencionaran oportunamente sus sucesores, lo más importante de ese logro es que se había sido gestado gracias a un nuevo sistema que en esos momentos comenzaba a practicarse en el país, la inseminación artificial, y el Ingeniero Morrogh Bernard iría a la vanguardia.

El procedimiento consistía en que el toro realizara un salto mientras con un recipiente acondicionado se hacía la recolección del semen, luego se fraccionaba y se lo guardaba en una heladera, con esta técnica se podía inseminar varias vacas con un solo toro.

La técnica aplicada de inseminación en la cabaña, fue estudiada en la Facultad de Agronomía de La Plata, a raíz de esto, muchos jóvenes estudiantes vinieron a realizar prácticas a la Estancia.

Posteriormente, ya en la década de los años sesenta, se comenzó a utilizar la técnica del semen congelado que se aplica hoy.

Hombre de no dejar detalles al azar, Juan Francisco, no era un improvisado, prueba de ello, es que contó con los mejores asesores , como los doctores Oscar Newton, Miguel Madorrán, Eduardo Lefebre, Augusto Dellepianne Galli, reconocidos innovadores en técnicas reproductivas.

También se dedicó a la cría de ovinos de la raza Romney Marsh y fue cofundador de la Asociación de Criadores de esta raza. Tuvo planteles puros de pedigree y puros controlados, obtuvo numerosos campeones en la Exposición de Palermo.

La organización y construcciones realizadas eran de avanzada para la época, el movimiento del personal se regía por un reglamento interno que era cumplido estrictamente, y monitoriado por su mayordomo Don Justo Cándido Puente que fue su mano derecha por muchos años en "La Estrella".

Sería extenso hacer un detalle minucioso de las instalaciones, contaba con viviendas de excelente calidad para su gente, taller mecánico que cumplía las funciones para la atención permanente de vehículos y mezcladoras automáticas que permitían reducir la mano de obra. Además de tener silos con capacidad para almacenar dos mil toneladas, con sistema de norias, movilizado por un sistema de aire.

Es importante recordar que allá por la década del treinta, reconocida su aptitud, experiencia y capacidad en lo referente al tema agropecuario, el Presidente Justo le ofreció la función de Ministro de Agricultura, cargo que fue desechado por Morrogh Bernard.

Autor: Profesor Ricardo Araujo

Estancia "La Estrella" de la Familia Morrogh Bernard

La política: una de sus pasiones

Como protagonista de su tiempo, juntamente con las tareas del campo, fue un hombre comprometido con las necesidades de la comunidad, tal como lo ameritan los testimonios y archivos de la época, con sus 32 años se destacó como el presidente del consorcio vecinal que construyó el camino Gualeguaychú - Gilbert, primera obra vial entrerriana realizada sobre la base de abovedamiento del terreno y la instalación de alcantarillas y guardaganados.

La actividad política lo llevaría mucho más allá de sus ocupaciones del campo para lo cual se había preparado. Como muchas veces se afirma, en reiteradas acciones de la vida que emprenden los hombres y mujeres se está haciendo política, el va a ser seducido por esta, dado su carácter y el apasionamiento por el riesgo.

Se lanzó en la tarea de reorganizar los cuadros dispersos después de 1916 de la vieja "Concertación Popular" (así denominado el conservadorismo en Entre Ríos) hasta encontrar en el Partido Demócrata Nacional un espacio para canalizar sus inquietudes.

Transcurría el año 1926 y le tocaría asumir como Senador en la provincia de Entre Ríos, con lo que comenzaba a caminar por la arena política.

En las elecciones nacionales de 1932 es elegido por primera vez como Diputado Nacional por Entre Ríos, fue reelegido sucesivamente hasta 1943, llegando a ser Vicepresidente de la Cámara de Diputados.

Configurando su ciclo activo a escala nacional, iniciaría una fecunda labor que hoy subsiste en el tiempo.

Fueron varios sus distinguidos colaboradores que lo acompañaron, tales como el Dr. Enrique Darchez y el periodista Raúl Frei en esta ciudad.

En Buenos Aires el Dr. Antonio J. Benitez, con quién mantenía una larga amistad y que fuera figura del gobierno peronista, que entre otros cargos ejerció la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación.

Fue incansable su tarea realizada dado que recibía a diario solicitudes de trabajo, como así también agradecimientos y cartas de altos funcionarios respondiendo a su gestión, como también se puede observar entre los amarillentos archivos una nota de agradecimiento de la recordada Camila Nievas de Capdevilla por su permanente colaboración con el Instituto Magnasco.

En el año 1935, participó como candidato a Gobernador por el Partido Demócrata, compitiendo con el Dr. Tibiletti del Partido Radical, siendo este último elegido como gobernador.

Fue amplia y fecunda la labor legislativa del Ingeniero Morrogh Bernard, era hombre de obras, y al llegar al Congreso de la Nación hicieron realidad sus proyectos.

"El proyecto de Ley sobre trabajos para unir los Puertos de Zárate, provincia de Buenos Aires y Constanza en la provincia de Entre Ríos, por medio de la balsa automóvil". Para ello argumentaba que Entre Ríos gozaba de una envidiable ubicación geográfica, como que le hacen de marco sus dos grandes ríos navegables en toda su extensión por embarcaciones de cabotaje y ultramar y nada parecería faltar a sus necesidades económicas en orden a los transportes, si los mismo ríos que lo circundan no interrumpieran la continuidad territorial con el resto del país, ofreciendo un grave obstáculo a las corrientes comerciales.

La educación no fue ajena a sus inquietudes. En el año 1931 el Consejo Nacional de Educación dispuso el cierre de establecimientos escolares que habían sido creados dentro del régimen de la denominada Ley Láinez, llamada de esta manera porque fuera promovida por el senador Manuel Lainez (1852-1924) y aprobada el 30 de septiembre de 1905. Eran escuelas elementales ubicadas en un 90% en las provincias, sobre todo en zonas rurales apartadas y con alto porcentaje de analfabetos, el mínimo de enseñanza a impartir comprendía lectura, escritura, aritmética, moral, urbanidad, historia y geografía, lo que permitió un gran desarrollo de la educación primaria.

Juntamente con el diputado Pedro Radio, llevaron este problema a la Cámara y luego de una ardua lucha fue resuelto en la sesión del 29 de septiembre de 1932.

Pero la gran obra más conocida que perdura en el tiempo, es sin dudas, la Costanera, paseo ineludible de Gualeguaychú y turistas que disfrutan y ponderan la construcción que fuera dirigida por el Agrimensor Antonio Gallino, y que tuvo en el Ingeniero Agrónomo Morrogh Bernard, un apoyo político inclaudicable.

Falleció en el mes de agosto del año 1967 a raíz de un desgraciado accidente automovilístico en la provincia de Corrientes. Muriendo en su ley, trabajando.

Palabras pronunciadas por Gustavo Rivas, con motivo de la reposición del busto del Ing. Juan Francisco Morrogh Bernard en Mayo de 2003. 

(desgrabación)

Juan Francisco Morrogh Bernard

Sr. Intendente, autoridades, familiares y amigos de Juan Francisco Morrogh Bernard (especialmente sus nietos y bisnietos que no lo conocieron) Sras. Sres. :

Venimos a rendir homenaje al Ingeniero Juan Francisco Morrogh Bernard con motivo del nuevo emplazamiento de este busto en su memoria, obra de José Fioravanti, uno de los más prestigiosos escultores argentinos. Fue emplazado en este lugar durante la Intendencia de Juan Francisco Vallejo, justamente mirando hacia esta obra colosal, nuestra avenida costanera que con justicia lleva su nombre, seguramente la más grande de las obras públicas que se han hecho en nuestra ciudad. Lo es actualmente y con más razón lo fue en el momento de su construcción, como complemento del puerto a fines de los años 30. 

Como dijera un viejo vecino de la zona, la costanera era para el Gualeguaychú de entonces una obra que se adelantó un siglo. Toda esta costa era un gran bajo desde la calle Alem hasta el río en el que sobresalían el astillero de Izeta, el kiosco de Pablo Bendrich y el Café Caza y Pesca de Don Daniel Risso. Enaltar todo este tramo con el refulado del río y su pavimentación fue como decía, una obra ciclópea impulsada como legislador por este ilustre ciudadano al que hoy recordamos.

Fue Morrogh Bernard desde muy joven un hombre de trabajo e iniciativa que no solo se preocupaba por su progreso personal , sino también por el de la comunidad de pertenencia. Así, en 1927 impulsa la construcción por el sistema de consorcio de vecinos en camino que unió Gualeguaychú con Gilbert, siendo la primera obra en su tipo, es decir con terreno abovedado, alcantarillas y guardaganados. 

Por la misma época otro pionero Don David Della Chiesa orienta el consorcio que construiría la ruta proyectada originariamente hasta Médanos pero que para sorpresa de todos terminó uniéndonos con Buenos Aires, vía Puerto Constanza y me apresuro a agregar para no incurrir en algún olvido involuntario, que esa obra se completó con la inauguración del servicio de Balsas conseguido por el Diputado Juan Francisco Morrogh Bernard.

En su desempeño personal no solo fue un eficiente administrador, sino también un innovador de avanzada en técnicas pecuarias, lo que le dio prestigio en el ámbito nacional. 

Casi en forma inmediata a su matrimonio con Eugenia Grave de Peralta, fallece repentinamente su padre Beltrán Morrogh Bernard y queda al frente de la vieja estancia La Estrella desde muy joven y recién graduado como Ingeniero Agrónomo en la Universidad de La Plata. Al frente de ese establecimiento le vuelca toda su capacidad de trabajo y sus modernas concepciones empresariales, para convertirlo en pocos años en una de las cabañas más prestigiosas , no sólo en el país sino en el exterior. Como que el ella nació el primer ejemplar bovino de la raza Polled Heresford, de la Argentina, como que fue la primera en incorporar un laboratorio de inseminación artificial y también pionera en la exportación directa de sus productos. En el rubro ovino, también alcanzó amplio prestigio en la explotación de la raza Rommey Marsh. Fue miembro fundador de las Asociaciones Argentina de Criadores de Heresford y de Rommey Marsh. Conocedor experimentado y celoso custodio de la calidad de sus productos, viajó por Estados Unidos, Inglaterra, Australia y Nueva Zelandia para elegir personalmente los reproductores que importaba para el mejoramiento de sus productos. 

Conocí personalmente La Estrella en aquella época: era casi una ciudad, con sus distintas secciones, usina, laboratorio, silos, maquinaria, en la que trabajaban 130 personas.

Daba la impresión de que allí nada sobraba y nada faltaba: aquello se administraba al milímetro logrando tan sorprendentes resultados, que una vez Ayersa, conocido estanciero de la Prov. de Buenos Aires, llegó a decir : yo no sé cómo hace este Morrogh, para lograr con tierras inferiores, productos mejores que los nuestros. Y no solo se sorprendían con aquello sus colegas del país sino aun muchos visitantes extranjeros.

"La Estrella" ganó innumerables primeros premios en las exposiciones de la Sociedad Rural Argentina en Palermo y en las principales plaza del litoral, al punto de acumular centenares de trofeos que casi no cabían en sus anaqueles.

Pero si prolífico fue en la actividad privada, tanto o más lo fue en su paso por la función pública, desde la cual pudo realizar estas y muchas otras obras. Se incorpora a la política en la década anterior: en 1926 había impulsado la creación de un partido departamental, algo parecido a las uniones vecinales que hoy conocemos, pero que abarcaba el interior del departamento Gualeguaychú. Como candidato de a esa agrupación fue electo Senador Provincial ese año. En 1932 fue ungido Diputado nacional por Entre Ríos mandato que renovó en el periodo siguiente. Ya para ese entonces representaba el Partido Demócrata Nacional de cuyo distrito Entre Ríos fue presidente hasta que renunció a fines de 1945.

Fue Vicepresidente primero de la cámara de Diputados de la Nación. Como legislador hablaba poco, no era hombre de grandes discursos, pero hacía y conseguía mucho, es decir el revés de lo que hemos visto en tiempos más recientes.

Decía hace unos años con motivo de otro homenaje a su memoria, que fue el hombre publico que mas obras públicas trajo a Gualeguaychú: lo sigue siendo. Porque no solamente se trata de la construcción de esta monumental costanera, sino de otras realizaciones que con habilidad consiguió como obras complementarias a la del puerto cuyos galpones y muelles actuales también concretó: la pavimentación d la avenida Del valle, y al asfaltado de la Urquiza al Oeste. Otras muchas obras consiguió para Gualeguaychú y no está demás recordarlas ante los más jóvenes, aunque seguramente que de algunas me voy a olvidar, porque no es fácil sacar de la en la memoria en un instante una enumeración tan vasta. 

Así fueron realidad en Gualeguaychú además de esta magnífica costanera, la construcción del actual puerto con sus galpones, muelle de hormigón, sector de inflamables. En realidad esta fue proyectada como la obra principal ya que con mucha habilidad gestionó las otras como complementarias: la citada costanera, el corte en el río Gualeguaychú para rectificar el acceso al puerto, del cual solo se completó la primera parte, su dragado, la pavimentación de la avenida Del Valle, y de la calle Urquiza al Oeste. Pero no se agota en ese paquete de obras viales y portuarias su asombrosa capacidad de iniciativa y seguimiento, ya que no descuidó los aspectos educativos, culturales y sociales. Así también hizo realidad la creación de la Escuela Profesional de Mujeres ) actual Enet Nº 1, la sección comercial anexa del Colegio Nacional incluyendo un ala nueva en su edificio, la finalización de la cancha de la Esc Normal, como también en el Instituto Magnasco que nunca dejará de agradecerle lo que él y su señora le aportaron; seguramente por esa gratitud está presente en este acto la Sra. Diola Barel de Franchini. Pensando también en los enfermos y ancianos más desvalidos, logró la ampliación edilicia del Hospital Centenario construyendo el ala destinada a los pensionados y un magnífico edificio destinado para asilo de ancianos, que lamentablemente estando terminado con todo su equipo nunca llegó a afectarse a esa finalidad y actualmente es ocupado por el Instituto Agrotécnico. También hizo realidad la construcción de la Avenida Luis N. Palma y entre los proyectos que quedaron en borrador estaba el de un moderno edificio para la Biblioteca Sarmiento.

Pero sus miras no se agotaban en su ciudad de pertenencia y si recorremos el resto de la provincia, difícilmente encontraremos alguna ciudad en la que Morrogh Bernard no haya dejado su huella: en materia de salud pública hizo realidad el Hospital para tuberculosos de Villaguay, la remodelación del San Antonio de Gualeguay y del Felipe Heras de Concordia. Prestó especial interés a las redes de obras sanitarias y en ese orden concretó las obras en Federación, Feliciano, Chajarí, Federal, Viale, Crespo, San José, Basavilbaso Villa Mantero y Urdinarrain. 

En materia de educación, gestionó las escuelas normales de Gualeguay y Victoria, la ampliación de la Escuela Técnica Osvaldo Magnasco de Rosario del Tala el Colegio Nacional de Concordia, el de Curuzí Cuatiá ( Ctes.) y otros en varias ciudades entrerrianas como también escuelas nacionales del plan Lainez. Y si no logró muchas mas, fue por no contar con la necesaria anuencia del Gobierno de la Provincia como lo exigía la ley de su creación.

Su preocupación por el sistema portuario y la navegación fluvial, lejos de agotarse en las citadas obras, se extendió también al resto de la provincia: Hizo construir además de puertos y sus accesos o canalizaciones, las avenidas costanera de Federación y Victoria y varios destacamentos de la Prefectura Naval además, 

Entre otras obras de su iniciativa, cabe también recordar: el edificio para asilo de ancianos de Gualeguay, varios edificios para Correos en la provincia, extensión de 5 ramales de ferrocarriles. 

Fue un luchador incansable toda su vida, trabajador tenaz y amante del progreso al contribuyó como ninguno en su época.

Sin embargo su memoria se ha visto manchada por una acusación tan antigua como confusa. Porque se lo vincula con los aciagos acontecimientos del 1 de Mayo de 1921 en nuestra plaza principal, jornada luctuosa que cobró varias vidas. Nunca se había tocado este tema en público y menos en un homenaje a Morrogh Bernard y yo quiero en esta ocasión referirme claramente a ello para que escuchen lo que diré sus nietos y bisnietos aquí presentes que no lo llegaron a conocer, porque seguramente seguirán oyendo estas versiones. En primer lugar, hay que recordar que para esa época él tenía apenas 27 años, había nacido en 1894 así que la cuenta es sencilla y venía recién recibido de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de La Plata. Entonces mal podía alguien tan joven tener responsabilidades tan preponderantes en la Liga Patriótica, que presidía Don Sixto Vela y entre cuyos dirigentes figuraban también Amilcar Garbino, Bernabé Vela, Luis Delfino, Leopoldo Villar, Bartolomé Luciano, Luis Cinto, Luis Salduna entre otros.

Pero si hay que remarcar que cuando el entonces Jefe de Policía Comisario Isaías Lahitte citó globalmente a los integrantes de la Liga Patriótica, Morrogh Bernard se presentó de inmediato a aclarar su situación ya que había venido al frente de la brigada de Gilbert. A otros en cambio hubo que ir a buscarlos.

Eso ocurrió en 1921. Pasaron algunos años y cuando en 1935 Juan Fco. Morrogh Bernard fue candidato a Gobernador de la Provincia confrontando con el candidato radical Eduardo Tibiletti que era un docente de Concepción del Uruguay, empezaron a proliferar estas versiones que terminaron por colgarle ese sanbenito injustamente al a hacerlo aparecer como principal responsable de aquella jornada luctuosa. Es más: hasta el día de hoy, si uno pregunta entre la gente mayor a quienes recuerda como vinculados a ese 1 de Mayo, generalmente nombran a Morrogh Bernard y no se acuerdan de ningún otro nombre. Resulta injusto entonces que por un lado se desconozca la mayor parte de las obras que el trajo a esta ciudad que están ahí , son palpables y tan bien hechas que todavía están en pie, es decir de las que no hay dudas, y por otro se le impute una responsabilidad mayúscula en un hecho, de lo cual hay más confusión que certeza.

No resulta coherente que lo presenten como resolviendo una cuestión a los tiros, a quien durante toda su vida antes y después de ese día, fue un ejemplo de proyección a la comunidad, de cultura y de progreso. Pero más valor que lo pueda decir acá, tiene lo que ha dicho algunos años un antiguo jerarca radical, y que nos honra con su presencia en este acto. Me refiero a mi querido profesor Dr. Samuel Villanueva , quien con mas 80 años pero con lucidez admirable, se ha dedicado , ya retirado del fragor de la política y con la serenidad de ánimo que dan los años y la vida recoleta, a escribir una biografía de Morrogh Bernard como de otros personajes de nuestra historia lugareña. Y bien: el Dr. Villanueva como estudioso imparcial no ha obviado referirse a este tema y es precisamente de esa fuente insospechable de la que he tomado los datos aquí mencionados. El enumera en ese trabajo las alternativas del expediente judicial en tres voluminosos cuerpos a través del cual la justicia ordinaria local examinó minuciosamente los hechos. No está demás recordar que tanto el nombrado Jefe de Policía como el Juez actuante que no era otro que el prestigioso Dr. Arsenio Cepeda asistido de los conjueces Daniel Elías y Alberto Arigós Delía , Secretario Arturo Aguilar Vidart. ninguno de ellos pertenecía a su mismo partido, pero es más: el letrado de la parte querellante por parte de las víctimas era un esclarecido abogado del foro local además de un intelectual prestigioso: el Dr Felix Etchegoyen que ejerció esa función con verdadero celo y espíritu implacable. Pero además el Partido Socialista envío desde Bs Aires dos prestigioso letrados para colaborar con la querella: El Dr. Antonio Di Tomaso, Federico Pinedo que luego fue Ministro de Agricultura de la Nación y el no menos célebre Enrique Del Valle Iberlucea. Pues bien con todas esas figuras que actuaron en esa causa, no se pudo probar ni siquiera que Morrogh Bernard haya estado armado en esa infausta jornada y por su puesto fue sobreseído

Pero pese a toda esta campaña que se le ha hecho, su memoria se aguanta muchos golpes porque del otro lado, frente a la confusión, esta la realidad incontrastable de todo lo que hizo. Y se aguanta otras cosas, como los daños sufridos por este busto y que hubo que reparar. Como otras imputaciones tan infundadas como la anterior cometidas en forma repetitiva por algunos autores y más recientemente por un periodista que en una carta de lectores hacía aparecer a Morrogh Bernard como emigrado a las filas del peronismo en 1945. Felizmente sus familiares contestaron en forma clara y respetuosa a la vez a tal infundio, al recordarle por el mismo medio que no solo no se pasó al peronismo , sino que de solo enterarse que algunos se disponían a hacerlo, le dirigió una enfática carta al Dr. Pedro Radio renunciando a la presidencia del partido demócrata de Entre Ríos. Y le recordaron además que sufrió persecución y prisión política durante aquel gobierno. Ante tal contundencia de hechos, el periodista Hugo Gambini - de el se trataba- reconoció con hidalguía sus error.

Y esa breve polémica epistolar tuvo su repercusión en los ámbitos capitalinos, porque también en Buenos Aires se lo recuerda por su labor parlamentaria y algunas valiosas iniciativas para esa capital. Como que fue coautor el proyecto de creación del actual aeroparque Jorge Newbery, también de la Ley que declaró monumento histórico al Cabildo de esa ciudad y del majestuoso monumento al Gral. Urquiza.

A propósito de esto, permítaseme ensayar un parangón entre nuestro homenajeado de hoy y Urquiza: ambos fueron hombres de fortuna personal pero que jamás las mezclaron con los bienes públicos, progresaron individualmente pero lucharon por el desenvolvimiento de sus pueblos, y fueron además de trabajadores incansables, visionarios hombres públicos con los ojos puesto en el generaciones del futuro. 

Sería bueno entonces que muchos políticos de hoy siguieran su ejemplo en los aspectos mas salientes: hablar poco y hacer mucho y ayudar al progreso de los pueblos, dando empleo genuino a través de la obra publica, en lugar de hacer como en los tiempos actuales, en que se nombra personal supernumerario atiborrando las administraciones de empleados sin funciones reales, a los que después no se puede ni pagar los sueldos al día: vean sino en lo que ha caído nuestra provincia.

Por todo esto y con motivo de la reposición del busto que perpetúa su memoria, hemos considerado que la oportunidad era propicia para renovar el homenaje de gratitud a este hombre esclarecido que tanto hizo por Gualeguaychú. 

Autor: Dr. Gustavo Rivas

Ingeniero Juan Francisco Morrogh Bernard

Por: Samuel Villanueva

Montevideo - Enero de 1987

Al Sr. Dr. Don Enrique A. Darchez

Distinguido colega y amigo:

Me es grato entregar a Ud. un ejemplar del ensayo biográfico del Ingeniero Don Juan Francisco Morrogh Bernard, que fuera su amigo y cliente profesional.

He procurado ajustarme a la verdad de los pasajes en que se materializa la imagen y el recuerdo de esa vida. Todo de conformidad a los datos recogidos como testimonios valederos y al propio conocimiento de muchos aspectos que tuve oportunidad de presenciar y participar activamente.

Pero también hubo que desentrañar un temperamento, una sicología y un carácter singular, como protagonistas reales de esa fuerte personalidad. Confieso que no me ha sido fácil realizar una interpretación que alcance las vibraciones adecuadas, llegando a la sensación y al calor que de vida a la figura en su exacta dimensión . No se si lo he logrado, pero si aseguro haber puesto en juego la mayor probidad y un profundo respeto en el análisis, que si no resulta totalmente válido, servirá para abrir un recuerdo merecido hacia una recia figura de la política.

Con mi mayor agradecimiento por sus aportes de datos y esperando que estime haber hecho un uso limpio de los mismos, lo saluda con la mayor cordialidad, su amigo

Samuel Villanueva.

Montevideo, Enero de 1987 

La opinión acerca de un personaje, así denominado por su acción destacada, intenta condensar en síntesis los rasgos prominentes de una personalidad. Cuando se realiza esta evaluación en la hora final, el ambiente de ese instante crepuscular suele estar teñido de un sentimiento de piedad, que imperceptiblemente impone su influencia, disponiendo el animo para sobreseer defectos o acentuar modestas virtudes; pero si se hace con posterioridad, resulta mas ajustado a la verdad al estar liberado de esa influencia y por lo tanto mas ecuánime.

La reseña objetiva de los hechos que jalonaron la vida de la figura política hoy evocada, no admite vacilaciones de juicio ni piadosas concesiones formales: se esta ante una personalidad definida por rasgos sobresalientes, nítidos impulsados por clara voluntad ejecutiva, de estilo inconfundible y marcha avasallante. Con un dinamismo creador que excedió los moldes de toda actividad normal, en lucha permanente. Fue hasta por acto de presencia un ser dominante.

Sus rasgos físicos acusaban un poder de voluntad, que exudaban un afán y un objetivo en cada empresa que acometía, todo con una altiva conciencia de grandeza y la vitalidad de su contenido. Sentía el asunto que trataba y ponía en su desenvolvimiento la pasión inherente a su temperamento. Pocas palabras y a los hechos!!!.

Conjugaba, por encima de todo, la vieja consigna de: "obras son amores y no buenas razones...".

Aunque nacidas del afecto y la acción partidista, ambas se alían en parcialidad, tienen su cuota de verdad innegable las leyes siguientes:

"Maravilloso ejemplo de acción creadora", esculpieron en el bronce póstumo, sus correligionarios del Partido Demócrata Nacional de Entre Ríos;

"Eminente hombre público. Hombre de acción fecunda al servicio del país, de su pueblo y de su partido", acuñaron consternados por el vacío que dejara, sus conmilitones de Gualeguaychú;

"Productor, organizador. Vocación y realización de progreso", apuntaron mas serenos sus pares en afanes pecuarios, de la Confederación de Sociedades Rurales del Litoral.

Sobre un trípode -a modo de síntesis- asienta su plataforma de lanzamiento: "Concepción-Organización- Ejecución". Bajo ese lema emprende todas las acciones ya como productor o político, proyectándose desde Gualeguaychú a los mas encumbrados sitiales del poder, que aunque no ejercidos directamente pesaba con inocultable gravitación, a tenor de resultados obtenidos. Jalonando su trayectoria políticamente 1926 y 1943, se encuentra una basta obra ; los hitos son, senador provincial, primero, luego diputado nacional por tres períodos ininterrumpidos y dirigente conservador provincial de primera línea, como así también en el orden nacional con vinculaciones en las mas altas esferas gubernamentales y políticas.

Asumió de entrada responsabilidades de índole social abocándose, con el espíritu que lo caracteriza, a buscar soluciones a problemas concretos de su medio. Uno de ellos fue dotar al departamento Gualeguaychú de buenos caminos carreteros para el transito rápido de automotores que ya empezaba a circular en mayor número, acelerando la circulación de bienes y la comunicación fácil de sus pobladores . Fue alma y nervio del consocio que unió la cabecera departamental con su extremo norte en Gilbert, que atravesaba ricas colonias agrícolas en ese entonces en todo su esplendor, ramificándose en una vasta zona. Al reconocimiento general del vecindario por la obra, se sumo el del gobierno de la provincia, cuyo titular el Dr. Eduardo Laurencena estaba empeñado en el mejoramiento de la red caminera en su territorio, por lo que apoyo las gestiones de éste valioso colaborador.

Simultáneamente e impulsado por un grupo de amigos, organizo una agrupación vecinal con fines político-electorales que se denominó "Defensa Departamental", la que no respondía directamente a los moldes ni directivas de los partidos actuantes en el medio, aglutinando tanto a elementos independientes, como a sectores conservadores y radicales, en singular coincidencia, funcionando con sede en calle Italia N° 115 como asiento de su actividad proselitista. Postulado como candidato a senador provincial, fue consagrado para el período 1926/1930 por el voto de esa conjunción circunstancial de vecinos. Como siempre, los adversarios echaron a rodar algunas versiones relacionadas con la sorpresiva unción legislativa, atribuyéndole al gobernador Laurencena una participación significativa por la decisiva, en la gestación. En realidad no existió mas que el reconocimiento a la acción dinámica de un joven valor que surgía, demostrando capacidad y empeño; no es descartable tampoco que aquel habilidoso político que enfrentaba entonces al gobierno nacional de Yrigoyen buscaba aliados y que lo tuviera en su mira, pero no era fácil apiolar a un hombre de este carácter.

Cuando alguien se esfuerza en pro de su comunidad, es indudable que tal actitud revela la existencia de una vocación política, puesto que ésta es en síntesis, asignación y asunción de roles. Pero también va hermanada con una definición política, que tiene la raíz en algún punto del pasado; por lo que su significación solo se alcanza si se llega a indagar ese pasado, en alguna dimensión, para encontrar los referentes históricos que orientaran la nueva personalidad actuante. Por este camino es posible, descubrir la veta auténtica, para poder tallarla en su exacta proporción; ello a tenor de la responsabilidad y complejidad que presenta la figura en análisis. De ahí la importancia de indagar el origen, la estirpe, la sangre, el medio y sus hábitos, los valores de la época, la actitud, la lucha, etc. a la manera que lo hicieran Juan Agustín García en "La Ciudad Indeana" o Ezequiel Martínez Estrada en "Radiografías de La Pampa", como método -claro esta- sin la profundidad y extensión de tales ejemplos.

Varios contingentes de inmigrantes de origen irlandés se instalaron en Gualeguaychú y sus alrededores, bajo el auspicio de corrientes colonizadoras patrocinadas por el Gral. Justo José de Urquiza; no obstante, el clima de tranquilidad que imperaba se vio interrumpido por el asesinato de éste gobernante en Abril de 1870, hasta que dominada la revolución jordanista, volvió la paz a recobrara sus fueros. En este tiempo -1872- llegan de Irlanda los hermanos Cirilo y Beltrán Morrogh Bernard, carpinteros y pastores de ovejas, a quienes se les adjudica en principio, en arrendamiento, una fracción de campo en Rincón del Gato, quienes levantaron allí los primeros alambrados que se clavaron en el departamento. El segundo de los nombrados -padre de Juan Francisco- se le conoció en el pago por "el inglés gaucho", dada su adaptación al medio y la destreza adquirida en las lides camperas . 

Otros ingleses -como genéricamente se los designaba- se radicaron también en Gualeguaychú, dedicándose a tareas rurales, especialmente a la cría de ovejas en gran escala. Entre ellos estaban los Coll, Pear, Mac Dougal, Campbell, Apleyard, Harratt, O´Neill, Galbroith, los Dunn ( a ellos los llamaron los "chales" los criollos, por deformación del nombre de Charles Dunn ).

Por disposición de Urquiza se había dado comienzo a la división del gran latifundio denominado "Los Campos Floridos" en manos de un fuerte terrateniente, el Coronel Mateo García de Zuñiga, que fuera gobernador de Entre Ríos en 1827, propietario de setenta leguas de campo comprendidas entre la Cuchilla Divisoria, en el río Gualeguaychú y los arroyos Gená y Gualeyán, es decir la totalidad del actual distrito Pehuajó Norte. (Ver: Elsa B. Buchini: Conferencias; pag.25).

Sobre "Los Campos Floridos" y otros adyacentes, se hicieron las adjudicaciones a estos inmigrantes, en virtud de una ley de colonización de 1880 sobre venta y precio de la tierra pública de la provincia de Entre ríos. Sobre sus condiciones y topografía de esos predios rurales, hizo un minucioso relato recogido en sus correrías Don Roberto Cunningham Graham, aquel escocés trotamundos que visitara dichos pagos en 1872.

En adjudicación por compra adquirieron los hermanos Cirilo y Beltrán Morrogh Bernard parcelas sobre el norte mismo del departamento, en la zona misma de Gilbert, suerte de estancia a la que llamaron "La Estrella"; aún pasado el tiempo, en su viejo casco se advierten muestras de artesanía de sus fundadores, consistentes en tallas y dibujos en madera y hierro estampadas en sus marquesinas protectoras de las puertas. Mas tarde dividido el condominio entre los hermanos; Cirilo se quedó en el poblado de Gilbert y Beltrán se radicó en Gualeguaychú, dejando de encargado de su porción a Don Pedro Bachini.

Recibido de ingeniero agrónomo, Juan Francisco Morrogh Bernard se hace cargo del establecimiento familiar de Gilbert: bien pronto se emancipa y trabaja por su cuenta, adquiriendo el fruto de su esfuerzo una primera fracción de campo que denomina "Nueva Estrella". Posteriormente adquiere el campo "Las Masitas" de los ingleses Coll, quedando dos fracciones divididas por el arroyo Pancho, pero una en departamento Uruguay y la Otra en Gualeguaychú. Mucho mas tarde compro la estancia "San Bernardo", que perteneciera a la Sucesión de Bernardo Ezcurdia, formando todo un block de considerable extensión.

En esos campos levanto un verdadero emporio del trabajo y producción agropecuaria, con real sentido empresario en la mejor acepción del término. En instalaciones modernas y apropiadas, concentró hombres, maquinarias, animales, depósitos, etc. a los que sumo inteligencia, técnica e inversiones cuantiosas, convirtiendo el establecimiento en un modelo considerado el mejor de su tiempo en la provincia. La cabaña "La Estrella" adquirió pronto justo renombre y en todas las exposiciones, tanto en la provincia como en Corrientes, Santa Fe y Chaco, exhibió y vendió su producción de toros Hereford y Polled Hereford y carneros Rommey Marsh, obteniendo premios y trofeos en todos los certámenes, por la calidad sobresaliente de sus productos. Fue su mayordomo de campo, un alemán, Don Alois (Luis) Luginger y su cabañero Don Juan Felipe Canale, llegando a producir en 1945 la cantidad de 333 toros de cabaña y 450 carneros pedigrí, lo que muestra el alto grado alcanzado en cantidad y calidad. Los primeros toros de pedigrí Polled Hereford los importo de las cabañas "Los Abastos" y "Cerros de San Juan" de Juan Mahilos de la República Oriental del Uruguay, para luego hacerlo desde los Estados Unidos; importando carneros de Nueva Zelandia. Fue el primero en el departamento que puso en práctica la inseminación artificial importando el semen desde Canadá.

Parte del terreno de sus campos era arenoso, por lo que aplicaba a gran costo las mejores técnicas para su fertilidad, haciendo praderas acordes con la naturaleza de esos suelos, para alimentación de sus ganados. A tal grado llego de mejoramiento que una vez su amigo Don Eduardo Ayerza, dueño de la cabaña "Sierra de la Ventana" sita en la provincia de Buenos Aires, no pudo menos que exclamar: " yo no se como hace este Morrogh, con esos campos pobres, nos sobrepasa en calidad y producción de toros". Llevaba un meticuloso control de producción, ventas y gastos, de su actividad total, centralizada en un escritorio a cargo de Don Humberto Viola. Su correspondencia y la documentación de la actividad política, estuvo en manos de aquel brillante periodista que fue Don Raúl Tomas Frei, que luego de clausurado el diario "EL Censor" paso a desempeñar esa secretaría con reconocida solvencia. El asesoramiento jurídico en lo local estaba en manos de su amigo el Dr. Enrique A. Darchéz, prestigioso abogado de este foro y en la Capital Federal, a cargo del Dr. Antonio J. Benítez, con quien lo ligaba una antigua amistad de la época de estudiante y que fuera figura conspicua del peronismo, llegando a desempeñar la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación y el asesoramiento personal del ex presidente Juan D. Perón.

En breve repaso se han establecido los orígenes, las bases del arraigo de sus antepasados inmediatos, las condiciones del ambiente en que actuaron, es decir todo lo que puede servir de andamiaje o referente históricos válido. También sus comienzos, sus luchas por la propia formación económica y sus resultados, como asimismo los primeros pasos y la experiencia recogida en las acciones comunitarias.

¿Cuál es entonces la mentalidad, el modo de pensar de este hombre fuerte de carácter, ejecutivo en el obrar y decidido en resolver?. Irradia una vocación y una definición política congruente que es todo un estilo inconfundible, casi se diría original, pues a diferencia del resto de la clase política dirigente, no fue orador ni era proclive al discurso, ni periodista ni escritor, ni le atraía el debate parlamentario, por lo que no existe preconstitución de elementos formales para extraer partículas coherentes a fin de formular un diagnóstico aproximado. Solo queda el método de inducción, lo cual significa un proceso de reconstrucción difícil y áspero, erizado de hipótesis, cuya selección es una operación muy delicada y sus cuadro final, a modo de conclusión, puede no ser acertado.

Formado en conceptos rígidos de filosofía europea, encarnaba el tipo de herencia ancestral de los sajones que traía en la sangre en segunda generación. Por imposición de ese ancestro le gustaban las actividades "con Carácter", para tener una actividad fuerte y resuelta frente a los hechos de la vida y frente a los temas de discusión en el mundo. Era observador porque estaba apegado a la tierra, que fuera su raíz y su entraña, de la extrajo sus jugos pero a la que devolvió en afanes, sudor, trabajos y riesgos, con fidelidad inquebrantable. Admiraba la llanura, no tanto por sus ofrendas exteriores, sino por esa cosa inmensa que esta debajo de las otras: la tierra. Amaba a esta, pero rechazaba en ella su invitación primera a descansar y morir; mas bien por que incitaba como valor definitivo, desconfiando de lo restante. Pero no se postro ante ella en actitud contemplativa como mero custodia, sino que en pasión arrebatadora la fecundo con todos sus recursos; menos en la postura fatalista y mística del campesino sedentario engarzado en una lentitud cósmica. Así le arranco todos los misterios aportándole una revolución de métodos para su época, con los últimos adelantos de la técnica. Para alcanzar esas metas, no trepido en esfuerzos, ni escatimo medios. Mas de una vez comprometió su patrimonio total en esa gesta del progreso. V Sabía del riesgo y lo afrontaba con inocultable amor propio, bien entendido por legítimo.

La personalidades como Juan Francisco Morrogh Bernard tienen una coherencia monolítica. Por eso provocan reacciones distintas en los terceros. Si lo enfrentan es fuerte adversario; si son amigos, vuelca en ellos, con parquedad un sincero afecto, traducido mas en actitudes que en palabras. En el plano de la actuación política vuelca por entero esa personalidad, de honda raigambre conservadora para determinar su posición filosófica , pero con algunas variantes que lo hacían distinto al prototipo del personaje de esa filiación.

Una de tales variantes -sino la principal-, fue su pasión por el riesgo. Implícita en ella su sentido profundo de innovación, inserta como una divisa marcando el derrotero progresista de la acción. No respondía con ello a la herencia cultural del conservador clásico, adherido a una ortodoxia tradicional que dantista. No fue tampoco un aventurero, sino un amante de la ética del riesgo, que consiste en la aceptación de dosis controladas de incertidumbre en la toma de decisiones sobre base de responsabilidades personales indelegables, impulsadas por razones y motivaciones morales para hacerlo.. Ese fue el rasgo fundamental de su personalidad; discutida, apreciada, polémica. En fin: su autenticidad...!!!

Para ese tipo de personalidad política, encuentre su desarrollo pleno tiene que contar con circunstancias históricas apropiadas, dentro de un contexto también propicio. El, encontró su hora: la crisis político-económica de 1930 le brindo la oportunidad.

Impulsado por ese motor interno y con sentido pragmático abrazo decididamente la causa de Septiembre que derrocara a Hipólito Yrigoyen. Se lanzó en la tarea de reorganizar los cuadros dispersos después de 1916 de la vieja Concentración Popular -así denominado el conservatismo entrerriano-, dándole una nueva tónica al estirpe de los Carbó, Parera, Crespo, Etc. que fueron sus epígonos en el escenario provincial. Al principio hubo alguna resistencia a la acción avasalladora de este joven político, pero bien pronto las supero logrando adhesiones sin mayores reservas. Consolidada la fuerza propia, vino su ampliación a través de la Concordancia, así denominada a la operación política en sumatoria heterogénea abarco algunos sectores del antipersonalismo, no afines al "laurencenismo" predominante y ramas desgajadas del viejo tronco yrigoyeniano, alérgicas a las tratativas de fusión inminente entre ambas ramas del partido radical. Las adhesiones de este ultimo sector, tuvieron mas significación personal que electoral, puesto que ingresaron figuras como Don Gregorio Morán y sus amigos de Gualeguay, los Mac Kay; los Basaldúa de Victoria y los hermanos Kenedy de La Paz, entre otros.

Conformada la base, se prepara para el lanzamiento, pero se hace necesario señalar -aunque sea fugazmente- el contexto político-social de la crisis del 30, para una mejor ubicación de los acontecimientos que se desarrollaron en ese período histórico. La sociedad argentina, sufrió entonces, la doble crisis del resquebrajamiento, de un modo de inserción en el mercado mundial que, términos globales , la había enriquecido desde el ultimo cuarto de siglo anterior y de la pérdida de continuidad de la república democrática, modelo político que todavía no había solidificado históricamente.

También se advirtió sutiles cambios en la estructura del poder: el ejercito emergía como una corporación con organización y fines casi autónomos respecto de los sectores civiles y su cúpula francamente decidida a compartir con la clase tradicional el rol monitor de la sociedad. La Iglesia, por su lado resumía , una progresiva preponderancia , concurriendo a la formación de las elites dirigentes. Todo ello, en medio de un telón de farsa bien urdida, salpimentada por la miscelánea de los sucesos de aquel derrocamiento del 6 de Septiembre de 1930, que va desde el supuesto estado senil del caudillo radical por una cosmética de brocha gorda que embadurnaba a diario el sensacionalismo periodístico de la época ( "Crítica", "La Frona", Etc.).

Lo real por tangible, fue la falta de respuesta inmediata y urgente que exigía la dura situación que se produjo, resignando su capacidad de acción defensiva ; porque la verdadera causa, el gran factor que hizo posible la revolución fue de orden económico, encarado por una crisis mundial de envergadura excepcional que provocó la quiebra del sistema y la caída del partido político, que no pudieron o no supieron conjugar sus efectos, ante las emanaciones que asfixiaron las posibilidades de superarla.

El crack financiero de 1929 con la quiebra de Wall Street y la consiguiente depresión norteamericana produjo un fuerte impacto en Argentina, con una caída drástica de las exportaciones y de los precios agropecuarios, que declino en un cuarenta por ciento. Ello repercutió en la recaudación fiscal que generó un déficit agudo y aumento la deuda pública a valores alarmantes para su época. Ante la crisis se procedió al cierre de la Caja de Conversión, abandonando la convertibilidad del peso oro, entonces vigente, lo que llevo a una estampida que desestabilizó la economía y al gobierno. La ausencia de medidas, precipito el derrumbe. La conjura tuvo un plafond y triunfó.

El nuevo gobierno presidido por el General José Felix Uriburu se vio rodeado por el rebrote de los representantes del viejo esquema y cedió a la presión para recomponer la economía. Se trajo al experto británico Sir Otto Niemeyer que estableció el Banco Central y las Juntas Reguladoras, designándose gerente del banco a Raúl Prebich y en la Dirección General Impositiva a Ernesto Malaccorto. Reanudose de inmediato el interrumpido comercio de carnes con Gran Bretaña, firmándose el tratado Roca-Runciman que reguló esa negociación, defendido por algunos invocando el estado de necesidad del país y denunciado por muchos otros, como el estatuto legal de la dependencia.

La reforma monetaria de 1935 consistió en un impuesto extraordinario sobre los tenedores de billetes acreedores del oro de la Caja, para solventar déficit presupuestarios y salvar bancos oficiales y privados en quiebra. Se institucionalizo, la inconvertibilidad del peso a oro y se autorizo la emoción sobre divisas extranjeras, títulos del Tesoro, documentos comerciales y recaudaciones impositivas. El régimen de control y beneficios de cambios, de 1931/33, en beneficio de los agricultores, quedo perpetuado.

El control sobre la banca privada, la fijación de tasas máximas de interés, la acumulación de grandes reservas de oro y divisas, en el Banco Central, allanaron el camino para el justicialismo. Las nacionalizaciones, el crédito en gran escala para la industria sustitutiva de las importaciones, la fijación de aguinaldos y aumentos de sueldos fijados por decreto, condujeron a la situación grave de dependencia de la ciudadanía argentina respecto del Estado.

Los Bancos Centrales se Abrieron paso a través de un refinado método de vulneración de las perspectivas positivas del país. Desaprensivamente se dilapidaron; se adoptaron diversas formas de subsidios, se agrando la dimensión del sector público, créditos baratos y servicios estatales a tarifas menores del costo, financiados con la inflación.

Las devaluaciones contribuyeron a la vez, acentuar la corrupción del sistema democrático. Favorecieron a los exportadores, a dueños y empleados de las industrias locales competitivas de la importación, sobre la base del despojo a jubilados, ahorristas, consumidores y acreedores en general.

Agotadas las ventajas políticas del emisionismo, el Banco Central volvió a convertirse en maquinaria para hacer triunfar indirectamente a los partidos en el poder. La estabilización se constituyó en una nueva fuente de transferencias de ingresos con sus respectivos trastornos sociales ; la momentánea contención del colapso hiperinflacionario incremento las tasas reales de interés, trajo desocupación friccional, produjo el auge en las importaciones debido a la sobrevaluación de la divisa local y en fin, condujo a una distinta variedad de víctimas y beneficiarios.

Tales fueron las consecuencias derivadas del sistema impuesto en 1935 y sus modificaciones subsistentes. Los partidos conservadores o centristas, que fueran sus propugnadores, resultaron, a la postre, los mas perjudicados, especialmente sus sostenedores de la clase pudiente del país, puesto que no alcanzaron a comprender, que habían engendrado el instrumento mas peligroso para la estabilidad en general.

En los prolegómenos de las jornadas de septiembre del 30, el Ing. Morrogh Bernard conoció por amigos comunes, al escritor nacionalista Juan Emiliano Carulla, oriundo de Villaguay y grana amigo del Gral Uriburu. Pronto lo vinculó con el citado militar, naciendo entre ello una fuerte amistad, que se prolongo hasta la muerte de Uriburu en 1932. La demostración de amistad fue el gran retrato colocado en el centro del escritorio particular, con una dedicatoria y firma del jefe revolucionario.

Aquel traspié -para la óptica oficial- del 5 de abril de 1931, sirvió de útil experiencia para acomodar las cargasen tal forma, por lo que la conjunción política del novel oficialismo, apadrino primero la presidencia del General Agustín P. Justo en 1932 y la del Dr. Roberto M. Ortiz en 1938, para desembocar finalmente en la del Dr. Ramón S. Castillo, de neto cuño conservador, hasta la interrupción por la revolución de 1943. En las elecciones nacionales de 1932 es ungido por primera vez diputado nacional por el distrito Entre Ríos, Siendo reelegido sucesivamente hasta 1943, que configura un ciclo activo en escala nacional, desarrollando una actividad que culmina en una serie de grandes realizaciones públicas, que mas adelante enumeraremos.

Durante ese período, trajo de visita para inaugurar la pavimentación de la Avenida Aristóbulo del Valle, al presidente de la República Gral. Agustín P. Justo, quien luego de la inauguración fue homenajeado con una comida popular en los galpones del puerto. También en 1935 en ocasión de una asamblea extraordinaria del Frigorífico Gualeguaychú S.A. invito a participar del debate como especialista en derecho comercial, al entonces senador nacional de Catamarca Dr. Ramón S. Castillo, luego presidente de la nación por renuncia del Dr. Roberto Ortiz. En esa oportunidad se desarrollo un singular como ilustrativo debate entre el mencionado profesor de derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires y el Fiscal de estado de la Provincia de Entre Ríos Dr. Eduardo Salgado, al discutirse por primera vez en el país, la naturaleza jurídica de un nuevo ente societario que se denominaría "Sociedad de Economía Mixta", que tendría gran aplicación posteriormente y que justamente y que justamente se daba a la figura conformada por la asociación de capitales privados y del estado provincial, de la planta fabril del frigorífico local.

Todos fueron actos preparatorios del lanzamiento de su candidatura a la gobernación de la provincia, conjuntamente con el Dr. José Carlos Predolini Parera, siendo sus oponentes el Dr. Eduardo Tibiletti y el Sr. Federico Lanús por el radicalismo. Esa campaña electoral del año 1935, fue sumamente ardorosa e intensa, habiéndole impreso el candidato conservador un ritmo arrollador, propio de su estilo personal; en tanto en el otro frente, se preocupaban mas por recomponer sus cuadros para poder entenderse internamente, salidos de su reciente fusión luego de una vieja lucha fratricida. Los resquemores y recelos frustraban una acción hegemónica y contundente ante tamaño adversario electoral.

A su vez un "staff" de primeras figuras rodeaba con sobresaliente apoyo al líder conservador, tales como el Dr. Juan Labayen, Don Pedro Jurado, Dr. Luis María Daneri, Nicolás, Eleazar y Helcías Rossi Oyhamburu, Dr. Jorge L. Hermelo, Don Domingo Elgue, Drs. Carlos María Altuna, Enrique Darchez, Pablo J. Daneri, Alfredo Simón, Luis A. Daneri y otros, con los que integro comisiones de acción política de honda penetración popular en toda la zona. Los duelos verbales desde las tribunas callejeras y los librados desde las trincheras periodísticas fueron apasionadas e incitantes de uno y otro bando, elevando la temperatura preelectoral. Las columnas del diario "El Censor" que dirigía Don Pedro Jurado, lanzaba diariamente su encendida voz partidaria y una escritora y periodista de Buenos Aires, la Sra. Concepción Ríos, volcaba desde su sección: " Desde el balcón a la calle" las consignas de su fervor político. Le contestaba desde el diario "La Verdad" de Carlitos Etchegoyen, que decía como lema el viejo aforismo: "inter folias fructus", un medico platense, bohemio impenitente, el Dr. Emir Mercader, constituido circunstancialmente en Gualeguaychú, para trabajar en la campaña electoral, desde una sección también "ad hoc", denominada: "Desde La Calle al Balcón", en clara alusión y clara respuesta al levantado por la Sra. Concepción Ríos. El ambiente pueblerino estaba caldeado nutriéndose de ebullición partidista de cada uno de los partidos en disputa, hasta el día mismo de la elección. Gano el radicalismo por ajustado margen, malogrando la chance de un candidato que, sin dudas hubiera gobernado con sentido progresista como lo había venido demostrando.

A lo largo de su trayectoria política se encuentran las pruebas de su vasta obra. El eslogan "obras son amores y no meras razones" fue acuñado por una labor persistente, tesonera, no exenta de contrariedades y obstáculos en su gestación, que venció siempre con obstinada voluntad creadora. Sus testimonios materializados, se rigen hoy enhiestos en el tiempo, a despecho de su acción y de la crítica que en su época, impugnaron los medios y métodos puestos en juego para la concreción. Esta última es la eterna cuestión de una polémica interminable de la sociedad política. Desde Maquiavello a Montesquieu, desde Hans Kelsen y Raymond Aron a nuestros días, se extiende el debate sobre las formas mas efectivas de gobierno.

Pero es indudable que el sello personal imprime su impronta en la aventura del hombre en la tierra política. Ello viene de siempre: el "hoc age" (haga esto) fue una de las principales características del genio práctico romano, que se considera ha sido heredado culturalmente por los pueblos sajones y en particular por los británicos y norteamericanos. Los romanos eran esencialmente prácticos y de la practicidad de los sajones no es posible dudar y su expresión mas característica es el pragmatismo que como escuela filosófica desarrollaron James De Quincey. Morrogh Bernard tuvo sin dudas ese sello, por herencia y por vocación natural.

Añejas fotografías y recuerdos de antiguos pobladores, reflejan los bajíos cubiertos de matorrales, entre vertederos o sangrías hacia el río que presentaba la ribera oeste sobre el Gualeguaychú, entre el saladero de Rossi y el puente de hierro antes del año 30. Solo los accesos a la playada de lavar coches y las tres balsas a maroma que cruzaban el riacho tenían piso firme; también sobre el muelle de piedra construido en 1904 que lo tenía por las calles Del Valle y Alem. Todo ese enorme perímetro fue cubierto por la colosal obra que es la Avenida Costanera, que a justo título lleva hoy el nombre de su gestor, refirmado en un busto con su esfinge -obra del famoso escultor Fiorabanti- en una plazoleta sobre la misma entre las calles Bolívar y San Martín. Con esta obra reorientó la ciudad, endicando su antiguo frente que miraba hacia un puerto que languidecía por imperio de las nuevas vías del transporte carretero , para dar la vuelta hacia éstos tiempos que fijaban otras metas de progreso. Por costos nacionales se construyó la calle Urquiza, que a modo de columna vertebral sostiene el armazón pueblerino y la llevo hasta ocho kilómetros rumbo al oeste, para empalmar con el camino que conducía hacia otros puntos del departamento y la provincia; pero también hizo construir la pavimentación de la Avenida Aristóbulo del Valle para conectarla con la vieja salida a Buenos Aires, truncándose con las vías del FF.CC.Gral. Urquiza, pero hoy su inminente continuación, abrirá al acceso sur, cumpliéndose el viejo proyecto.

Gestionó e hizo construir modernas instalaciones funcionales en la ciudad, como el "Hogar de Niñas" y el "Asilo de Ancianos" sobre la calle Urquiza al Oeste, ocupado este último por el Instituto de Enseñanza Agrotécnica, también de indudable beneficio social.

Por su preocupación se creo la Escuela Nacional de Comercio, en todo su ciclo, con asiento en la sede del Colegio Nacional "Luis Clavarino" en turno de la tarde; así también se instalo la ENET (Escuela Nacional de Enseñanza Técnica) bajo el N° 1, funcionando en el edificio adaptado de la vieja escuela de Artes y Oficios, que fundara e impulsara aquél benemérito sacerdote llamado don José María Colombo.

Respondiendo al legítimo orgullo de un pueblo que ostentaba el mérito de contar con la primera biblioteca pública fundada por mujeres en el país y que, bajo la advocación del nombre patricio de Osvaldo Magnasco creara un grupo de señoras a cuyo frente estaba la siempre recordada Camila Nievas, gestiono y obtuvo la construcción del magnífico edificio que hoy atesora las mejores expresiones de cultura general de su acervo.

Hizo construir hospitales modernos en Urdinarrain y Gilbert, escuelas nacionales en zonas del departamento, salas de primeros auxilios, dispensarios y la instalación de obras sanitarias en diversas localidades a cargo de O.S. de la Nación, como así también obras de refulado y defensas costeras en Islas del Ibicuy y el corte del Río Gualeguaychú para acortar la distancia hacia la boca en su confluencia con el Río Uruguay. Otras obras mas, diseminadas en la provincia y que escapan a la memoria, constituyen un legado inapreciable de su acción tesonera, al servicio de la comunidad.

El 4 de julio de 1943 un nuevo golpe de estado abate el funcionamiento de las instituciones del país y una de sus primeras medida fue proscribir la actividad política y disolver los partidos, que bien o mal, estaban desempeñando su tarea específica. Los hombres públicos vuelven a sus cosas privadas, entre ellos el Ing. Morrogh Bernard, quien se dedica a full en su empresa agraria con el empuje característico, poniendo nuevamente en auge su patrimonio bastante descuidado de su acción directa por causa de las funciones públicas. Seguidamente sufrió los embates de la crítica soez y calumniosa que suele ensañarse con los políticos, de los que se defendió con altivez y la demostración cabal de la limpieza de sus bienes.

En que dentro de la belleza de acción que apareja una profesión como la política existen graves riesgos; uno de ellos suele ser la calumnia y la difamación consiguiente, cuya persistencia no disipada forma una suerte de leyenda negra a través del tiempo que puede llegar a ocultar la verdad. El no escapo a ese riesgo, porque como se aludiera anteriormente la conducta humana esta siempre entretejida de luces y sombras, de grandezas y miserias, de éxitos y frustraciones, máxime en un hombre polémico en su accionar y por consecuencia, discutido; frontal en sus decisiones y por eso irritativo a los intereses contrapuestos que rozaba; sin ambigüedades ni disimulos asumió de pleno sus responsabilidades, las que había contraído conforme a su modo de entender. Por eso fue combatido, con toda suerte de armas, leales y de las otras...

Es así que se registran algunos episodios, con distintas versiones que han dado origen a una serie de opiniones críticas en su tiempo y que aún perduran con efecto negativo, pudiendo servir a torcidas intenciones de deformación histórica. La oportunidad se hace propicia para una dilucidación objetiva, en base a elementos incontrovertibles que fueran generados al instante de su producción. Esto sin ánimo de oficiar de defensores póstumos -que nadie ha querido ni se necesita- y sí solo afecto de no eludir piadosamente ninguna circunstancia, buscando la verdad como fin supremo.

Aún perduran ecos negativos de la participación y aún responsabilidad en los infaustos sucesos ocurridos en Gualeguaychú el día 1° de Mayo de 1921, consistentes en un choque sangriento entre dos manifestaciones populares, naturalmente de distinto signo, en la plaza principal del pueblo. Una, de trabajadores recordando la fecha universal consagrada a la actividad; la otra, un conglomerado vecinal de todas las extracciones políticas nucleadas por una filial local de la Liga Patriótica que dirigía en Buenos Aires, el Dr. Manuel Carles y en Gualeguaychú Don Sixto Vela y otros vecinos de renombre.

Ambos nucleamientos, estaban influidos, por factores externos y contemporáneos, que deformaban su modo habitual de obrar; al sector obrero se habían acoplado elementos foráneos que les hablaban un lenguaje nuevo que no entendían, que en definitiva preconizaban la toma del poder por cualquier medio. Al sector vecinal se le habían sumado patrones y comerciantes, que jamas habían participado en nada, amedrentados por la supuesta acción de los "anarquistas" -como generalmente se les llamaba entonces a la izquierda- y por tanto agrupados en defensa de sus bienes y trabajos y hasta de sus hogares. Tales eran las posiciones fijadas, arbitrariamente por la confusión imperante, como efecto directo de la conmoción provocada en el mundo con el advenimiento de la revolución bolchevique de 1917 en Rusia. Nadie sabía que era en concreto ese movimiento político-social, al que denominaban con una palabra extraña; "maximalismo", pero el mundo temblaba como ante un cataclismo, ni intelectuales de fuste ni políticos de jerarquía, atinaban a encontrar una explicación racional, ni siquiera aprehendían algunos indicios que la intuición de la historia suele anticipar para saber con alguna dosis de verdad el proceso transformador que se estaba desarrollando. Todo fue confusión, por una carencia de información que los medios de entonces no estaban al alcance de la mayoría, como hoy; las mas truculentas interpretaciones echaron a rodar y los anatemas y profecías agoreras sembraron una psicosis que inficionó el espíritu de la gente, caldo de cultivo que sirvió para el aprovechamiento de los activistas de uno y otro lado para llevar agua a sus molinos, propiciando la formación de bandos en franca pugna, todo el país.

Dentro de ese clima se desarrollaron los sucesos del 1° de Mayo en esta ciudad y los comentarios mas contradictorios -conforme a su fuente- , formularon toda clase de imputaciones; pero sobre los mismos, para un análisis serio deben predominar las constancias del proceso judicial incoado ante el Juzgado del Crimen a cargo del Dr. Arsenio Cepeda, por la Secretaría de D.A. Aguilar, obrantes en el archivo local. Del examen de sus tres cuerpos no surge imputación directa alguna que pueda dar asidero a un cargo de responsabilidad penal por los hechos ocurridos, en contra de este personaje político a la sazón de 27 años de edad. La serie interminable de testigos que depusieron en la ocasión ante la vía judicial, entrechocaron entre si enervando sus efectos que anularon sus testimonios. No obstante los denodados esfuerzos probatorios del abogado querellante de los familiares de las víctimas, Dr. Felix Etchegoyen del foro local y la activa participación personal de los dirigentes socialistas de la Capital Federal Dres. Antonio Di Tomaso y Enrique Del Valle Iberlucea, llegados a este efecto, no se pudo llegar a una conclusión terminante que señalara autores, cómplices o auxiliadores, como exige la ley. Pero una especie de nebulosa quedó flotando para siempre, que alguna vez los vientos impulsados por pasiones, como vaho letal intenta volcarse para estragar las reputaciones.

Prosiguiendo en orden cronológico y en relación al período político 1930/1943 - ciclo de su actuación principal- una versión generalizada apuntaba al carácter viciado de los mandatos de legisladores nacionales basado en imputaciones de maniobras fraudulentas que alteraban la voluntad ciudadana. Notoriamente el espectáculo deplorable ofrecido en las lides electorales de la provincia de Buenos Aires -principalmente en el gobierno de Manuel A. Fresco- confirmaba ampliamente esa afirmación. Esa situación llego a un límite tal de impudicia, en circunstancias que en pleno recinto de la Cámara de Diputados, un miembro de la misma representante de la provincia de Buenos Aires de apellido Vignart, se proclamo hijo del fraude electoral e intentó legitimar con especiosos argumentos el origen espurio. Sin embargo y en rigor de verdad, en Entre Ríos no se vieron jamás casos de la violencia sistematizada aplicada como recurso para ganar elecciones, por parte de ninguna agrupación cívica; si hubo una impugnación que se llegó a plantear ante el Congreso Nacional por vicios de "fraude postal"

Consistió este -según sus preopinantes- en sutiles maniobras y manipuleos sobre actas, sellos urnas y demás implementos que sirven de andamiaje a la emisión del sufragio, destinadas obviamente, a la alteración de sus resultados genuinos. Estas debían llevarse ferozmente a cavo en la noche del comicio, en oficinas de correo adonde se concentraban todos los elementos después del acto eleccionario.

El debate parlamentario arrojo poca luz al respecto, ya sea por deficiencias de la faz probatoria -asaz difícil para un aporte concluyente dadas las circunstancias- o por la habilidosa estrategia defensiva de la mayoría predominante, terminando en un rechazo. En la ocasión sobresalió el rol defensivo del entonces diputado nacional Dr. Juan Labayen, en una actuación calificada como brillante al sostener la validez de los diplomas que fue ratificada por el cuerpo.

Con el advenimiento del peronismo al poder en 1946, se produce una reformulación de posiciones políticas que trastoca los antiguos esquemas de los partidos tradicionales. Debido al nuevo polo de atracción que irradia el poder se provocan desgarramientos de importantes núcleos -con valores personales en su seno- , que por su arraigo y experiencia acrisolada son objetos de ofrecimientos como preciadas piezas de conquista en el territorio político. A ellas no escapo el Ing. Morrogh Bernard; pero mas allá de los ofrecimientos, el historiador Felix Luna lo presenta como aceptable y adherente. En efecto, en su conocido libro"El 45" lo menciona expresamente en tal condición, apoyándose en una afirmación del propio General Perón en un reportaje que le hiciera en 1969, en donde es incluido conjuntamente con los conservadores Uberto Vignart, José Emilio Visca, Ramón Carcano y Joaquín Anchorena, como sostenedores de su política. La maniobra envolvente por vía de generalización fue siempre una táctica predilecta del caudillo justicialista y en parte cierta en relación a algunos de los mencionados, que a modo de trasmallo enredaba a quienes creía proclives a un acercamiento, pues bien sabia que una fuerte corriente conservadora animaba en su movimiento.

Lo que se sabia en el círculo de sus amigos, por su propia manifestación personal, fue la existencia de ofrecimientos; uno, canalizado a través de emisarios de parte del vicepresidente de la Nación, Dr. J. Hortensio Quijano, a quien conocía de tiempo atrás por sus actividades como expositor ganadero en el norte. Otro en forma directa por su abogado y Amigo personal el Dr. Antonio J. Benítez, entonces presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Ambos a estar en esos mismos círculos, fueron rechazados. En tanto veía desgranarse del viejo tronco, figuras como la del Dr. Pedro Radío o la del Dr. Max Consoli y en su entorno mas inmediato algunas locales. Las dos primeras en forma directa; las otras, en injerto de acodo con el neoconservadorismo popular de Vicente Solano Lima, que luego tributaba en el peronismo. Todas recibieron su desagrado y desaprobación, en especial en el caso del Dr. Radío quien al ser designado embajador de España por Perón concurrió a despedirse de su correligionario, encontrando palabras de reproche vertidas por el dueño de casa. Igualmente éste, solicito a sus amigos mas cercanos una idéntica actitud, lo que si hicieron algunos por vía epistolar, sin respuesta claro está. Todo lo expuesto son hechos o actitudes concretas, cuyo sentido contravienen aquella afirmación del historiador Felix Luna, o por lo menos apuntan al beneficio de la duda.

El último episodio -dentro de este juego de luces y sombras, de contradicciones aparentes, etc. tan propios de la vida política- , se relaciona con el voto acordado a la fórmula radical Illia-Perette, que permitió la consagración en el distrito Entre Ríos de ese binomio presidencial, surgido de los comicios nacionales del 7 de Julio de 1963. En la reunión del 23 de ése mismo mes y año la Junta Electoral Nacional funcionó integrada por los siguientes electores presidenciales: por la UCR del Pueblo: Cesar L.Corte, Samuel Villanueva, Emilio Mihura, Luis Ma. Rodríguez, Arturo Russo Valentino. Saturnino Macchicotte y Domingo Agasse.(8); UCR Intransigente: Raúl L. Uranga, José M. Bértora, Alberto Mac Kay, Santiago Muzzachiodi, Gregorio Battisti, Juan J. Herrero y Jacinto Malespina.(7); Tres Banderas: Baltasar R. Fernández, Juan Carlos Basaldúa y Agustín Justo Artusi (3); Demócratas Unidos: Juan Francisco Morrogh Bernard y Justo G. Medina (2); Unión del Pueblo Argentino: Luis Ma. Jaureguiberry (1); Demócratas Cristianos: Antonio J. Crespo (1).

Los bloques intransigentes y peronistas se aliaron integrando un frente de 10 votos; por su parte, los radicales del pueblo conjuntamente con el de Udelpa y de los demócratas cristianos formaron otro de igualmente 10 votos. Planteado el empate de las posiciones los electores demócratas decidieron con sus 2 votos el triunfo de la fórmula radical. Al fundamentar el voto de su partido, el Dr. Justo .G. Medina, dejó aclarado que no obstante la tradicional lucha liberada entre el Radicalismo y los Demócratas de Entre Ríos, en la oportunidad y sin mengua para su posición principista de siempre, lo hacía esta vez por la fórmula de su adversario, en razón de que careciendo ellos de toda chance, una abstención hubiera significado esterilizar el voto en unas circunstancias difíciles del país, que reclamaba su encauzamiento por la vía esperanzada de la ley, a la par que ante la opción planteada entendían que el binomio Arturo Illia-Carlos H.Perette representaba una mejor garantía para la vida democrática por sus personalidades, sus luchas y sus antecedentes morales. En tales conceptos, condensaba sus posición un partido que por excepción y en aras de la continuidad democrática del país, concretaba la solemne majestad del voto como instrumento decisorio para resolver un intríngulis electoral. Fue sin duda un gesto histórico y expresivo de una civilización política que se abría paso con dificultades para arribar algún día a un estado de derecho pleno, liberado de toda asechanza.

Con todo, cabe inferir con algún grado de probabilidad, que en el trasfondo último del espíritu conservador, se habrá recreado una cuota de razonable escepticismo, recordando la famosa "boutade" de Wiston Churchill: " La democracia es el menos peor de los siete mas conocidos....", pero se inclinaba respetuoso ante ella!!!.

Impediente peregrino de caminos, no cedió en su trajinar constante por ellos; ni años ni dolencias que vienen en su grupa amainaron su voluntad de hacer. Una tarde del 24 de Agosto de 1967 un amigo de Concordia, transmitió a sus amigos de esta triste nueva: un automóvil se había estrellado contra la cabecera de un puente (arroyo Ocanto) poco antes de llegar a Curuzú Cuatiá (Corrientes), falleciendo su conductor el Ing. Juan Francisco Morrogh Bernard -en forma instantánea-

Desaparecía con El un claro exponente de una raza de varones fuertes, decididos, amantes del esfuerzo y el riesgo, arquetipo de ejecutivo sin par, que no reparaba en medios para alcanzar objetivos de bienestar público, sorteando las vallas de la incuria y resignación. Tipo de constructor para un país y sus pueblos del interior, que lo requerían todo, o casi todo para su progreso y El con amor artesanal cada mañana emprendía un esfuerzo para otros, sin miedo a la noche de la crítica que aprovecha la obscuridad para sembrar descrédito, con rumbo civilizador; representando una filosofía política respetable por sus aportes positivos volcados en todas las instancias del quehacer nacional.

Murió en el camino, imprevistamente, de cara al Dios de su creencia como único testigo final. No quedó nada escrito para la trascendencia pública.

Ni discursos notables, ni folletos difundidos prolijamente, ni libros bancados por una editorial de renombre.

No existe cauce trillado previamente para indagar a fondo su personalidad poderosa.

Como un personaje de la antigüedad deja sus obras, enhiestas y tangibles como monumentos, pero que tienen su lenguaje propio y elocuencia suficiente que hablaran por él de los tiempos. Son las constantes irrefutables de su acción creadora; son también hijas de su espíritu porque también sirven a una cultura y a un progreso que dejo a sus pueblos.

Muchos hoy las disfrutan sin saber el esfuerzo que costaron; ni siquiera se interesaban por saber quien fue el autor o el protagonista de tantos desvelos. No importa; no es ingratitud, ni tampoco indiferencia; es solo desconocimiento por ignorancia de valores; es la inveterada actitud del hombre de usufructuar lo hecho sin esfuerzo como propio, porque tampoco agradece ala naturaleza que le brinda todos sus dones sin cargo y a veces, hasta la destruye sin saberlo.

Pero siempre hay una compensación que conforma el espíritu, cuando un himno silencioso llena los vacíos al observar el gozo de los niños correteando por las plazoletas de la Costanera; cuando emergen las sucesivas olas de muchachos de las aulas de las escuelas técnicas y de comercio; cuando los adultos se enorgullecen de mostrar el Magnasco, ese monumento a la cultura que es su contenido y el apropiado contingente; en suma cuando toda la comunidad beneficiada se va asentando sobre pilares que él trazó, para lanzarse hacia el porvenir y éste objetivo se alcanza sólidamente, si reposa sobre buenas bases. Por eso en una sociedad es un mandato asumir el pasado y partir del presente para construir el futuro; es así que los conductores y estrategas nunca se enojan con la realidad, la toman cual es y parten de ella; se la transforma si es posible y al igual que la historia se la asume, superando el presente para adquirir la identidad. Solo así sabremos situarnos por encima del orgullo y la soberbia de creer que otros son los pecadores irredimibles y solo nosotros los salvadores providenciales.

¿Qué es el país argentino sino la fusión en el tiempo de viejas antinomias?

¿Acaso no se abrazaron al final Sarmiento y Alberdi luego de enconada lucha?. ¿No se ha justificado al Chacho, a Urquiza y a tantos otros, que por caminos opuestos y métodos distintos, forjaron a su modo un pedazo de historia?.

"La calidad mas alta del historiador -ha dicho Gregorio Marañón-, debe ser la tolerancia. La historia es ya vieja y nos enseña, aunque constantemente lo olvidemos, que en este mundo, mañana puede parecemos bueno lo que hoy creemos que es malo y viceversa" . El mérito y el honor consagratorio de nuestra generación no dependerán de un cobro de cuentas, sino de transitar caminos mejores, que pongan de manifiesto la determinación de ser fieles al destino nacional, mas allá de las adversidades y decepciones.

Cabe esperar que las generaciones actuales también, liberadas de los fantasmas de las luchas pasadas y sus residuos enervantes, valoren con serenidad y buen juicio los quilates genuinos de un hombre público como este.

Autor: Dr. Samuel Villanueva

Genealogía:

Juan Francisco Morrogh Bernard era hijo de Beltrán Morrogh Bernard (Nacido en Inglaterra en 1848) y de Blanca Chichizola (Nacida en C. del Uruguay en 1895). Sus hermanas: María Luisa casada con Botani, María Inés y Alicia (Monja).

Juan Francisco Morrogh Bernard se casó con Eugenia Elena Grave de Peralta y tuvieron siete hijos: