Alas y días
Un gran abrazo de sol
y un gran misterio de ramas.
Horizontes, huellas, cumbres...
y distancias y distancias.
Un niño, terrón en flor,
un puente móvil de tablas.
Bajo el puente, foso hambriento,
y sobre el niño, dos alas.
El porvenir y el pasado
hoy se encuentran y se abrazan.
Volvemos a vacilar
sobre el puente de la infancia,
y otra vez abajo hay fosos
y otra vez arriba hay alas.
Con estrellas en los ojos,
con la noche a las espaldas,
vamos rompiendo horizontes
con la bandera del alba.
Somos gritos que interrogan,
somos selva puesta en marcha,
que hizo cruces de sus troncos
y banderas de sus ramas.
Temblamos de amanecer
ante la aurora sagrada;
ya el viento renovador
abre plumas y gargantas,
y sigue temblando el puente
y sigue batiendo el ala.
¡Adelante, juventud!
¡Vuestra senda es la más santa!
Caminamos rumbo a Dios
y un ángel nos acompaña.
¿No lo sentís en el viento
que empuja en la repechada?
¿No lo sentís en las voces
que allí en las cumbres nos llaman?
Ayer fue el beso de cuna
y un gran pájaro con alma
y un envión de eternidad
que nos traía la Gracia.
Después fue sombra en la huella
que iba achicando distancias,
fue abrazo en la soledad
y fue una madre con alas
que sostuvo las huidas
y atajó las resbaladas.
Hoy de cara al porvenir
nos despertó la mañana.
Un gran abrazo de sol
y un gran abrazo de ramas.
¡Primavera! ¡Primavera!
¡Toda la tierra se alza
para llenarse de Cielo
en una cruz de distancias!
¡Y para arrimarse a Dios
el pobre mundo se agranda,
se hacen flores los terrones
y se hacen nubes las charcas!
¡Y suben las golondrinas
y rocío y lluvias bajan!
¡Arriba, nos llama Dios!
¡Juventud, abrid las alas!
Pbro. Luis Jeannot Sueyro
"Los versos del Cura Gaucho"