Palmera

A Villaguay, tan cordial y tan tradicionalista,

y que por eso siempre vive en mi alma,

como esa palmera que intenté cantar.

Frente al cemento frío de grises negaciones

se yergue afirmativa su estrofa vegetal.

Esbelta de Sahara en turbio de cuchillas

pincela su desierto con ocres de ciudad.

Inmensamente sola, como la esfinge, mira

pasar las caravanas en pos de gloria o pan.

Entre sus cicatrices, anilladas de años,

guarda tanto pasado que vive de evocar.

Tiene historiada en nidos su estirpe de cacique;

cargas de montoneras vibran en su ramal.

Cuando sus hojas peina el ocaso parece

que el Supremo o Velázquez volvieran a pasar.

Y cuando el viento nuestro la electriza a mensajes,

nostágica de arenas se nos quiere marchar,

pero el Montiel la llama, le aprieta sus raigones

con coágulos de historia..., y sangra un cardenal.

Palmera: soy un nómade que busco en el desierto

febril de multitudes un oasis de paz.

Por tu ansiedad que sube, por tu bondad que canta,

por triste y solitaria somos hermanos ya.

Pbro. Luis Jeannot Sueyro

"Los versos del Cura Gaucho"

El Cura Gaucho