Calle Pedro Perigán

Alrededor de 1860, Don Pedro Perigán, francés, edificó e instaló un almacén en la ciudad de Gualeguaychú, que luego la gente identificaría a ese lugar como la “Plaza de Frutos del País”.

Hombre joven y dinámico, Don Pedro, prosperó rápidamente al compás de su zona de chacras y el campo que para ese entonces era floreciente hasta la muerte de Urquiza.

Para abastecer a su clientela, compró un carro que llenó de mercaderías e hizo el primer recorrido realizando un viaje con muy buenos resultados, iniciando así el gran negocio. Luego compró más carros, hasta pasar la docena, que llevaban mercaderías y traían las del campo, que depositaba en el baldío frente a su negocio, formándose así una especie de feria al acostumbrarse la gente a comprar allí.

Dicen que se vendía por arroba o media arroba, o “al bulto” quesos, zapallos, sandías, etc.

Hasta allí llegaban también, para hacer sus compras, elegantes damas en sus carruajes, manejados por peones.

Y en 1875, cuando Don Pedro ya tenía su clientela y fama, el entonces Presidente Municipal, Don Jacobo Spangenberg, aprovechando la popularidad y ubicación la declara Plaza de Concentración de Frutos del País, donde obligatoriamente debían ir todos los vehículos que venían con carga del departamento, viéndose obligado Don Pedro, a reducir sus actividades al ámbito de su almacén.

Se había casado con una joven italiana, hija de genoveses que viajó con él en el mismo barco desde Europa, de nombre Teresa Oliva. Con ella tuvo una única hija, Catalina, quién a su vez, se casó con el único entonces joven vecino, Casimiro Carmona. La pareja tuvo catorce hijos, siete varones y siete mujeres, naciendo todos en la misma casa de Don Pedro, (ubicada en la esquina de las actuales calles Paraguay y Jujuy).

Luego del fallecimiento de su esposo, Doña Teresa Oliva cede el local para que funcione una escuela.

Calle Pedro Perigan

Cartografía de Proyecto Mapear

De Cuadernos de Gualeguaychú Nº 28:

DOMINGO 21 DE NOVIEMBRE DE 1993

"El Intendente y la Comisión debieron analizar todas las alternativas y cada una de las opiniones. El tema se convirtió en una lucha entre los que querían mantener los esquemas urbanos vigentes y los que tenían una visión mucho más audaz y apostaban al futuro.

El 10 de marzo, no fue decisivo: la Municipalidad resolvió aplazar la discusión y ampliar la búsqueda de opiniones. Días más tarde, el Intendente resolvió crear la Plaza de Frutos en la plaza Federación. Así, el 18 de abril recibió de la Comisión que estudiaba el tema una opinión al respecto. Se le decía que en un solar ubicado en la plaza se construiría el edificio para el o los empleados, aprovechándose todas las existencias del matadero viejo y una parada para carretas.

Se recomendaba tácitamente aceptar la oferta de Casaretto de levantar una oficina, pero pagándole el alquiler a diez pesos mensuales. En las bocacalles convenientes, se construirían las calzadas de piedra para el servicio del público.

Casaretto respondió que rechazaba el ofrecimiento del pago, aunque aceptaba que la Municipalidad debía construir las oficinas y adjuntó una nota con los nuevos vecinos entusiasmados en colaborar. Asi fue como Martin Tellechea, Zacaria Corea y Pedro Perigan, aportarían 250 pesos. Con cifras menores aparecían Francisco Altuna, Agustín Vasallo, Bautista Avegno, Manuel Monzón, Silvio Rivas, Esteban Borro, Miguel Galia, Carlos Badano, Juan Badano, Manuel Bermúdez y Juan Domínguez. Casaretto aportaría doscientos pesos moneda boliviana y el escombro prometido.

Se valuó en tres mil pesos el costo total de la obra estimándose que la venta de materiales del viejo matadero aportaría con un tercio. El presupuesto del vecino Juan Cereza fue ganador; 3190 pesos por el total del trabajo que comprendía dos oficinas, un cerco y las veredas. El 27 de agosto la obra estaba terminada.

La Plaza estaba comprendida entre calles Progreso (hoy Nogoyá), Santa Fe, Jujuy y San Juan, con 4 manzanas."


Fuente:  "La Escuela en Movimiento" - Cuadernos de Gualeguaychú