El Cuaderno Nº 138 de "Cuadernos de Gualeguaychú", publicado el 21 de junio de 1998, es una continuación de la serie que explora diversos aspectos de la historia, demografía y geología de Gualeguaychú. Su contenido principal se enfoca en el Primer Censo Nacional de 1869, la vida de un notable habitante, una valiosa herencia y la infraestructura portuaria.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 138
Sus secciones principales incluyen:
Muchas Cosas Nos Dicen los Censos II (Nati Sarrot - Aurelio Gómez Hernández):
Este segmento continúa el análisis del Primer Censo Nacional de 1869 en Gualeguaychú.
La edad de la población: A pesar de la fama de longevidad en la localidad, el censo de 1869 mostró una minoría de personas mayores de cincuenta años, indicando una población joven promedio y un buen término de vida para la época. Se menciona el caso de D. Juan de la Cruz Moreira Carmona, quien se dice falleció a los 113 años alrededor de 1860.
La familia de Gualeguaychú: Los censos revelan que el número de hijos era generalmente alto. Las familias eran numerosas, con la presencia común de abuelos, tíos, sobrinos y cuñados, además de personal de servicio doméstico que habitaba con los patrones. Ejemplos de familias notables incluyen la del farmacéutico Felix Ramallo (7 hijos) y el comerciante Manuel Ribas (8 hijos).
Población extranjera: Se destacó una abundante presencia de uruguayos ("Orientales"). También se registraron numerosos italianos (ej. Pensatti, Garbino, Magnasco), franceses (ej. Dolé, Fournet), españoles (ej. Maño, Irazusta), e ingleses (ej. Mac Dougall, Ferguson, Burr), especialmente en zonas rurales dedicadas a la cría de ovejas. Se encontraron casos raros como un actor chileno y un médico prusiano. La población negra, libre desde 1853, mantenía sus familias sin mezcla de raza.
Oficios y profesiones: El oficio de platero era prominente, creando objetos en oro y plata para caballos, mates y otros utensilios. Se mencionan plateros como Parodi y Juan B. Chichizola. Los doctores en medicina y curanderos se encargaban de la salud, y las parteras eran esenciales, viajando para asistir partos. Otros oficios comunes incluían hacendados, comerciantes, ovejeros, carpinteros, herreros, albañiles, pintores, fotógrafos, músicos, abogados, escribanos, peones, sirvientes y lavanderos.
Mario César Gras ¡NO PODRÍA VIVIR EN ESE BULLICIO!:
Esta sección, extraída del libro sobre el pintor Amadeo Gras, se centra en D. Juan de la Cruz Carmona, quien llegó a Gualeguaychú a mediados del siglo XVIII. Don Juan, propietario de tierras que hoy ocupa el Corsódromo, rechazó vivir en la "Villa" debido al "bullicio", prefiriendo la serenidad de su chacra. Su testamento de 1859-1860 detalla sus legados de campos y animales a sus hijos. Falleció a los 113 años.
La herencia de Garcete:
Un documento de 1835 ilustra la riqueza de las prendas de caballo en la época a través del legado de Cariaco Garcete, quien dejó a su esposa un apero de lujo con incrustaciones de plata en el freno, hociquera, estribos, riendas, espuelas y hasta un puñal. Esto subraya la importancia del trabajo de los plateros y la transmisión de su arte.
Geología del Río Gualeguaychú - Parte XII: Muelle, Espigones,.. Plaza Colón (Profesor Manuel Almeida):
El Profesor Almeida divide la historia de Gualeguaychú en dos períodos, marcados por la transición de barcos a vela a embarcaciones a vapor alrededor de 1880-1890.
La construcción de espigones de piedra a fines del siglo XIX fue crucial para resolver las dificultades de navegación del río Gualeguaychú, causadas por la sedimentación del río Uruguay. Estos espigones, junto con el muelle y las instalaciones portuarias, y el dragado del canal de acceso, fueron fundamentales para el progreso de la ciudad.
Para el siglo XIX, Gualeguaychú ya contaba con 165 cuadras empedradas. A principios del siglo XX, se empedró la calle Leandro Alem hasta el puerto.
La Plaza Colón fue construida sobre un terreno muy anegadizo, elevándose más de dos metros con un relleno de piedra (de bancos fluviales como Isla Libertad y Pueblo Nuevo) cubierto de tierra y arena. El estado actual de los árboles de la plaza se atribuye a este relleno rocoso que dificulta el crecimiento de sus raíces.
Se menciona también el deterioro y posterior adoquín del pavimento de la calle 25 de Mayo, que originalmente estaba hecho con cubos de madera y flotaba en las inundaciones de la década de 1920.
Este cuaderno es una fuente primordial para comprender la demografía y vida social de Gualeguaychú a fines del siglo XIX, la importancia de las artes y oficios como la platería, y la ingeniería civil y fluvial que moldeó su desarrollo portuario y urbano.