Jorge Pedro Jurado

Director de El Censor Online

Casa Betolaza

Casa Betolaza en  calle 25 de Mayo Nº 735

En esta oportunidad recordaremos un viejo negocio que nadie podrá afirmar que no lo conoció o no oyó hablar de él y de sus dueños. Nos estamos refiriendo a la famosa Casa Betolaza, fundada por don Enrique Betolaza. Don Enrique nació en Argentina en 1890, mientras que sus padres y hermano procedían del país Vasco en España.

Don Enrique Betolaza se casó en nuestra ciudad con doña Amalia Nicolaza Cassani, de procedencia italiana y tuvieron dos hijos, Juan Alejandro y una hermana llamada María Amalia (Amalita) que era tres años menor que él. Ambos trabajaron y fueron hechos socios de Casa Betolaza por su padre.

Juan Alejandro contrajo matrimonio con doña Nelly Aida Narbais el 11 de mayo de 1940 y de cuya unión nacieron sus hijas Nelly Raquel (Yeyita) Amalia Florencia (Flor) María Cristina (Tina), Estela y un varón Gustavo, lamentablemente ya fallecido.

El 25 de mayo de 1910 la familia Betolaza más exactamente Enrique (padre de Juan Alejandro) abrió el recordado negocio primeramente en la calle Chalup 206 de nuestra ciudad. Posteriormente la luego famosísima Casa Betolaza tuvo diversas locaciones en 25 de mayo esquina San José, luego en 25 de mayo al 700, hasta el local definitivo en 25 de mayo y Perón.

Don Enrique era un visionario. Curioso, inquieto, viajaba todos los años a Europa y traía siempre novedades. Era una persona intuitiva, un alma emprendedora y un ser lleno de proyectos con una visión vanguardista, diferente para su época.

Aparte de su actividad al frente de su recordado negocio, y dentro de las variadas actividades en la comunidad, el activo e incansable Enrique Betolaza fue socio fundador del histórico Teatro Gualeguaychú, promocionó importantes artistas que venían de Buenos Aires acercando el arte de la gran capital a nuestra ciudad. De igual manera apoyaba actividades en los recordados corsos carnavalescos que en ese entonces se llevaban a cabo en la calle 25 de Mayo. Los que vivieron las primeras épocas de la Casa Betolaza recordarán además las diferentes atracciones innovadoras que don Enrique fue implementando para su negocio con propósito publicitario pero a la vez aportadoras de entretenimiento, novedad y diversión para la comunidad de Gualeguaychú. 

Casa Betolaza en calle 25 de Mayo Nº 735
Enrique Betolaza entre Alicia Banini (a su derecha) y Judith Santos (a su izquierda)

Una de esas tantas atracciones públicas fue la instalación de un “muñeco” en el local comercial con el cual don Enrique implementó un concurso para todo aquel que visitara la casa: la gente debía votar si el maniquí era humano o no. Lo que sucede es que don Enrique había conseguido un artista estatua viviente de Buenos Aires, algo muy avanzado para esa época. Además debemos recordar el famoso perro de la RCA Víctor en la puerta del local.

En Casa Betolaza trabajaron a los largo de tantos años muchos empleados que queremos recordar y quizá nos olvidamos de algunos pero no es la intención de El Censor hacerlo: ellos fueron Héctor Carrazza, Teresita Fleja, Rosa Gutiérrez, Alejandro Urriste, Marta Etchazarreta, Susana Peralta, Clara Delabau, Judith Costa de Opeso, Leticia Eznoz, Julia Goiburu, Nelly y Elida Coacci, Lidia Dalcol, Herculano Maneto, Judit Gastaldi, Omar Scaglia, el señor Goncebal, Alicia Barrini, Alicia Reynoso, Pety Chat, Julio Lama, Julio Scaglia y la señora Ema y tantos otros que la memoria no nos da para recordarlos.

La Casa Betolaza tuvo un sinnúmero de rubros tales como joyería, platería, línea blanca tal como heladeras (la recordada Siam a bolilla) y el lavarropas Darkel entre otros, artículos diversos para el hogar, regalos en general, tapados y sacones de piel muy usados en la época especialmente los de nutria sin depilar y astracán con cuello de visón, hoy en día algo impensado por los cambios experimentados en la protección de las especies.

También se destacaba en el rubro musical con instrumentos, los llamados combinados y discos de música, rodados de bicicletas, y máquinas de fotografías. A partir de los años 60 las máquinas de fotos tuvieron la opción de sacar fotos a color y podían utilizarse rollos fotográficos de 12, 24 y 36 fotos cuyos primeros revelados debían ser enviados por correo al exterior especialmente Panamá donde la empresa Kodak contaba con un laboratorio centralizado de revelado en color. Se enviaban por correo postal y luego de 30 a 45 días volvían las fotos reveladas salieran como salieran, todas venían reveladas y algunas repetidas o veladas. Las de blanco y negro se podían revelar localmente en el cuarto oscuro de algún fotógrafo profesional o algún arriesgado aficionado. Casa Betolaza contaba con este espacio de revelado.

Repartidor de artículos de Casa Betolaza

Debemos recordar a los estimados lectores que por esos años tanto la Casa Piaggio como la Joyería Bustelo competían con Casa Betolaza pero no en todos los rubros.

Vendía muchos artículos y en general en todos le fue muy bien. En el caso de quien esto relata y entendemos que a la mayoría de nuestros lectores le habrá sucedido lo mismo, cuando salieron los primeros combinados o equipos de música y radio en un mismo mobiliario de madera, nuestros padres los compraron allí e íbamos a adquirir allí los discos de pasta de 78 r.p.m ( revoluciones por minuto) y luego los de 33 r.p.m. (long play) y los chicos de 45 r.p.m. que venían con un adaptador para que el disco girara correctamente. Winco era la marca por excelencia y era una compañía argentina productora de equipos de audio y electrodomésticos fundada en 1954 en Ramos Mejía (Provincia de Buenos Aires ) por el empresario argentino Raúl Vega.

Su producto más popular fue el llamado Wincofón que era un tocadiscos automático. El término Winco provenía del nombre de la fábrica que los manufacturaba bajo licencias de marcas como Ken Brown, General Electric, Odeón, Ranser,etc.

Así aún conservo discos comprados en Casa Betolaza, por ejemplo de los 5 Latinos, Roberto Yanés, Antonio Prieto, Ricardo Yarke y muchísimos más. Debido a la popularidad de los antecesores del Winco que eran los gramófonos RCA Victor, de allí nació la marca Victrola como la que había en la casa de mi abuelo Pedro Jurado donde de chicos junto con mis primos Pomés Jurado escuchábamos cuentos grabados en esos círculos de pasta que había que mover el brazo para colocar exactamente la púa, nosotros y mucha gente los llamaba comúnmente “victrola” o “vitrola”.

Pero Juan Alejandro ya al frente de su negocio no solo se dedicó al mismo sino que realizó muchas obras en nuestra ciudad, así iluminó con farolas el Parque Unzué, donó el trampolín de tres pisos del balneario municipal, financió casas a empleados del Frigorífico Gualeguaychú, y dio créditos muy blandos a los empleados del Frigorífico para que compraran allí sus productos. 

Por esas cosas inexplicables que tiene la vida o por el contrario como se afirma que nada es casual sino todo es causal, la casa Betolaza cerró el 1° de agosto de 1981. Ese mismo día cerró sus ojos en esta vida don Enrique Betolaza quizá sabiendo que ambos, su sueño de toda la vida y él debían partir juntos. Años después, un 10 de octubre de 1999, don Juan Alejandro falleció y su hermana apenas dos meses después.

Vaya el recuerdo imborrable de ese lugar, la Casa Betolaza y sus dueños, que hizo revivir a quien esto escribe y seguramente a quienes esto leen, una porción de nuestra niñez y juventud. 

Gracias Flor y Tina Betolaza y también Luis Alberto D’Elia Betolaza por ayudarnos a elaborar este recuerdo, muchas gracias.

Hasta la semana que viene queridos lectores.

Gualeguaychú, 13 de Enero de 2019

Jorge Pedro Jurado

Director de El Censor Online

Gualepedia: Índice de la página