Eusebio Goldaracena: (1839-1892) Inmigrante español, nativo de Lecumberri, pequeña aldea de la provincia de Navarra, comerciante fundador de una gran empresa: “Casa Goldaracena".
Llegó al país a los 21 años en 1860. En octubre de 1864 abrió un negocio por su cuenta comerciando en artículos de ramos generales, ferretería, explotación de montes, ampliando su capital, su clientela y su prestigio, incorporó nuevos rubros: frutos del país, cueros, lanas.
Evidentemente había traído junto a su fe, la firmeza de su raza; así, cuando muere en 1892 deja consolidada una empresa de prestigio que sus sucesores supieron administrar.
Esta empresa protectora del colono ha contribuido a que la agricultura difundiera sus beneficios en una región privilegiada del departamento. Los galpones que se construyeron cerca de la estación para depósito de cereales, a cuyo alrededor se levantaran con el tiempo un conjunto de viviendas, dio origen al llamado “Barrio Goldaracena” por donde pasa la actual calle “Eusebio Goldaracena” que evoca la memoria de este inmigrante, ejemplo para futuras generaciones.
Los Primeros Pasos de Don Eusebio Goldaracena
Don Eusebio Goldaracena Arangoa nativo de Lecumberri, una pequeña aldea en las provincias vasco-navarras, nació en 1839 y emigró en 1860 desde una España convulsionada por la guerra civil. Con el deseo de "mejorar su fortuna," como les expresó a sus padres Joaquín Goldaracena y Francisca Antonia Arangoa, llegó a Gualeguaychú tras un paso previo por Montevideo.
En 1864 se casó con María Joaquina Garciarena Obineta y formó una familia numerosa de 12 hijos.
Durante cuatro años, Eusebio trabajó en un saladero, una industria que compraba carne salada y cueros para venderlos a Cuba y Brasil. Sin embargo, su espíritu dinámico y emprendedor lo llevó a adquirir experiencia y, a los 25 años, instalar su propio negocio de ramos generales, centrado en la comercialización de los "frutos del país".
Crecimiento y Diversificación
Es importante recordar que en 1870, Argentina sufrió convulsos episodios tras el asesinato del General Urquiza. Restablecida la normalidad institucional, Don Eusebio imprimió gran actividad a su negocio, incorporando nuevos rubros. Así se transformó en uno de los acopiadores de cereales más importantes de Entre Ríos. Su amplia visión lo llevó a arrendar la explotación total de los montes de la Estancia El Potrero a la familia Unzué.
Dada la diversidad y complejidad de los rubros explotados, Don Eusebio se desplazó entre Buenos Aires y Montevideo, dejando a su esposa, Doña Joaquina Garciarena, al frente del negocio en Gualeguaychú.
Fue fundador de el Banco Territorial, una institución local cuyos principales capitalistas, además de Eusebio Goldaracena, estaban Esteban Garbino, Salvador Rossi, Ignacio Olaechea, Juan Carlos Etchevarne, Nicolás Mendaro y otros.
Consolidación de un Legado Familiar: Casa Goldaracena
En 1892, a los 53 años, falleció Don Eusebio, dejando a su viuda con nueve hijos, con el hijo mayor, Juan Joaquín, de 24 años, a cargo de los múltiples negocios.
Con la ayuda de sus hermanos y el asesoramiento de su madre, Juan Joaquín Goldaracena se convirtió rápidamente en una figura destacada y enérgica. Fundó estancias, abrió sucursales, levantó graneros y adquirió vapores para pasajeros y carga, convirtiendo a Gualeguaychú en un mercado de lanas de primera magnitud.
Esta situación llevó a constituir la razón social "Viuda de Goldaracena e Hijos", después Goldaracena Hnos., hasta que en 1925 tomó el nombre de Goldaracena Hnos. Ltda. S.A.C.
Expansión y Resiliencia
La empresa Goldaracena Hnos. se constituyó en 1908. Exportaban cueros, importaban café y yerba, y establecieron una sucursal en Buenos Aires.
En 1911, al fallecer Don Juan Joaquín Goldaracena, sus cinco hijos heredaron los campos de la sociedad y las empresas comerciales. La firma promovió el cultivo del lino, una explotación agrícola no desarrollada en la provincia.
Juan Joaquín (1868-1938) se había casado con Máxima Cipriana Terradas y de dicho matrimonio nacieron cinco hijos quienes continuaron la empresa: Eusebio Joaquín Goldaracena (1904–1938); Edgardo Goldaracena (1906–1970) casado con María Marta Méndez Casariego; María Adela Cipriana Goldaracena (1908–Fallecida) casada con Maximiliano Francisco Etchebarne; Mario Juan Goldaracena (1910–1985) casado con Artemia María de Tezanos Pinto y Osvaldo Jerónimo Goldaracena (1912-Fallecido).
La Primera Guerra Mundial elevó la demanda de cueros, lanas, trigos y linos que comercializaba Goldaracena, alcanzando un vertiginoso ritmo de actividades. En 1927, la empresa se convirtió en una Sociedad Anónima y se instalaron en la sucursal de la Capital Federal.
Superación de Crisis
El año 1930 trajo consigo una crisis económica mundial sin precedentes. Los precios de los cereales cayeron abruptamente, afectando a Goldaracena. Sin embargo, la empresa vendió todas sus propiedades privadas para cancelar sus obligaciones, ganando gran prestigio.
Superada la crisis, la Casa Goldaracena resurgió, continuando con sus operaciones habituales y destacándose en Gualeguaychú con aportes significativos a obras de bien y progreso, como la creación de la Escuela Fábrica, el Teatro Gualeguaychú, el Asilo de Ancianos y el Hogar de Niñas.
Legado y Transformación
El 2 de enero de 1938 falleció Eusebio Joaquín Goldaracena, hijo de Juan Joaquín y nieto de Eusebio, asumiendo su hermano Mario Juan la conducción de la Empresa.
En 1949, la Aceitera Gualeguaychú S.A. se convirtió en una empresa líder en la provincia, reequipándose en 1982 y ampliándose en 1987 con la fábrica La Luquense S.A., especializada en aceite de lino. En su mejor momento, Goldaracena Hnos. procesó el 25% de la producción mundial de lino.
En 1985, adquirieron el Molino Concepción S.A., de capitales suizos, diversificándose en la producción de trigo, maíz, arroz, aceite comestible, alimentos balanceados, y más. Sin embargo, en 1995, la empresa fue declarada en quiebra.
Un Legado que Perdura
La familia Goldaracena dejó una huella innegable en la historia de Gualeguaychú, con una visión estratégica y una gestión empresarial eficiente que se mantuvo durante 131 años, consolidándose como un epicentro económico y social en la querida ciudad de Gualeguaychú.
Fuentes: Casa Goldaracena, "Conferencias" de Beba Bachini y Cartografía de Proyecto Mapear.