En el Archivo General de la Nación Argentina (Nº de Inventario 122301, Negativo B. 32815), Andrea Sameghini obtuvo copia de la fotografía de Gervasio Méndez vistiendo uniforme militar. A la imagen de su rostro, de finos rasgos, cejas y cabellos oscuros, hermosos ojos de mirada lejana y boca de corte varonil y voluntarioso, iluminémosla con el rojo vivo y azul de su chaqueta de botones dorados, para oponerla a la otra figura de un Gervasio Méndez sobre su silla de inválido, cubierto desde la cintura por la manta de viaje que Graciano Mendilaharzu perpetuara en el lienzo. Tal vez así resumamos la dulzura y la tristeza de sus poesías.
En 1870, después de la muerte de Urquiza, con una larga historia de la provincia acosada por la sangría de hombres y de bienes, con frentes de batalla en diferentes flancos, Gualeguaychú organiza un Batallón de Guardia Nacional en el que inscriben figuras notables como la de Inocencio Furques, Policarpo de la Cruz, Luis Aranda, etc. Poniéndolo en apoyo de los poderes constituídos.
Con el grado de Capitán, nuestro poeta dedicado al periodismo y al comercio, se enrola en el “15 de Abril”. Lucha contra las huestes revolucionarias de Ricardo López Jordán en Gualeguaychú. Después es destinado a prestar servicios en Concepción del Uruguay.
Soldado de versos en la cartuchera, como decía su amigo íntegro Olegario Víctor Andrade, hace despliegue de sus fuerzas y expone su salud con la vehemencia de un romántico.
Tiene treinta años de edad cuando la enfermedad comienza a provocarle dolores intensos y privación de movilidad. Se va a Buenos Aires a buscar recursos que aquí no encuentra; vuelve a Gualeguaychú, pero debe regresar a Buenos Aires en 1876 definitivamente. La parálisis y el dolor aumentan; su carácter, su palabra y sus gestos son agrios y, a pesar de que tantos amigos lo acompañan y lo ayudan, se encierra en la soledad que tanto daño hace a él y a los que lo rodean.
Fue Gervasio Méndez un hombre de la época en que el romanticismo se valoraba, máxime si, como en su caso, daba frutos. La gente repetía su poesía como expresión del propio sentir. A él acuden los Mitre, los Andrade, jóvenes ávidos de conocerlo, sus amigos de Gualeguaychú, etc. Cada ser que la muerte le quita enquista como matando también su alma.
Tuvo una vida, como decimos, relativamente corta que cursó intensamente pulsada en las cuerdas de su sensibilidad; el uniforme rojo y azul de botones dorados es testimonio de uno de sus motivos, el interés por su país, por su región.
Había nacido en San José de Gualeguaychú el 2 de diciembre de 1843 día en que el Santoral dedica a Bibiana virgen y mártir. De ahí que se lo bautizara en la Iglesia Parroquial como Gervasio Bibiano, hijo natural de Gervasio Méndez y Ambrosia de León. Nunca usó su segundo nombre. Falleció en Buenos Aires el 18 de abril de 1897. Sus restos volvieron a la tierra natal el 23 de mayo de 1943.