El Aguinaldo del Frigorífico

 por Ignacio Journé

Ya se viene el aguinaldo”. Así empezamos a decir por estos días quienes vivimos de un sueldo, para justificar algún que otro humilde gustito o gasto extra por venir. Ya lo vamos nombrando, ansiando como una bendición, sobre todo en estos tiempos de meses largos.

Y ciertamente hablamos de un ingreso cuyo origen, por lo general, desconocemos, porque lo tenemos naturalizado, y entonces nos queda lejos pensar cuándo surgió, cómo se implementó o quién lo impulsó. 

Algunos intuimos que, a instancias de Perón, la Secretaría de Trabajo y Previsión allá en el 1945, seguramente promovió su sanción como parte de las políticas de justicia social. Pero no mucho más. Un día se dispuso el pago de un sueldo más al año a todos los trabajadores, se empezó a pagar, y ya. Así de simple. Pero no.

Revisando las actas del Directorio del Frigorífico Gualeguaychú S.A. para esa época, di con un registro histórico local, que nos permite iluminar, al menos a través de un caso, la trama histórica y sobre todo acercarnos a las tensiones, contingencias y debates que rondaron al aguinaldo.

Diciembre de 1945 en el Frigorífico Gualeguaychú

El 20 de diciembre de 1945, a través del decreto Nº 33.302, el presidente Edelmiro Farrell creaba el Instituto Nacional de Remuneraciones y con él fijaba el sueldo mínimo e instituía el aguinaldo o sueldo anual complementario en todo el país. Este debía comenzar a pagarse de forma inminente.

Era una medida novedosa por sus alcances, pero ciertamente con algunos antecedentes: en 1910, en el marco de los festejos por el Centenario de la Revolución de Mayo, el entonces intendente de Buenos Aires, Manuel Guiraldes, dispuso por única vez un “aguinaldo del Centenario”; asimismo, en 1924 el gobernador de Jujuy, el radical Benjamín Villafañe, logró la aprobación de una ley para el pago del aguinaldo, pero sólo para el personal de servicios y ordenanzas de la administración pública provincial.

Volviendo a diciembre de 1945 y a Gualeguaychú, para ese entonces el Frigorífico era la empresa más grande de la ciudad, con cerca de mil trabajadores y una influencia económica notable, incluso a nivel nacional. Así fue por décadas. Una industria de capitales argentinos que era modelo para su época.

El acta N° 378 del directorio del Frigorífico, de fecha 29 de diciembre de 1945 (p. 107. Libro N° 05), contiene un nutrido e intenso debate sobre este tema: el presidente Francisco Troise, los directores Julián Irazusta, Juan Labayén, Héctor Domingo Maya, Francisco Vallejo, Baltasar Fernández Oyhamburú, Jacobo Spangenberg, Baltasar Fernández e Isidoro Alcedo, están sentados frente una mesa, reunidos para tratar el pago del aguinaldo.

El Frigorífico y su Acción Social

Veamos qué sucede. A poco de iniciar la reunión, se suma el gerente de la fábrica, el señor Federico Biraben Losson, al ser convocado por el Directorio en tanto este es quien “se ha preocupado de reunir información en Buenos Aires”. Toma la palabra entonces, y describe un panorama de incertidumbre: “el asunto era aun imperfectamente conocido en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Inmediatamente procuré informarme lo que haría la industria privada y oficial o semioficial, frente a las disposiciones del decreto”. Continúa: “Investigado el asunto en la Junta Nacional de Carnes, llegué a la conclusión de que la Entidad no consideró por el momento ese problema” y aclara que “Ayer a las 16 horas el señor Representante de los Frigoríficos particulares ante la Junta Nacional de Carnes, Ing. Enrique F. Fernández, me informó que estos habían resuelto desconocer el Decreto”.

Lo que emerge en principio es que el aguinaldo, lejos de acatarse sin más, era objeto de debate intenso en el empresariado en general. La fuerza del gobierno para imponerlo era relativa y nada estaba asegurado: el histórico 17 de octubre había sucedido hacía apenas dos meses, y Perón, si bien había resultado fortalecido en ese contexto, y se perfilaba como uno de los principales candidatos a las presidenciales a realizarse en febrero de 1946, estaba vinculado a un gobierno en retirada, con una Corte Suprema tensada fuertemente por la oposición que, por cierto, consistía básicamente en todos los partidos políticos. Además, el coronel de los trabajadores todavía no contaba ni siquiera con su propia organización política. El Perón presidente y líder justicialista estaba en ese momento más lejos de lo que hoy podemos imaginarnos.

El directorio del Frigorífico Gualeguaychú ingresaba en un debate que transitaba todo el empresariado.

Volvamos a la mesa. Biraben continúa informando sobre la situación, y va arrimando, poco a poco, su opinión. El gerente expresa que el Frigorífico conserva una posición distinta a las de otras fábricas “por disponer de un considerable aporte de capital del Estado y trabajar en estrecha sociedad con la C.A.P. (Corporación Argentina de Productores de Carne), factores que debería tener presente el Directorio para adoptar su resolución” y sintetiza: “la empresa tiene dos caminos: abonar el aguinaldo con beneplácito y apoyo habitual de su personal o no reconocer el Decreto, lo que importaría colocarse frente al personal y desacatar al Gobierno”

Y concluye haciendo más clara su postura: “es preciso tener en cuenta que nuestro personal, mientras el de todas las demás fábricas fue a la huelga, siguió trabajando normalmente y que durante los últimos meses ha trabajado 10 y 12 horas diarias y sábados y domingos, cuando así se lo hemos solicitado, para hacer frente al aumento estacional de la labor.

El debate sobre el aguinaldo continúa desenlazándose. Quien toma la palabra luego de Biraben es Héctor Domingo Maya y lo hace de forma más decidida: “Estamos frente a un problema mundial de la post guerra de una gran guerra, que ni los hombres ni el mundo se lo van a llevar de arriba (…) que requiere de medidas de orden social, por lo cual es un hecho que el Decreto tendrá que cumplirse”.

Cabe recordar que el Dr. Maya era director en representación del gobierno provincial. Frente a esta decidida opinión argumentará Alcedo y, sobre todo, el Dr. Labayén, que inicia un contrapunto: “Creo que no se debe adoptar una resolución con apresuramiento (…) Nuestra fábrica no depende exclusivamente de factores extraños, tiene vida propia vinculada a otros problemas de gobierno, sociales, etc. pero no de sofocación ni para aceptar todo lo que quiera imponérsele.” 

Luego de esa introducción, Labayén relativiza los reparos expresados por Biraben y por Maya sobre los riesgos que implicaría la desobediencia al Decreto ante la C.A.P y el gobierno: “no sería en nuestro caso una resistencia caprichosa, sino una medida tomada en vista de que la aplicación afecta sensiblemente los intereses de la Compañía.” Y aquí es claro: “Nosotros tendríamos que resistirlo por las consecuencias de su resultado financiero, ya que cerramos el ejercicio anterior con quebranto y este también cerrará con una pérdida de $200.000

Héctor Domingo Maya

Allí aparecen las dos posiciones y, además, un dato interesante: el Frigorífico, según lo que relata Labayén, hacía dos años que venía con “quebranto”, situación que veremos que cambiaría pronto con el advenimiento del peronismo. Intercambian opiniones alrededor de las reglamentaciones que impone el contrato con la C.A.P, y luego Labayén revisa su posición, pero planteando ahora una fuerte condición: el Directorio “debe cumplir con el Decreto reservando el derecho que le pueda corresponder a pedir devolución de lo que invierta en su cumplimiento si la Suprema Corte lo declarara inconstitucional”. Es decir, que dentro del empresariado rondaba la idea (¿la esperanza quizás?) de que la Corte Suprema podría objetar la constitucionalidad del aguinaldo.

Labayén se extiende sobre esta reserva y apunta que sería importante informarle de la delicada situación financiera a los obreros “pues si la fábrica se funde resultarán también ellos directamente perjudicados”. Ante esta idea, que evidentemente expresaba un rechazo al aguinaldo en su sentido, Maya pide nuevamente la palabra para cuestionar esta reserva de derechos, en tanto “crearía una situación de malestar” frente al personal.

Federico Biraben Losson

Las distintas posturas evidencian naturalmente diversas opciones políticas que el tiempo dejará ver. En concreto, se plantea la aceptación con reservas del Dr. Labayén o la aceptación lisa y llana, propuesta por Maya. El gerente Biraben Losson intenta un punto de encuentro, al proponer la impresión de un volante para informar a los trabajadores sobre las medidas y demás detalles.

Finalmente, para resolver la discusión, el presidente de la empresa, Francisco Troise, llama a votación, y se aprueba la primera moción, la de Labayén. Es decir, el Frigorífico aprobaba el pago del aguinaldo, pero si la Corte lo declaraba inconstitucional sería descontando a los trabajadores. Naturalmente el documento no puede, por su carácter, transmitir el calor de la discusión, pero por comparación con otras actas, puede inferirse sin dudas que el debate era particularmente intenso.

Allí parecía terminada la cuestión. Pero no. Porque ante la derrota en la votación, el Dr. Maya, reacciona pidiendo que “se haga constar en las comunicaciones al personal que los señores Directores Representantes del Gobierno votamos por la aceptación sin reservas del Decreto”. Su actitud respondía al tiempo político: en ese contexto en el que la Argentina estaba en plena transformación con la incorporación real de las masas populares a la vida política nacional, no era ningún detalle menor la claridad de posición frente a los trabajadores.

Este pedido del doctor Maya, según detalla el propio documento, provoca ahora “un prolongado debate”, que finaliza alrededor de las 20.30 hs. con un acuerdo intermedio: el Frigorífico Gualeguaychú pagaría el aguinaldo, reservándose el derecho de descontarlo en caso de que se declarara inconstitucional, y estableciendo a su vez que, si esto último sucedía y la situación financiera hubiera mejorado, se dejaría sin efecto la reserva. Es decir que, con este último consenso, el aguinaldo quedaba aceptado en términos prácticos y también, con más o menos resistencia, en su sentido de fondo.

Cabe aclarar, por si hiciera falta, que el aguinaldo llegó para quedarse. Y también que, a poco más de un año de aquella reunión, el directorio del Frigorífico Gualeguaychú ya estaba lejos del acecho de “quebranto” o bancarrota y, fruto de las políticas industriales del peronismo, se encontraba más bien planteando nuevas inversiones, expandiendo sus instalaciones y diversificando su producción.

Gualeguaychú, 01 de noviembre de 2022.

*Fuente: Actas del Directorio del Frigorífico Gualeguaychú S.A. – Archivo del Museo de la Memoria Popular de Gualeguaychú.

Gracias a Patricio Alvarez Daneri por permitir el acceso a este material tan valioso.

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