Romance del algarrobo

A Don Domingo Merlo,

viejo y querido gualeyanero

Patriarca del Gualeyán,

algarrobo de mi tierra,

como a un hermano mayor

mi cariño se te acerca.

Mis versos quieren ceñirte

con temblor de enredadera...

Mburucuyá florecido

entre tus ramas añejas.

Juntos brotamos, hermano,

tus gajos y mi impaciencia.

Tus raíces me enseñaron

a hundirme en la madre nuestra.

La savia de lo argentino

palpita dentro mis venas

y me hace erguir como un mástil

y florecer en bandera.

Tu ramaje me mostró

el rumbo de las estrellas.

¡A vivir de cara al Cielo,

para levantar mi tierra!

¡A darme, como te das

en flor, en sombra o en leña!

Te abriste a los cuatro vientos

con tu ramazón espesa

y yo me abrí al horizonte

con ansias de rutas nuevas.

Cuanto más lejos, hermano,

yo te sentía más cerca.

Y juntos iban subiendo

tus brotes y mi alma inquieta.

¡Cuánto más cerca de Dios,

más hondo en la tierra nuestra!

Como un pájaro cansado

que junto al nido aletea,

como el numen de la raza,

como un viejo centinela,

se yergue en la “calle ancha”:

mangrullo de la frontera,

de lo gaucho que se va,

de lo extranjero que llega.

Tiene historiada en tatuajes

su renegrida corteza:

gestas de la “Costa brava”,

trazos de “Vivas y mueras”,

algún corazón flechado,

rasgos de alguna pelea.

En tu copa florecieron

guardapolvos y carteras.

Madre, cómplice y amparo

de “rabonas de la Escuela”...

Palomas blancas de paz

que anidamos en tu horqueta

y aprendimos tu lección

-la vida siempre es maestra-:

nos enseñaste a ser hombres,

hombres que aman y sueñan.

El viejo almacén del pago,

con su palenque y sus rejas,

la azotea centenaria

-blanca soledad de abuela-

y este algarrobo, son tres

personajes de leyenda.

La historia de mi comarca

en tres hitos de epopeya.

Pronto los dos nos iremos.

La noche implacable llega.

En cada puesta del sol,

el Cielo se ve más cerca.

Como el Gualeyán, crecido,

la correntada nos lleva.

Enséñame a envejecer

como ésas tus ramas secas,

que ayer nos brindaron sombra

y que hoy nos brindan su leña...

¡Cuanto más cerca de Dios,

más quiero dar a mi tierra!

Pbro. Luis Jeannot Sueyro

"Los versos del Cura Gaucho"