Gualeguaychú y Andrade

Una ciudad, un poeta y una época

Una obra de Enrique Angel Piaggio

Cuando el 6 de Marzo de 1839 llegaba al mundo en la pequeña localidad brasileña de Alegrete Olegario Víctor Andrade, quién llegaría a ser uno de los más destacados poetas de su tiempo, Gualeguaychú, en donde traído por sus progenitores pocos años después transcurriría su niñez y gran parte de su juventud, era una incipiente villa cuya actividad se concentraba junto al río, en las adyacencias de un improvisado puerto, el cual, no obstante, se hallaba permanentemente abarrotado de embarcaciones. 

Hoy resulta difícil imaginarlo, pero en aquella época este puerto tenía una gran importancia y su febril actividad lo ubicaba en el segundo lugar del país después de el de Buenos Aires, llegando a ser el primero de la Confederación. Balandras, chalanas, botes, balleneras, bergantines, etc, se daban cita allí para transportar hacia otras latitudes, muchas de ellas allende el océano, los productos de la zona, especialmente los elaborados por la industria sa­laderil y de curtiembre que por ese entonces habían cobrado considerable incremento, y traer, a su vez, el progreso en forma de maquinarias, productos manufacturados, contingentes de inmigrantes, novedades y cultura. Más allá, hacia el oeste, el caserío iba raleando hasta desaparecer en­tre las cuchillas y los montes cercanos, resultando difícil para un circuns­tancial observador definir si la población avanzaba en aquella dirección triun­fando sobre la cerril naturaleza, o si por el contrario era ésta última que, echándose sobre el villorrio, lo venía devorando dejándole como reducto final la zona ribereña.

Olegario Víctor Andrade

Seis años más tarde, desaparecidos los motivos que habían determina­do su éxodo de Gualeguaychú para radicarse temporalmente en Brasil, la familia Andrade regresa a su antigua residencia acompañada del pequeño Olegario.

Hijo de padres argentinos, por parte materna de arraigada prosapia gualeguaychuense, aquel niño que prematuramente quedara huérfano, habría de unir para siempre su glorioso nombre a esta tierra de adopción, a la cual, años más tarde, cantó y defendió con sus ideas y con su pluma.

Corre el año 1848 cuando el Cnel. Rosendo Fraga, enviado a Guale­guaychú por el Gral. Urquiza como delegado, descubre las dotes poéticas y de orador del joven Andrade al escucharlo pronunciar una alocución patriótica durante un acto escolar. Impresionado por su precoz talento, no vacila en recomendarlo a su superior haciéndole notar la triste circunstancia de su orfandad a la cual se unía la carencia de medios para continuar sus estudios.

En respuesta a tan entusiasta como conmovedora misiva, Urquiza le ofrece el apoyo oficial, y dos años después, en 1850, patrocinado por tan importante personaje, el joven poeta ingresa como interno en el Colegio del Uruguay.

Transcurren seis años cuando, casi al finalizar los estudios secundarios, obtiene en el mencionado establecimiento los primeros lauros literarios. Uno de ellos, quizá el más significativo de esa época, durante un certamen poético por el poema "Mi Patria' , dedicado a su protector.

Al año siguiente, no obstante el interés puesto de manifiesto por el director del Colegio y por el propio Gral. Urquiza, quién llegó a poner a disposición parte de su peculio personal para que pudiera continuar sus estudios, Andrade los abandona y regresa a Gualeguaychú donde, a la temprana edad de 18 años, contrae enlace con Eloísa González, oriunda de la población uruguaya de Carmelo.

Casa de Andrade

Durante el tiempo que nuestro poeta permaneciera en el Colegio del Uruguay sometido a las disciplinas académicas, Gualeguaychú, su cuna adoptiva, había experimentado una rápida evolución, poniéndose, en muchos aspectos, a la cabeza de las demás poblaciones entrerrianas. Según censo publicado el 3 de Julio de 1848, la villa contaba con una población estable de 2199 habitantes. Ahora, al regreso de Andrade, la misma se había duplicado y por su puerto seguían entrando inmigrantes a raudales muchos de los cuales echaban aquí definitivas raíces. La actividad había dejado de ser patrimonio de la zona portuaria para extenderse a todos los sectores de la población. Habían comenzado a instalarse negocios, talleres y diversas industrias, y el afincamiento de numerosas familias había traído como consecuencia un notable refinamiento en las costumbres. Esto hacía posible la existencia de negocios especializados como lo prueba un aviso de la "Sastrería Española" aparecido en un periódico de entonces donde decía que su propietario había llegado de Europa para servir a los caballeros elegantes de la población.

Las actividades culturales e intelectuales no iban a la zaga y ello queda evidenciado en la aparición de 'El Progreso de Entre Ríos", primer periódico publicado con letras de molde en la localidad, cuyo fundador, Isidoro de María, había sido llamado por Urquiza para preparar su pronunciamiento contra Rosas, y cuya imprenta fuera traída desde Montevideo.

También comenzaban a producirse acontecimientos de relieve cómo el apoteósico recibimiento que se le tributara a Urquiza después de su triunfo en la batalla de "Vences".

Con la ayuda de la imaginación, y teniendo como base algunos datos significativos de la época, quizá no nos resultaría difícil ubicarnos mentalmente en el Gualeguaychú de antaño. En ese cuadro retrospectivo aparecería entonces con vivos trazos y colorido la imagen de aquellas colonias extranjeras cuyos miembros no desperdiciaban oportunidad para reunirse a rememorar acontecimientos y costumbres de sus respectivos y lejanos países de origen, quizá con el propósito de no sentirse tan desarraigados y perdidos en la nueva y para ellos extraña tierra de adopción. Desfilarían entonces acontecimientos como aquel lejano 15 de Agosto de 1858 en que con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del natalicio de Napoleón, los residentes franceses organizaron un gran baile el cual tuvo lugar en el amplio escenario de la "Cancha Nueva", o como aquel otro de la noche del 20 de Noviembre de 1855 en que los residentes franceses, ingleses e italianos salieron de serenata por las calles para festejar su júbilo por el triunfo de los aliados en Sebasto­pol, durante la guerra de Crimea. La farándula partió desde el Café "Dutté" y estuvo animada por un conjunto filarmónico que se alternaba con una banda militar.

Tampoco los nativos dejaban de celebrar los acontecimientos importantes, especialmente aquellos que estaban relacionados con los vaivenes de la política, las luchas internas y la organización nacional. Una pauta de ello lo da la espontánea actitud tomada por la población el 16 de Junio de 1860 cuando llegó la noticia de la aprobación del Convenio de Paz por parte de la Cámara de Buenos Aires, incorporándose definitivamente esa provincia a sus hermanas Provincias Unidas del Río de la Plata. Aquella noche se improvisó una manifestación por la calle Urquiza la cual fue precedida por la banda de música seguida de la población que daba vivas al tiempo que hacía detonar cohetes.

¿Podemos imaginar estos hechos en una población que comenzaba a vivir su historia?. Podemos figurarnos aquella villa aún pequeña pero vibrante de espiritualidad al punto de contar en su seno con conjuntos musicales co­mo los nombrados más arriba? ¿Podemos hacemos una idea de como sería la existencia en medio de aquella comunidad incipiente pero rica en sucesos?. Este fue el medio en el cuál se desarrolló en gran parte la existencia de An­drade; el escenario en cuyo ámbito el gran poeta urdió sus sueños en la trama de poemas inolvidables; en cuyo seno luchó, amó y sufrió y para el cual, alejado ya definitivamente de él por motivo de sus cargos públicos, tuvo siempre sus mejores recuerdos como aquellos que inmortalizó en los sen­tidos versos de "La vuelta al hogar".

¿Hubiera sido Andrade quien fue si el destino no lo hubiese traído a la tierra de sus antecesores?. Esto no es posible determinarlo. Pero una cosa si es cierta: Gualeguaychú ha sido cuna y abrevadero de poetas, y si bien el lugar de nacimiento es un accidente que no depende de nosotros determinar, d de adopción, y en el caso particular del artista la fuente de inspiración, es una elección que depende en gran parte de nuestro li­bre albedrío y por lo tanto algo muy personal, aún cuando intervengan factores fortuitos que juegan en las decisiones, y en este caso tanto por propia determinación como así también por causa de los lazos sanguí­neos que lo unían a esta tierra, Andrade nos pertenece.

En 1857, nuestro poeta escribió un vibrante poema de despedida al Dr. Benjamín Victorica el cual fue cantado con música de Cardassi y Fermín Gómez.

Al año siguiente de ese acontecimiento, aparece un nuevo periódico en la localidad. Se trata del titulado "Esperanza de Entre Ríos" cuyo director es Don J. Lefebre y su principal redactor Don Luis Grimaux. El movimiento intelectual y cultural de Gualeguaychú, había comenzado a cobrar un ritmo intenso creando antecedentes de cultura que habrían de persistir hasta nuestros días.

Entre 1863 y 1868, las circunstancias políticas por un lado y por el otro sus necesidades económicas, determinan que Andrade se dedique casi por entero al periodismo. Durante ese tiempo en "El Porvenir" y otros periódicos suyos que aparecen en Gualeguaychú, publica una serie de artí­culos. Eran artículos combativos en los cuales se destacaban sus ideales re­publicanos y sus deseos de orden y justicia.

En aquellos años ocurren en Gualeguaychú otros hechos importan­tes: se coloca la piedra fundamental del templo el cual, con el correr de los años, habría de convertirse en la actual Catedral San José. El mismo es inau­gurado el 9 de Marzo de 1863. Se cuenta además con un coliseo, el Teatro 10 de Mayo, en cuyo escenario, compañías argentinas y extranjeras se alteraban para ofrecer magníficas representaciones, no faltando conjuntos vernáculos que interpretaban piezas de autores locales. Prueba de ello la dan los anuncios teatrales de la época. Uno de estos, aparecido en un periódico, informa que el 27 de Julio subirá a escena una obra tragicómica titulada "La coqueta de Gualeguaychú" original de Emilio Onrubia. Además aparece el primer coche de alquiler, es de propiedad de un señor apellidado Fernán­dez y está a disposición del público diariamente entre las 8 y las 19 horas. También se ha establecido un servicio de diligencias que se denomina igual que un hotel situado en la zona portuaria perteneciente a la misma empresa "Fonda del Vapor". El servicio estaba destinado a unir Gualeguaychú con Concepción del Uruguay y salía del mencionado hotel.

Ya en aquel entonces aparecen salones de baile y comedor tales como el de "Mogiardín" donde se podía comer y bailar por la módica suma de un peso, según reza un aviso. También se habilitan Café-Billares y algunos de ellos, como el situado en calle India Muerta (hoy San Martín) esquina Rosa­rio, servían comidas y enviaban viandas a domicilio, lo cual era entonces un inequívoco signo de progreso. Pero lo que más daba la pauta del creciente adelanto era el considerable número de empresas locales y la envergadura de las mismas: saladeros, curtiembre, molinos de cereales, fábricas de cigarros, compañías navieras, etc:

En este último rubro llama la atención la noticia de lo que aconteció d 5 de Abril de 1864. Aquel fue un día de fiesta en el puerto pues la empre­sa naviera "Gualeguavchú" incorporaba una nueva unidad a su flota. Se tra­taba del vapor "Era" el cual hizo su entrada triunfal a las 11,30 horas. Según la crónica de ese acontecimiento, la embarcación venía totalmente embande­rada y en el puerto era aguardada por la multitud que se había congregado desde horas tempranas. Al hacer su aparición fue disparado un cañonazo y el público prorrumpió en vivas y hurtas mientras la banda de música alegraba con sus acordes.

El 14 de Junio de aquel mismo año, a la una de la tarde, se celebró en el teatro una reunión popular con el objeto de hacer una manifestación en fa­vor de Perú. Hubo una concurrencia extraordinaria y en la oportunidad, Olegario Víctor Andrade y Emilio Onrubia leyeron composiciones originales que fueron muy aplaudidas.

El 23 de Febrero de 1868 hacía pocos días que se había aplacado la epidemia de cólera que hiciera estragos en la población de Gualeguaychú. Ello motivó que habiendo caído carnaval en esa fecha se suspendieran los fes­tejos. En compensación se quemó en la plaza un iudas de dos caras y se hicie­ron explotar petardos y varios tarros de pólvora.

Mientras estas cosas ocurrían en fa ciudad, Andrade, quién había esta­do ausente regresa a su seno.

El 24 de Abril de ese año, el Gral. Urquiza resultó electo para la gober­nación de Entre Ríos. Con anterioridad había perdido la elección presiden­cial la cual resultó favorable a Sarmiento. El poeta tomó la pluma periodísti­ca para ensalzar a quien fuera su protector y atacar al gran sanjuanino.

El año siguiente lo sorprende dedicado por entero a las tareas de bufe­te y de imprenta. Para atender ambas actividades había llamado como cola­borador al Dr. Delfín Camejo, abogado y periodista de renombre, y juntos trabajaron intensamente hasta que los acontecimientos políticos de la provin­cia tomaron un rumbo acorde a los ideales por ambos sustentados.

En esa época Andrade fue designado legislador provincial y desde su puesto se dedicó con ahínco a resolver los problemas de la educación. Entre muchas otras iniciativas en tal sentido, sugirió a la sociedad Protectora de la Instrucción de Gualeguaychú, la fundación de una biblioteca pública.

Con el fin de patrocinar la creación de aquella institución tan importan­te para el desarrollo cultural del medio, el domingo 3 de Abril de 1870 orga­nizó en el teatro una velada literaria.

Teatro 1 de Mayo

Teatro 1º de Mayo de Gualeguaychú

Pero aquel mes habría de ser pródigo en acontecimientos para el autor de "Nido de Cóndores". En efecto, una semana después, el lunes 11, recibía la infausta noticia de que su magnánimo protector, el Gral. Urquiza, había sido asesinado. Fue para él una conmoción tremenda de la cual no se recuperó fácilmente. A raíz de este acontecimiento, y como consecuencia de la intervención federal a Entre Ríos, el diario que editaba debió cesar en su publicación, pero Andrade no se amilanó ante la adversidad y pocos días después, el 28 del mismo mes, funda el periódico "La Libertad", el cual, para poder aparecer, manifiesta en lo político adhesión a los principios del gobierno nacional. Por su parte, Sarmiento conocedor del poder del periodismo, y no obstante la mordacidad con que el poeta lo había atacado, le tiende la mano, y el 10 de Agosto fue llamado a colaborar en la función pública designándo­sele administrador de la aduana de Concordia donde permaneció por espacio de cinco años. (1)

Pero antes de esto, en Gualeguaychú habían sucedido otros hechos algunos de los cuales contaron con la participación de Andrade. Así por ejemplo, el 7 de Abril, en el teatro se llevó a cabo una conferencia que estuvo a cargo de destacados oradores entre los cuales figuraba nuestro poeta, Héc­tor Varela conocido por el seudónimo de "Orión y Onésimo Leguizamón.

En otro aspecto los acontecimientos políticos y militares habían de­terminado una movilización de tropas, y el 15 de Junio, el Gral. Ignacio Rivas, al frente del Batallón 4 de Línea, llevando dos piezas de artillería y la escolta del Cnel. Luciano González, salió de Gualeguaychú con desti­no a Concordia para luchar contra el Gral. Ricardo López Jordán.

En Julio de 1871, con el propósito de manifestar sus inquietudes li­terarias y políticas, Andrade saca a la luz en Concordia un periódico con el mismo nombre que un año antes había aparecido en Gualeguaychú, es decir "La Libertad". Mientras tanto en la última ciudad nombrada hacía también su aparición un nuevo órgano periodístico, "Guardia Nacional" cuyo fundador y director era el Señor Casacuberta.

El 20 de Marzo de 1872, es inaugurada en Concordia la Biblio­teca Popular, designándosele presidente a Andrade, principal gestor de su creación.

El 16 de Agosto de aquel mismo año, como consecuencias de in­trigas urdidas por sus enemigos políticos, el poeta fue exonerado del cargo de administrador de aduanas, acusado de malversación de fondos públicos y encarcelado.a

Separado de su cargo y ofendido en su honor y amor propio por las acusaciones gratuitas que se le hicieran, Andrade y su familia perma­necieron varios años en Concordia al borde de la miseria. pero en 1875 la suerte del gran vate dió un vuelco favorable. La primera Biblioteca Popular había fracasado por falta de apoyo, pero Andrade no cejó en su empeño y el 21 de Abril de ese año se habilitó nuevamente. El acto de inauguración dio lugar a un acontecimiento socio-cultural de trascen­dencia pues al mismo, en cuyo desarrollo la hija de Andrade recitó un poema de su padre titulado "Las Ideas" y éste hizo uso de la palabra, asistió el presidente de la República, Nicolás Avellaneda. Este le ofrece ayuda y lo insta a trasladarse a Buenos Aires, ciudad esta en donde ya había intentado suerte en otras oportunidades.

En 1876, animado por este ofrecimiento, Andrade se dirige a la metrópolis por última vez. Allí reanuda amistad con poetas y literatos de su generación y conoce e intima con otros de la nueva tales como Miguel Cané, Ricardo Gutierrez, Rafael Obligado, Joaquín Castellanos, etc., etc. todos ellos de gran relevancia y que en esos momentos diri­gían las nuevas corrientes literarias.

Catedral de Gualeguaychú

Por aquella época ingresa en "La Tribuna" como redactor principal. Paralelamente a su actividad periodística colabora con trabajos. poéticos en "El Álbum del Hogar ' que dirigía su coterráneo Gervasio Méndez; en la revista "Revista del Río de la Plata" que dirigía Gutiérrez; en la "Ondina del Plata ' v otros órganos literarios. Finalmente funda su propio diario: "La Tribuna 'Nacional". El 4 de Mayo de 1878, se incorpora a la Honorable Cámara de Diputados de la Nación como representante de Entre Ríos, siendo reelecto para un nuevo período al finalizar en el mandato.

Mientras tanto Gualeguaychú seguía progresando y sumando aconte­cimientos a su historia. Eran años de pioneros en un medio donde casi todo estaba por hacerse. El espíritu emprendedor de sus hombres, muchos de ellos inmigrantes, se mezclaba a los acontecimientos políticos y las luchas arma­das. Eran años de empresas y de pasiones encontradas, ricos en sucesos.

El 7 de Junio de 1872, "El Republicano", otro órgano periodístico de la época cuenta del proyecto de construir una línea ferroviaria que viniendo del centro de la provincia pasara por Gualeguaychú para seguir a Concepción del Uruguay. Juntamente con ese proyecto existía el propósito de realizar grandes obras de canalización en la boca del Río Gualeguaychú, la cuál sería conectada a la población con un ramal ferroviario. El proyecto había sido presentado al Poder Ejecutivo de la provincia de donde había pasado con visto bueno al Poder Legislativo, pero luego quién sabe por qué motivo no prosperó.

Un nuevo periódico aparece el 18 de Diciembre de aquel año. Se trata de "El Orden". Para ese entonces también varios profesionales se han estable­cido en la localidad: hay tres o cuatro médicos, otros tantos abogados y den­tistas. Además se han instalado casas de fotografía, librerías, boticas, barra­cas de acopio de productos de la tierra y nuevas industrias.

En el aspecto edilicio existen varios proyectos y uno de ellos contem­pla el traslado del cementerio que por ese entonces estaba emplazado donde actualmente se halla el Hospital Centenario. La ciudad había crecido tan rápidamente que aquél había quedado cerca de la población y los vecinos lo consideraban un peligro para la salud.

Pero no todo era progreso: las pasiones políticas desatadas solían asolar la ciudad. Ataques, incendios intencionales, eran algunos de los hechos mas frecuentes que perturbaban la tranquilidad constructiva de aquellos empren­dedores vecinos.

No obstante el pueblo no dejaba de progresar y divertirse. Así, en el No 2 de "El Orden" aparece un comentario elogiando la función teatral de esa noche. También se anuncia el estreno de una pieza teatral titulada "El amor y la razón", escrita por una señorita de la localidad.

Las inquietudes de progreso no cejan en ningún momento y el 22 de Diciembre de ese año se convoca a los vecinos a los efectos de subscribir acciones con el fin de instalar una Sucursal del Banco Nacional (más tarde llamado Banco de la Nación). La misma resulta todo un éxito y tiempo des­pués la institución es establecida en la ciudad.

El 7 de Enero de 1873 tiene lugar un hecho trascendental para la fu­tura dudad: la constitución de la municipalidad y el nombramiento de su primer presidente. El cargo que en primer término había sido adjudicado al Señor Arambarri, por haberlo declinado éste, fue asumido por el Señor Cán­dido Irazusta, siendo vicepresidente Don Sixto Neira.

Dos años más tarde, el 27 de Julio de 1875, las noveles autoridades llaman a licitación para las obras de empedrado de la calle San Martín.

El 30 de Octubre de 1882, Andrade falleció víctima de un ataque ce­rebral. Aquél último año había sido para el poeta pródigo en acontecimien­tos donde lo bueno y lo malo se alternaban en una increíble sucesión de he­chos trascendentales para su vida: En Abril, siendo aún muy jóven, falleció su hija Lelia por quién sentía particular cariño; en Mayo su matrimonio cum­plió las Bodas de Plata; pocos días después recibía el diploma de Diputado reelecto por Entre Ríos; el 6 de Junio, buscando distracción para su espíritu agobiado por la pérdida de su hija amada, partió para Montevideo de donde regresó a Buenos Aires quince días más tarde para incorporarse a las Cáma­ras; asistió a las sesiones y retornó al periodismo, escribiendo sólo en prosa pués había renunciado definitivamente a hacerlo en verso.

PERIODOS EN LA PRODUCCIÓN DE ANDRADE

La poesía escrita en Entre Ríos abarca desde 1855 a 1875 (20 años); la escrita en Buenos Aires desde 1876 a 1881 (5 años). Son de este último período "El Nido de Cóndores", leída en el Teatro Colón el 25 de Mayo de 1877; "El Arpa Perdida", leída el 19 de Agosto del mismo año en el mismo lugar; "Prometo" y "San Martín", leídas el 4 de Febrero de 1878 en la vela­da cívica con que Buenos Aires rememoró al centenario del Libertador; "La noche de Mendoza", en Marzo de 1880; "La Libertad de América", en Sep­tiembre del mismo ario; "A Victor Hugo", leída el 24 de Agosto de 1881 en una velada literaria; "Atlántida", leída el 12 de Octubre de ese mismo año en Juegos Florales. Este fue su último canto.

NOTAS FINALES

En una carta de Alejo Peyret, condiscípulo de Andrade, donde hace referencia a este último en la época de estudiante en el Colegio del Uruguay, publicada en la "La Tribuna Nacional" del 10 de Septiembre de 1881 y transcrita por el historiador entrerriano Seró Mantero en un periódico de Concepción del Uruguay, hace referencia a lo lamentable del hecho de que Andrade debiera ocuparse del periodismo robando horas preciosas a su pro­ducción literaria, lo cual, por otra parte, como acota el mencionado historia­dor, le acarreó muchas dificultades puesto que debió hacer un periodismo de política combativa.

Esta fue, en gran parte, consecuencia de la necesidad de ganarse la vida. Si no hubiera sido por estas circunstancias, y dado el talento del poeta, su gloria hubiera sido sin duda similar a la de Victor Hugo (1) o Beranger de Francia.

(1) Andrade mantuvo amistad epistolar con el gran poeta y novelista francés y ambos se profesaban mutua admiración, habiendo llegado a decir Víctor Hugo que Andrade era el más grande poeta de América de su época.

Gualeguaychú siguió creciendo hasta ser la magnífica ciudad que es en la actualidad, y lo seguirá haciendo hasta convertirse en una gran metrópolis. Estos trozos de su historia, muchos sepultados en el semi olvido de los archivos, que hoy hemos traído a la luz, volverán nuevamente a las tinieblas o las penumbras de los documentos, pero la figura de Andrade estará perennemente presente porque Gualeguaychú no olvida a quienes cantaron en su seno. Siempre tuvo, y lo seguirá teniendo, Dios así lo quiera, una flor para sus poetas.

Enrique Angel Piaggio

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