Italianos que arribaron a la villa de Gualeguaychú

Rastreando a los primeros italianos que llegaron aquí antes de 1850

Muchos de ellos eran marinos provenientes de Génova y de Venecia

Autor: Marcelo Lorenzo 

En los primeros años posteriores a la declaración de la Independencia comenzaron a llegar italianos que provenían en su mayoría de las llamadas repúblicas marineras. Se radicaron en villas portuarias como Gualeguaychú,  según explicó el genealogista Gustavo Artucio Bigot, durante una exposición en el Instituto Magnasco.

Gustavo Artucio Bigot

Se sabe que la llegada de italianos a la provincia comenzó con la gran oleada inmigratoria que se inició en la década de 1870 con la sanción de la ley de colonización. Pero resulta que la presencia de los italianos en Entre Ríos es anterior y de hecho se la puede rastrear a la época colonial.

El genealogista paranaense Eduardo Artucio Bigot ha realizado, justamente, un estudio sobre los primeros inmigrantes de la península itálica en nuestra provincia, desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.

Miembro de número del Centro de Genealogía de Entre Ríos y miembro del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Artucio estuvo en Gualeguaychú el 23 de junio pasado, invitado por el Instituto Magnasco.

En la ocasión presentó ante el público local su libro “Los primeros italianos en Entre Ríos. 

Información y datos genealógicos de los primeros italianos registrados en la provincia (1755 - 1850)”.

En la disertación, Artucio comentó que su investigación empezó cuando descubrió, con sorpresa de su parte, que, en el primer libro de matrimonios de la Parroquia de Paraná, en 1765, estaba registrado el casamiento de un italiano.

Esto llamó mucho mi atención, porque no me imaginaba que hubiera italianos en esa época en esta provincia. Esto generó una inquietud en mí, y decidí averiguar si había otros más, comencé a investigar y fui descubriendo que había otros. En esta investigación confluían dos de mis pasiones: la genealogía y la italianistica” refirió.

Entre Ríos es una provincia que fue organizada y poblada tardíamente por los españoles. Y los registros de las personas los llevaba a cabo la Iglesia Católica, a través de las actas de bautizo, de casamiento y de defunción.

La primera parroquia en toda la provincia fue la de Paraná, creada en 1730, y los registros con los que se cuenta son a partir de 1755. Esta base de datos se amplió luego con la creación de las parroquias de Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay, entre 1780 y 1781.

Artucio trabajó con los registros parroquiales y los censos realizados en ese periodo, que abarca la época colonial y los primeros años del país independiente. Esto le permitió reconstruir quiénes fueron los primeros italianos que arribaron a Entre Ríos, de dónde procedían, qué oficio desarrollaron en la región y que relaciones familiares tejieron a lo largo del tiempo.

El primer italiano registrado en la provincia estaba radicado en lo que actualmente es el Departamento Victoria, en la zona de Chilcas. “Lo que también llamó mi atención es que en el registro consta que tanto él como sus padres eran de nacionalidad italiana, siendo que por entonces el estado italiano como tal no existía”, explicó Artucio.

Sobre el particular, el investigador aclara que Italia por entonces estaba dividida en reinos, principados, ducados y otros estados independientes entre sí, algunos vasallos del Sacro Imperio Romano Germánico y otros vasallos de la Iglesia Católica.

Marinos que arribaron a las villas portuarias 

En la primera mitad del siglo XIX, los italianos que arribaron a estas latitudes lo hicieron en forma voluntaria, no inducida por el gobierno argentino, como sí pasó a partir de 1850, cuando se estimuló oficialmente la instalación de colonias agrícolas en el país.

Entre las principales conclusiones de la investigación de Artucio figura el hecho de que estos extranjeros itálicos provenían preferentemente de las llamadas repúblicas marineras, o sea de Génova y Venecia.

La mayoría de ellos se radicaron en las ciudades y villas portuarias, como Paraná, Victoria, Gualeguay, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay y Concordia.

Era gente que se trasladaba con sus barcos para cumplir tareas de transporte, dado que en esa época los caminos prácticamente no existían y la mayor parte del transporte se hacía por vía fluvial. Acá prácticamente no había personas idóneas en el arte de navegar, y esa tarea la cumplían los primeros italianos que llegaron”, aclara Artucio.

Según relató, este ingreso de italianos coincide, durante esta época, con el hecho de que Napoleón Bonaparte, tras invadir la península itálica, disolvió las repúblicas de Génova y Venecia, y esto impactó negativamente en la actividad económica de ambos puertos marítimos.

Estas repúblicas marítimas, como se las llama, gozaron desde fines de la Edad Media de prosperidad económica gracias a su actividad comercial, en un marco de amplia autonomía política.

Contaban con flota naval y vigilaban los intereses comerciales de sus respectivas ciudades en los puertos mediterráneos. La intervención napoleónica en 1805, ahogó definitivamente la economía de estas repúblicas, provocando la emigración de marineros hacia América.

Es interesante hacer notar que a pesar que en la época de Juan Manuel de Rosas se prohibía la navegación por parte de los extranjeros de los ríos, muchos marinos y sus barcos venidos de Europa navegaban bajo la bandera argentina, porque trabajaban para el Estado argentino”, agregó el investigador.

Benito Magnasco, genovés que heredó la tradición marinera de su padre Juan bautista.

Los Magnasco

El célebre parlamentario Juan Laureano Osvaldo Magnasco, que nació en Gualeguaychú en 1864, era descendiente de una familia genovesa, que había arribado a la Argentina buscando nuevas oportunidades.

El abuelo de Osvaldo fue Giovanni Battista Magnasco, vecino de Portofino, localidad cercana a Génova, puerto abierto al Mediterráneo, quien se radicó con sus barcos en esta zona en 1837.

Trabajaba para el Banco Benítez, que operaba en la ciudad. Manejaba “La Sultana”. Juan Bautista fallece en Gualeguaychú el 30 de noviembre de 1863. Su esposa, María Forte, falleció en 1885, a la edad de 89 años”, describe Artucio.

Juan Bautista Magnasco arribó a la región con sus dos hijos, Emanuelle (Manuel) y Benedetto (Benito). Respecto a Manuel, nació en 1820 y falleció en Gualeguaychú en 1913. Estaba casado con Benedicta Gimelli, con quien tuvo 9 hijos.

Tenía una flota de veleros y se vinculó políticamente con personalidades influyentes de la época, como Venancio Flores, Francisco Solano López, el general José Urquiza, Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento. Hay que pensar que Manuel Magnasco solía transportar tropas del ejército”, refiere Artucio

El otro hijo fue Benito Magnasco, el padre de Osvaldo, el parlamentario. Nació en 1833 en Portofino y falleció en Buenos Aires en 1890. Se casó en Gualeguaychú con Adelaida Raffo, también genovesa, con la cual tuvo 10 hijos.

Benito era otro marino que realizaba la travesía entre Buenos Aires y Montevideo. Fue amigo de José Hernández, Venancio Flores y Bartolomé Mitre. Cuando falleció en Buenos Aires hicieron embalsamar su cadáver para luego sepultarlo en Gualeguaychú”, relató el genealogista.

Lo que es importante de destacar, y el caso Magnasco es muy representativo, es cómo estas familias inmigrantes se involucran activamente en la vida económica, política y cultural de la provincia y el país”, precisó.

Otros italianos que figuran acá antes de 1850 

Agustín Gianello es otro marino genovés que se radicó en Gualeguaychú antes de 1850. 

Era empresario que llegó al país con sus padres en 1831. Primero prestó el servicio en la armada uruguaya y después se estableció en Gualeguaychú. Participó en la vida política y en la defensa militar de la ciudad. No se casó, pero tuvo una relación con Celestina Rodríguez Salcedo, uruguaya, con quien tuvo un hijo, Segundo María. Éste último después se va a vivir a Gualeguay, donde fue intendente y diputado y fue el abuelo de Leoncio Gianello, destacado abogado, historiador, poeta y escritor argentino”, refirió el genealogista.

Otro genovés que arribó a Gualeguaychú es Lorenzo Capurro, hijo de Giovanni Capurro y Antonia Badaracco. Se casó con Francisca Antonia Díaz, nacida en Rosario del Tala, con quien tuvo varios hijos.

Después está José Salvador Gnecco, oriundo de Génova. “Viene a la ciudad casado con una italiana y con hijos. Esa mujer muere en Gualeguaychú.  Salvador (o Salvatore) después contrae matrimonio acá con Caterina Solari Devoto, también italiana, con quien tiene hijos. La familia se va luego a Buenos Aires”, destacó Artucio.

Otro inmigrante italiano que se radicó en Gualeguaychú es Domingo Reppeto (Doménico Felice), un genovés, fallecido acá en 1912, a la edad de 89 años. Se casó con una mujer de nacionalidad uruguaya, con la que tuvo varios hijos.

Por otro lado, está el genovés Juan Bautista Sanguinetti, cuyo matrimonio con una mujer de Rosario del Tala, de apellido Riquelme, está registrado en Gualeguaychú en 1844.

Hay un hombre de apellido Castelán, de Sorrento, de la zona de Nápoles, que figura en los registros de Gualeguaychú. Se casó en la ciudad en 1837 y tuvo varios hijos. Falleció en Gualeguaychú en 1871, a los 60 años.

En tanto Santiago Costa (que en realidad se llamaba Giacomo), se casó en Gualeguaychú en 1845 con una residente de apellido Urriste, con la que tuvo varios hijos.

Otra presencia peninsular es Andrés Chichizola, de Génova, que se casó en Gualeguaychú en 1848 con Luisa Sanguinetti, una italiana de Lavagna, cercana a Génova, con quien creó una numerosa familia.

Entre otros apellidos italianos que figuran en Gualeguaychú antes de 1850 aparece Peirano, Barbieri, Bruzzone, Gavasso, Garsolio, Rizzo, Subile y Guastavino

Revista Semanario Nº 135 - Junio 2023 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij

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