El Cuaderno Nº 166 de "Cuadernos de Gualeguaychú", publicado el Domingo 15 de agosto de 1999, bajo la autoría principal de Nati Sarrot, se dedica a la figura de José S. Álvarez, más conocido por su seudónimo Fray Mocho. Este cuaderno ofrece una detallada biografía del notable escritor y periodista.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 166
Los puntos clave que aborda el Cuaderno Nº 166 incluyen:
Datos Biográficos y Origen del Pseudónimo:
José S. Álvarez nació en Gualeguaychú el 26 de agosto de 1858, en una casa de la calle Concordia Nº 135 (hoy Fray Mocho). Su nombre de pila era José Zeferino Álvarez.
El seudónimo "Fray Mocho" se le adhirió en su niñez, acuñado por su maestro de primaria, D. Olegario Errauzquin.
Falleció en Buenos Aires, en su casa de Bolívar 705, el 23 de agosto de 1903, tres días antes de cumplir cuarenta y cinco años. Sus restos fueron sepultados en el cementerio de la Recoleta, siendo trasladados posteriormente, en 1953, al Cementerio del Norte de Gualeguaychú por gestión municipal, y depositados en su lugar definitivo en 1958.
Trayectoria Profesional y Periodística:
Llegó a Buenos Aires alrededor de 1879, donde se dedicó a la observación de la sociedad y a su carrera como reportero.
Trabajó en la Policía Federal, donde organizó la Comisaría de Pesquisas y elaboró dos tomos de la obra "Galería de ladrones de la Capital", con fotografías y características de los sujetos, de gran utilidad para las cátedras de Criminología y Legal.
Fue el fundador y director de la revista "Caras y Caretas" junto a Manuel Mayol y Eustaquio Pellicer, una publicación que alcanzó gran circulación y le proporcionó estabilidad económica.
Obras Literarias Destacadas:
"Memorias de un vigilante" (1897): En esta obra, José S. Álvarez utiliza el seudónimo Fabio Carrizo para adentrarse y describir el temperamento y carácter de los personajes de los sectores marginales de la sociedad.
"Un viaje al país de los matreros" (1897): Surge de su experiencia recorriendo las costas de Santa Fe y las islas del Ibicuy, comisionado por el Ministerio de Marina para contratar marineros. Ofrece una profunda visión del paisaje y los habitantes de las islas del delta del Paraná, retratando a los "marineros de chiripá" y contrastando las "tierras bajas" con las "tierras altas", donde las leyes parecen no imperar.
"En el mar austral" (1898): Resultado de un viaje imaginario, que explora las aventuras de seres marginados.
"Esmeraldas" (1885): Su primera presentación literaria, compuesta por "once narraciones un poco cortas de pollera".
"Cuentos" (1906) y "Salero criollo" (1920): Obras que consolidaron su estilo de observación social con humor y complicidad.
Legado y Homenajes:
Aunque no se dedicó al teatro, la fuerza de sus descripciones y personajes ha permitido que sus cuentos sean adaptados exitosamente a las tablas, como lo hizo el grupo A. Amigos del Arte en Gualeguaychú.
Su obra sigue siendo relevante por su humor y la aguda observación de la sociedad de su época.
Fue reconocido en su ciudad natal, con dos escuelas provinciales llevando su nombre (José S. Álvarez y Fray Mocho) antes de la separación territorial del Ibicuy. En 1958, su tumba en Gualeguaychú recibió placas de la Policía Federal Argentina, "Caras y Caretas", la Asociación del Magisterio de Gualeguaychú y el Distrito de Ceibas.
El Cuaderno Nº 166 fue elaborado con la investigación y textos de Nati Sarrot, la jefatura de redacción de Marco Aurelio Rodríguez Otero, y Fabián Magnotta como redactor invitado.