Espuelas para hacer el Cabildo
A pesar de la marcación de Rocamora, dedicando el frente de la manzana rodeada por las hoy calles Rivadavia, Rca. Oriental del Uruguay, Sáenz Peña y Luis N. Palma, la lectura del Libro de Acuerdos testimonia que iniciado el 1800 aún los señores cabildantes reclamaban un edificio apropiado para hacer sus reuniones
Es en 1794 en que, convencidos de la falta de aportes autorizados para la obra, deciden y exponen el 1 de febrero, sacar a remate un par de espuelas de plata que se tenían en depósito. Pertenecieron a un preso que fugó de la cárcel sin dejar rastros.
Y ya que de espuelas se podían valer, se tuvo en cuenta que Francisco García de Petisco, en 1792, había vendido al capataz de D. José Cevallos, sin consultar a los demás cabildantes, otro par, también de plata, valuado en 37 pesos, suma de la que sólo había ingresado 10. Sabemos que habían pertenecido a otro preso, lo que no podemos anotar es la causa por la que quedaron sin dueño y libres a la venta.
Concluye el año 1799 y con él el siglo, y el Cabildo de Gualeguaychú sigue sin tener Sala Capitular. En fecha 31 de diciembre convoca a concurso para el día 3 de enero en el que se presentarán cálculos de material para construir:
Sala de seis varas de largo y un aposento de 4, con 2 puertas y 2 ventanas de medio punto para sesionar. Una pieza de 6 varas para Cárcel y una pieza de 4 para calabozo. La puerta de afuera de dicha cárcel será doble con un cerrojo y la del calabozo lo mismo, con sus cerraduras y herrajes.
Otra pieza de 6 varas para el Cuerpo de Guardia con puerta y ventana.
Todas las cinco piezas darán a un corredor que mirará hacia la Plaza.
Todo cercado de palo a pique. Así mismo una casa para escuela...
Aún se planifica la Sala Capitular. Fácil es deducir que las espuelas no dieron como para ser Cabildo.
El siglo XIX, comenzará en unas horas.