Canillita

Yo lo vi contra el rojo de la fría mañana

reclinando en mi sombra su indeciso perfil.

Florecía en su cara una angustia temprana

y en febril intercambio mi ansiedad se hizo hermana

de su ingrato vivir.

Sus manitas de escarchas estrujaban los diarios

para hacer de sus letras un pedazo de pan

y gemía en el viento su clamor solitario...

¡Cuántas bocas vivían de su hambriento salario!

¡Cuántas, ¡ay!, callarían si él quisiera callar!

Lo miré como un padre. Fue la aurora testigo

que con miedo y con pena nos miramos los dos.

Y lloré sobre el niño, sin amor, sin abrigo;

comprendí que la calle me entregaba un amigo

y le di lo que tengo: le entregué esta canción.

¡Canillita descalzo que en la bruma resbalas

y eres sólo una mancha y un enorme vocear!

Con el viento en los diarios vas prendido en dos alas;

porque Dios te vio niño y en redor sombras malas,

Él oyó tus clamores y te ha echado a volar.

Pbro. Luis Jeannot Sueyro

"Los versos del Cura Gaucho"

El Cura Gaucho