Soneto a la ansiedad
Nací para volar y yo no vuelo.
Mi nodriza de luz fue la tristeza
que deshojó en mi grávida cabeza
hartor de tierra y un imán de cielo.
Ya no puedo anidar sobre este suelo,
donde sólo se sangra y se tropieza,
donde la carne es áspera corteza
que cubre el alma con impío velo.
Si estoy sediento de las cumbres bellas,
y en mi pecho fermentan las alturas;
si en la noche me llaman las estrellas,
¿he de seguir, mendigo de venturas,
hollando el polvo sin dejar mis huellas?
¡Alas, Señor! ¡Me asfixian las llanuras!
Pbro. Luis Jeannot Sueyro
"Los versos del Cura Gaucho"