Panis Vitae

Cantad al Señor, bendecid su nombre” Salmo 95

(1941)

Me dejaste en las carnes la ansiedad de tu huella

y en el alma nostalgias de una patria mejor.

Pobre charco olvidado que hoy refleja una estrella,

alumbré mi horizonte con la aurora más bella

porque en mí llevo un sol.

Te buscaba en las sombras, Nazareno divino,

con el hambre infinita de tu luz y tu amor,

y asomado a las noches de mi cruento camino

te he sentido muy cerca, no en solar palestino,

sino en el corazón.

Eras Tú, porque en medio de mi calma suicida

sacudí como un Lázaro mi sepulcro sin luz:

ya sufría, ya amaba, y una mano escondida

me arrancaba las vendas. Tú eres Pan de la Vida,

por Ti vivo, Jesús.

Quédate junto al pozo de mi enorme tortura

y háblame como hablaste con sedienta mujer.

Ya conoces mis sueños y mi sed sin hartura...

Si Tú quedas adentro, si Tú llenas mi hondura

no tendré nunca sed.

Pbro. Luis Jeannot Sueyro

"Los versos del Cura Gaucho"

El Cura Gaucho