Por Delia Reynoso de Ramos
Esta niña prodigio, nacida en Gualeguaychú el 8 de junio de 1869, bautizada como María Luisa, era hija de Francisco Guerra y Bárbara Cortínez. Su casa familiar, en Gualeguaychú, estaba ubicada en calle 25 de Mayo esquina Rocamora, donde por tantas años funcionó el Bazar Alemán de los hermanos Crespo.
Desde muy pequeña tuvo inclinación por la música, con especiales condiciones para el piano. Sus tíos, Leopoldo Guerra (banquero) y Fátima Zunino, conscientes de sus aptitudes, –cuando tenia solo seis años– la llevaron a Rosario (Santa Fe), donde residían, para contribuir a su educación artística.
Allí estudió con el maestro Narciso Fontanals. En 1878, reconocidas sus cualidades interpretativas, la llevaron a Europa. La niña se despidió de Gualeguaychú con un concierto en el Club Recreo Argentino, en el que por su brillante actuación provocó gran admiración.
Ya en Europa fue discípula del Maestro Fumagalli del Conservatorio de Música de Milán. Allí, la eximia pianista profundizó sus estudios, perfeccionó su técnica y desarrolló sus cualidades de intérprete.
Pese a su juventud, por sus excepcionales facultades, crecieron su fama y su prestigio de tal forma que llegó a ser considerada como una de las mejores concertistas del mundo en su época.
A los 23 años, regresó a Gualeguaychú para visitar a sus familiares, circunstancia que le permitió intervenir en el concierto que ofrecía la Sociedad La Caridad a beneficio de la Comisión Promonumento al Pbro. Luis N. Palma.
El concierto se realizó en el Teatro 1º de Mayo colmado de público que, admirado, premió con interminables aplausos aquella inolvidable presentación. Para dicho acontecimiento debió traerse un piano desde Rosario, instrumento que luego fue rifado, con el fin de obtener mayores recursos para la realización del mencionado monumento. Con el dinero recaudado pudo costearse la escultura de mármol, obra del artista Lucio Correa Morales, que se encuentra en el atrio de la Catedral San José, en homenaje al sacerdote-poeta que tanto hizo por la finalización de dicho templo y por la ciudad.
Posteriormente, María Luisa, como consagrada concertista, debió regresar a Europa donde permanecería hasta el fn de sus días. Vivió en San Sebastián en una finca que llamó Villa Argentina –bella y tranquila mansión– en la que residió durante su larga vida, siempre que se lo permitieron sus giras artísticas.
La “Flor del Plata”, como la llamaban; requerida por sus dotes musicales, ofreció innumerables conciertos en el continente europeo y deleitó con sus interpretaciones a los personajes mas importantes de la aristocracia, a tal punto que el Rey de España Alfonso XIII la condecoró con el título de Baronesa en reconocimiento a su técnica y a su sensibilidad artística.
El 11 de noviembre de 1949, a los 80 años de edad, falleció en San Sebastián, ciudad que impuso el nombre de María Luisa Guerra a una calle, en memoria de esta excepcional concertista argentina.
Y “... Aunque dicen que el Arte no tiene patria; el terruño donde nacieron Olegario Víctor Andrade y Gervasio Méndez, reclama también para su gloria a María Luisa Guerra” –expresaba el Almanaque del Censor, en 1903*– y así, también en Gualeguaychú, en 1973, se resolvió evocar su figura, que honra y enorgullece a este pueblo, designando una calle de la ciudad con su nombre.
Fuentes
EL NOTICIERO. Gualeguaychú, 4 de noviembre de 1895.
EL CENSOR. Gualeguaychú, 11 de julio de 1942.
EL DÍA. Suplemento Cultural. Gualeguaychú. “Una niña prodigio, María Luisa Guerra”. Cuadernos de Gualeguaychú.
Diario El Argentino. N.º 21. Gualeguaychú, 1º de agosto de 199, pp. 1, 2 y 3.
ALMANAQUE DE EL CENSOR. N.º 1. Gualeguaychú, 1903.
Victoria María Luisa Guerra (La “Flor del Plata”)