La Kermesse

La Kermesse fue otro de los medios para recabar fondos para el mantenimiento del hospital, el asilo y otras obras muchas veces poco conocidas en cuyo marco la filantropía tuvo su desarrollo .

La organización de una kermesse no era cosa simple dado que suponía el montaje de todo un espectáculo complicado.

Alguna de las últimas kermesses tuvieron por marco el ámbito de la Plaza Chica, la "Libertad" hoy Urquiza.

En la zona aledaña a las calles Magnasco y Palma se ubicaban la mayoría de los quioscos destinados a los entretenimientos, juegos destinados a las personas mayores aunque también participaban activamente la muchachada de entonces, apiñándose alrededor de los quioscos.

El atractivo principal era el juego de dados llamado "la chica y la grande" los dados cubiertos por una especie de embudo, era un paso inglés sintetizado, luego venían la ruleta, rueda grande empernada en un palo, los caballitos, el juego de aros, las loterías, los números por sorteo para diferentes premios, estos sí dedicados a los niños.

Se cobraba entrada.

Era una de las pocas veces que se cobraba entrada para algo, claro está, aparte de los espectáculos tradicionales como el cine o el teatro.

Oscilaba entre veinte y cincuenta centavos.

Se cerraban las cuatro esquinas de la placita con unos vallados semejantes a largas tranqueras, fabricadas con lo que en construcción se denomina tabla de chiquero , tabla ordinaria de pino de quince centímetros de ancho y pulgada de espesor por cuatro y medio o cinco de largo.

Una mesita y tres o cuatro sillas servían de apostadero a los de la "entrada".

Los quioscos estaban fabricados comúnmente por un cerco también de tablas y muchas veces revestidos de lienzo a las barandas, y las barandas pintadas a color uniforme o con detalles de elemental visserie.

Algunas breves guirnaldas de lamparillas blancas y otras en color prestaban una mejor iluminación que la habitual de la plaza la cual por ese tiempo era completamente mínima.

El barrio de la placita se veía más animado por los días de la Kermesse, con su vecindario en las puertas o sentados en sus sillas o butacas en las veredas y desde allí tranquilamente contemplaban la fiesta que se prolongaba hasta cerca de la medianoche.

Por que en realidad era una fiesta fuera del calendario.

Hemos llegado aquí a un nueve de enero del 31, un día cualquiera, en un año cualquiera en un tiempo que va transformándose, modificándose insensiblemente sin que nos vayamos cabalmente dando cuenta de tal circunstancia.

Pero sin duda, fueron los últimos tiempos de aquellos Kermesses.

CRÓNICAS INFORMALES

Carlos Lisandro Daneri

Gualeguaychú – Año 1998