Lo que me dijo la noche
(1940)
Lo que me dijo la noche
no me cabe en las palabras;
pero al choque de la luz
se me ha caído del alma,
como el rocío ante el sol
cae llorando de las ramas.
Lo que me dijo la noche:
me desangro en alborada
para decirle a mi Dios
su nombre con lengua gaucha.
Noche tremenda de octubre:
santidad de luna blanca,
estrellas meditabundas,
las sombras arrodilladas.
El viento trasnochador
como un sonámbulo pasa.
Se hilvanan todas las cosas
en una sola substancia.
Arriba, Dios: unidad.
Abajo carne, y el alma
que se cansa de subir
escaleras de miradas.
Están dormidos los hombres,
están despiertas mis ansias
y en vuelo de libertad
he roto todas las jaulas:
mía es la noche de octubre;
yo la comprendo, ella habla.
Es triste hundirse en la noche,
sin presagios de alborada;
es triste dejarlo todo,
sin dejar algo del alma
(polvareda en el camino
o enredadera en la rama).
El viento trasnochador
se paró cerca del alma
los astros temblando miran,
dos sombras arrodilladas.
¡Dios en todo: sube a gritos
un gran silencio de Patria!
El polvo de lo que muere,
La luz que nunca se acaba
Luchan en mí, todo el mundo
me cabe en una palabra
como caben las estrellas
en la pupila admirada.
Noche inmóvil por doquiera
(noche en estado de gracia).
Cómo se acerca lo eterno,
cómo el terruño se agranda
y bajo un solo horizonte
la Patria entera se abraza.
El viento, pobre cieguito
que mendiga una palabra,
sin decir de donde viene
ni donde va... pasa, ¡pasa!
Y con él pasa la historia
de las cosas y las almas,
y con él me voy a Dios
porque soy barro con alas.
La blanca noche de octubre
se muere en una mañana.
La luna sin hacer ruido
se acuesta lejos, se apaga...
vio tantas cosas que mueren,
quiere ver lo que no acaba.
Lo eterno que llevo dentro
se me despierta, me arrastra.
¡Qué bueno hundirse en tal noche
para ver tal alborada!
Qué bueno dejarlo todo
y encontrar todo en el alma.
Pbro. Luis Jeannot Sueyro
"Los versos del Cura Gaucho"