Los días pasan y las discusiones en la Villa que Rocamora fundara 27 años atrás, crecen más y más. Reuniones secretas aquí y allí...tan secretas que Jaime Marti denuncia:¡Están conspirando! Y en otra carta que vuela a Buenos Aires nombra a uno por uno.
¡ El Alcalde Ordinario, Petisco, es la figura realista más destacada! Más aún: Don José Borrajo lo dice a todo el mundo: -¿Cómo voy a aceptar yo esta situación? ¡Esa Junta "está compuesta en su mitad por mulatos!".
Y el portugués Juan Lamego tampoco se calla. Acaloradamente grita que pronto tendrá el placer de colgar una cabeza de los miembros de la Junta de Buenos Aires.
Panfletos con propaganda contrarrevolucionaria de Montevideo llega escondida en lanchones que navegan el Uruguay y entran por el Gualeguaychú. Con notable interés comienzan a circular entre comerciantes y hacendados españoles.
Toman coraje y el 7 de noviembre, reunidos en un Cabildo Abierto, deciden no reconocer a la Junta de Buenos Aires. Piden a Montevideo auxilio militar. Insisten. Finalmente llega. Son cuarenta hombres. No se necesitan más.
Gualeguaychú ha retornado a defender la causa española, como sucede en Gualeguay y Arroyo de la China. Las opiniones se dividen. Los amigos se separan. Los jóvenes criollos enfrentan a sus padres españoles. Se comenta con indignación el tratamiento que reciben jóvenes mujeres en Concepción del Uruguay por manifestar su adhesión a la Junta.
>> ¿NO HAY PATRIOTAS EN GUALEGUAYCHÚ? ¿Y LOS CRIOLLOS?
Sigilosamente y sin que se advirtiera, un criollo de la Villa - Gregorio Samaniego- ofrece al gobierno revolucionario su persona, sus bienes y seis armas de fuego que encontró por ahí. El paisanaje comienza a organizarse. Se vincula con patriotas de Gualeguay como Bartolomé Zapata. Con ardor, con sacrifico y coraje, hombres de humilde condición se aglutinan formando ejércitos mal armados, mal alimentados. Asaltan estancias, secuestran ganado y objetos de valor.
La estancia de Petisco en el Gualeguay Grande, es una de las primeras. En la medianoche del 21 de febrero de 1811, Samaniego, Zapata y su gente ocupan lugares estratégicos en los alrededores de la villa. El vecindario duerme tranquilo, protegido por las fuerzas del comandante Valentín José de Sopeña.
Al amanecer se apoderan de la sorprendida Gualeguaychú, entonces un rancherio habitado por 2000 personas. Muchos españoles huyen al Uruguay. Petisco y Borrajo se marchan prófugos a Soriano. Otros se remiten a Buenos Aires. El gobierno de la Villa queda en manos patriotas. Se nombra un nuevo Cabildo. El vecindario colabora con dinero, reses, caballos, carretas, en auxilio de los ejércitos patriotas que combaten en la Banda Oriental.
Samaniego ha iniciado su actividad militar que lo conducirá a dirigir fuerzas leales al gobierno de Buenos Aires.
Así concluye la breve dominación española en Gualeguaychú, tras producirse la Revolución de Mayo en Buenos Aires.
FUENTES:
_ Facundo Arce. "Entre Ríos en los albores de la Revolución de Mayo". Academia Nacional de la Historia. 1.960.
_ Julio Irazusta. "Historia de Gualeguaychu". Academia Nacional de la Historia. 1979.
_ Horacio Romero. "De los Cabildos a las Municipalidades en Entre Ríos".
_ Facundo Arce. Op.cit. Informe de Jaime Martí.
LAS COMIDAS PARA EL 25 DE MAYO
Es interesante meterse en el íntimo festejo de la fecha patria. Por ejemplo qué preparaban las familias para reunirse al almuerzo o cena de este día de celebración.
Marta Beines, de la ya desaparecida revista "El Hogar" de Buenos Aires, que tanto se leía en Gualeguaychú, dice en una crónica que nuestra cocina argentina se compone de un reducido número de platos; tan reducido como de rico y particular sabor. Luego los inmigrantes fueron abundando con la anexión de otros platos que acostumbraba a comer en sus países de origen, ajustados a los elementos que podían adquirir en estos lugares.
Los componentes del menú desde 1810 en adelante, en cuanto a lo nacional, puede verse con pocas variantes aún, y gustarse con añoranza del sabor de la cocción a leña o carbón, la olla de barro, el palo para revolver, los huevos, la manteca casera, etc.
Aparte del asado y empanadas, los pastelitos dulces, obligados en las comidas populares; el Pastel de Pollo o pichones, la carbonada, el Locro y, para endulzar, torrejas en almíbar, dulce de batata, membrillo o el colonial dulce de leche...
Este último se prepara poniendo en una paila (vasija de metal, redonda, grande, y poco profunda) 1/2k. De azúcar, ¾ de taza de agua y 1 rama de canela. Se hace hervir, revolviendo hasta lograr un almíbar espeso.
Se agregan al almíbar, 2 litros de leche, ya retirada la paila del fuego y batiendo con fuerza para que no se corte. Poner al fuego nuevamente (fuego muy suave) y revolver todo el tiempo hasta que tome color marfil. Debe quedar muy claro y liviano.