Abría las puertas a las sagradas celebraciones con la bendición de palmas y olivos; acto que memoraba la entrada de Cristo en Jerusalén. La Santa Misa con el canto de la Pasión y la Procesión de Ramos se realizaba en la manzana de la plaza frente a la Iglesia.
... El lunes, eI martes y el miércoles eran de oración y recogimiento, apropiados para llegar a la Penitencia como Sacramento preparatorio a la Pascua del Señor.
Por la mañana, la Misa Cantada de la Institución de la Eucaristía y el Sacerdocio donde el celebrante lava los pies de doce hombres, como lo hizo Jesús con los Apóstoles. Terminada la misa, éste con los integrantes de la Archicofradía del Santísimo, seguidos de los fieles, caminaban en procesión dentro del templo, llevando la Hostia consagrada hasta el Monumento, donde quedaría expuesta para su veneración hasta el viernes al comenzar los actos de ese día. Corresponde acotar que en la noche del Jueves se visitaba al Monumento de la Iglesia Santa Teresita como así también al de la Capilla de la Virgen de la Merced, en el Hogar de Niñas (hoy Correo Argentino).
Las Iglesias permanecían abiertas, permitiendo a los fieles la adoración del Señor en la Eucaristía.
En su edición del 5 de abril de 1849 "El Progreso de Entre Ríos" se refiere al significado del VIERNES SANTO: "Nuestra Iglesia celebra hoy la Pasión y Muerte del Redentor del Mundo, que murió en la cruz para salvarnos del pecado. El cristianismo tributa en estos días santos, de meditación y recogimiento, un homenaje fervoroso de dolor y veneración, a los últimos instantes del Señor Crucificado, cuya memoria renueva la Iglesia "Católica Apostólica Romana", (5)
Los actos comenzaban a la mañana con los cantos de Profecías, las Súplicas Solemnes y Universales, el Canto de la Pasión del Señor y la Misa de Presantificados. El Viernes Santo es el único día del año en que el sacerdote no consagra la hostia.
Luego del mediodía, lectura y meditación de las Siete Palabras y el Sermón de la Agonía.
A las tres de la tarde las campanas de las Iglesias doblaban a duelo por la muerte del Salvador.
La piedad del pueblo se expresaba al igual que en los cultos hispánicos: Sacar los santos por la ciudad. En la nuestra, alrededor de la plaza San Martín. Las imágenes legendarias fueron: la Dolorosa, San Juan y el Cristo Yacente.
La Dolorosa y el San Juan eran imágenes llamadas de candelero o bastidor. Cabeza, manos y pies de fina talla dispuestas en armazón, oculta bajo las vestiduras. El Cristo Yacente, talla completa que reposaba en sarcófago de cristal.
Por muchos años, al pasar la Procesión por la Jefatura de Policía se liberaba a uno o varios presos que, presurosos acudían a tomar las andas del Cristo.
La Dolorosa era llevada por damas ataviadas de negro; las cabezas cubiertas por velos o mantillas al uso español. El San Juan era portado por jóvenes y el Cristo por hombres, renovándose constantemente, dado la gran cantidad de fieles que pedían hacerlo.
Además de que en la procesión estaba prácticamente todo el pueblo, podía verse, en distintos medios de locomoción, a personas de aledaños y de la campaña.
De noche, el rezo del Vía Crucis y el Sermón de Soledad a cargo del Cura Párroco o de algún orador sagrado llegado a Gualeguaychú con ese fin.
A las ocho de la mañana, la bendición del fuego, canto de las Letanías, bendición del Agua Bautismal En la antigüedad bautismo de los catecúmenos.
A las diez se cantaba Gloria. Todas las campanas repicaban anunciando la Resurrección de Cristo. Caía la cortina negra (con gran cruz dorada al medio) que tapaba el retablo del Altar Mayor dejando ver las imágenes que hasta el momento se ocultaban bajo telas negras o violetas.
Al mismo tiempo, el folclore nos dice que al repique de campanas, la gente se lavaba los ojos como abriendo la visión a la gloria del Señor.
>> DOMINGO: PASCUA DE RESURRECCIÓN
Se iniciaba la Misa a las cuatro de la mañana. A continuación, Procesión con el Santísimo Sacramento por la Plaza. Los fieles portaban velas o faroles encendidos significando a Cristo, Dios y Hombre resucitado.
>> COSTUMBRES EN CUARESMA
Celebrado el último día de corsos, con el entierro del Carnaval estrictamente se concluían las fiestas populares hasta llegar a ]a Pascua de Resurrección.
No se realizaban bailes en salones y la música no se oía con estridencia en las casas de familia. Ni digamos ya entrados en la Semana Santa; las radios trasmitían música clásica o sacra.
Jueves y Viernes no se trasmitían los episodios de aquellas novelas radioteatrales que la gente de ciudad y campaña seguía con fruición.
Los músicos que integraban orquestas para bailes no trabajaban por los cuarenta días de Cuaresma. Debían imitar a la hormiga y guardar lo que el Carnaval les había proporcionado en abundancia.
El testimonio oral de Doña Zoraida Mendez de Echazarreta dice que, atrás los días cuaresmales, la familia se reúne en el comedor principal. La comida era abundante: pollos, perdices, empanadas de carne y ricos postres caseros. Los tradicionales huevos de pascua eran los de ave, pintados de diversos colores o con algún símbolo religioso que se repartían a los niños: Aún no se conocían los de chocolate.
Los dueños de casa obsequiaban al servicio doméstico generalmente un sobre con dinero. De tarde se servía el gustado chocolate o mate dulce con pastelitos. Por la noche el salón del Teatro 1º de Mayo, lleno de luces, recibía la sociedad de Gualeguaychú que bailaba hasta la madrugada. Mientras tanto en los suburbios el baile era la principal diversión.
"El Progreso de Entre Ríos" comenta otros festejos como la quema del Judas y fuegos artificiales. Concurrían damas y caballeros encumbrados que, unidos a la entraña popular daban brillo al regocijo de quemar un monigote que representaba al Judas. La Plaza Independencia (hoy San Martín) era el lugar de este festejo que se solventaba con suscripción popular ya que "el Judas" era obra de algún artista venido a Gualeguaychú a tal fin a quién se abonaba por su trabajo (6).
Concluimos la evocación de los actos litúrgicos de la Semana Mayor con los primeros cambios que se producirían anteriormente al Concilio Vaticano Segundo. Serían los del año 1953. Los cultos del Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo continuaron sin variante. El sábado a las 22.30 comenzó la Solemne Vigilia Pascual. La Iglesia se presentó como pocas veces, tan colmada de fieles que siguieron, al decir de "La Voz Parroquial" con sacrosanta unción los distintos actos.
A las 24 se cantó Misa de Gloria, luego Procesión del Alba con el Santísimo Sacramento, terminando con la bendición de los presentes.(7)