Un sacerdote es fusilado

Cuando en Entre Ríos gobernaba Lucio Mansilla habría períodos de anarquía y de luchas internas, a veces dependiendo de Buenos Aires y otras con ánimo de autonomía.

Esto último ocurre cuando Posadas crea en 1814 la provincia sui generis de Entre Ríos. En ella los habitantes respondían  a los ideales de Artigas y contra él se estrellaron todas las tentativas porteñas de avasallamiento y dominación. Los jefes políticos muchas veces intervenían en las cuestiones eclesiásticas hasta con medidas extremas. No faltaron sacerdotes que tomaron partido en estas luchas políticas, como el caso del dominico Fray Marcelino Pelliza, fusilado a unas cuadras de la actual Catedral, en un crimen que se les apropia a los artiguistas.

Su nombre aparece en el libro Iº de Defunciones de la parroquia, el 15 de mayo de 1811, cuando dio sepultura eclesiástica en el campo santo al cadáver de Baltazar Romero.

El sacerdote dominico andaba más por la campaña que en la población. Sabemos que ingresó a la Orden en 1795, siendo sus padres Domingo Pelliza y Bentura Isabel Arnaiz, y que también tenía un hermano dominico llamado Juan José[1].

La poca, pero rica historia que se conoce, señala que solía regresar después de media mañana, momento en que sonaban las campanas de la iglesia porque el Padre Pelliza había llegado para celebrar misa y entonces las familias interrumpiendo sus ocupaciones domésticas acudían al templo.

Después de la misa, no permanecía demasiado tiempo en la villa. Montaba a caballo y volvía a la campaña con alguna precaución. Así transcurrió algún tiempo hasta que llegó la orden de apresarlo. Resulta casi imposible obtener precisiones, pero seguramente que no escapó a la participación política en una época particularmente complicada. Hay historiadores que lo incluyen entre los Patricios Orientales, precisando que en unión con el veterano y reconocido párroco de Santo Domingo de Soriano, Don Tomás Gomensoro, había participado activamente en la política al propagar en la campaña la idea de la independencia nacional[2].

Cuando la noticia con la orden de fusilamiento llegó a Gualeguaychú cayó como un rayo fatal, por lo que nadie pudo dormir. Los aterrorizados habitantes del Gualeguaychú, sólo atinaron a rezar en sus hogares y llorar en las veredas. Es que el Protector Nominal de los Pueblos Libres, José Gervasio Artigas, que había dispuesto el fusilamiento, estaba en Paraná ese viernes 15 de abril de 1815.

Dicen que en el terreno de la actual esquina de San José y San Juan, el sacerdote justificó su accionar, habló de castigo exagerado y perdonó a sus enemigos. La sala de la esquina de la casa de Haedo le sirvió de capilla en la dramática noche de la vigilia.

El mulato Mariano Raya, cabo subalterno de Artigas en este pueblo, tuvo a su cargo la ejecución. El cuerpo fue velado en casa de la señora Petrona Nadal, en las actuales calles Urquiza y Rosario. Como hecho curioso, se sabe que el cadáver del Padre, tendido en un catre en el centro de la sala, despidió gotas de sangre hasta varias horas después del deceso, lo que se interpretó como un milagro.

Así figura en el archivo de la parroquia:

En el año del Señor 1815 a 16 de abril, yo Don Mateo Fortunato Gordillo, cura de esta Villa de San José de Gualeguaychú, di sepultura eclesiástica en la iglesia con entierro mayor cantado a el Padre Fray Marcelino Pelliza del Orden de Predicadores, murió de muerte desgraciada, se confesó y recibió la eucaristía, se enterró con cruz alta y misa cantada de cuerpo presente", se registra en el libro de defunciones de la parroquia[3].

 

Tiempos difíciles y cambiante, durante los cuales aparece un Artigas Protector de los Pueblos Libres, al recurrían muchas veces los sacerdotes, en búsqueda de auxilio y soluciones pastorales. En 1815 el jefe de los orientales designa como vicario eclesiástico para la Banda Oriental, Entre Ríos y Corrientes al Padre Dámaso Larrañaga.

Los tiempos que corrían exigían organización y prudencia, algo que muchas veces aportaba la misma Iglesia. Por eso podemos afirmar que la misma Iglesia ha sido clave en la cohesión colonial y también en la cohesión emancipadora, pero también anti emancipadora, según los casos. 

[1] Cf. Archivo Central Convento de San Pedro Telmo (Santo Domingo), Legajos Personales, 243,

[2] El Padre Dominico Tomás Xavier Gomensoro, era el párroco de Soriano por 1810, y será célebre su decisión de anotar en el libro de difuntos de la parroquia que en estas provincias del Río de la Plata el 25 de mayo expiró la tiránica jurisdicción de los Virreyes, la dominación despótica de la península española y el escandaloso influjo de todos los españoles. Esta nota en el respectivo libro se encuentra en Dolores (ROU).

[3] Cf. Libro de Difuntos Iº, f. 60 de la parroquia.

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Pastores según el corazón de DiosEl ministerio sacerdotal en la Parroquia San José de Gualeguaychú (1766 - 1905)

Pbro. Mauricio Landra

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