Por Andrea Sameghini
La construcción de esta casa muestra la arquitectura de otras épocas, allá en el siglo pasado, Desarrollada en un espacio amplio, en la actualidad solo se conservan los muros, las aberturas han sido sustituidas por vidrieras.
Antaño presentaba una fachada con grandes ventanas de rejas, líneas simples que evocaban la vida de arraigadas costumbres provincianas.
En esta casona, ubicada hoy en Avenida Rocamora y 25 de Mayo (ángulo S. O.), nació el 8 de junio de 1869 la pianista Maria Luisa Guerra (1).
Hija de Don Francisco Guerra y de Doña Bárbara Cortinez, esta futura estrella (2), se aleja, tutelada por su tío el prestigioso banquero Leopoldo Guerra hacia la ciudad de Rosario de Santa Fe.
En esta ciudad inicia, a los seis años sus estudios musicales bajo la dirección de Don Narciso Fontanals.
A los diez años ofrece en los salones del Club Recreo Argentino un concierto de despedida de la tierra natal.
Es el comienzo de una nueva forma de vida; guiada por su maestro del Conservatorio de Milán iniciará una meteórica carrera, asombrando a los públicos de distintas capitales de Europa.
La niña nacida en Gualeguaychú, continuará perfeccionando su arte. Instalada en España, será la discípula dilecta del primer concertista de piano español, maestro Carlos G. Vidiella (3).
Una plena labor pianística la aparta por varios años de su patria, pero siempre estarán presentes las estampas imborrables del Gualeguaychú natal.
Consagrada ya, aplaudida por reyes y emperadores; disciplinada en los estudios de las viejas Academias Europeas, regresa a Gualeguaychú, para brindar un concierto en el Teatro 1º de Mayo, donde recibe las aclamaciones más queridas de su carrera artistica. El producido del beneficio se destinaria a erigir una estatua al sacerdote poeta Luis N. Palma.
La esfera de su arte será Europa, y principalmente España, país donde se radicará para siempre.
He trazado en líneas generales una biografía sintética. Fue una virtuosa del teclado, se comunicó a través del lenguaje musical, conexión que la puso frente a un mundo nuevo en el goce de la belleza artística.
En el ocaso de una ancianidad venerada, esta dama de espíritu exquisito у соrazón caritativo, cerró los ojos para siempre en la ciudad española de San Sebastián en noviembre de 1949.
Han transcurrido veinticinco años de su muerte, y Gualeguaychú la recuerda en una calle que termina en su río, como queriendo que las aguas entonen una melodía eterna para quien vivió una vocación musical, que se inició en esta vieja casona y que se prolongó a lo largo de una dilatada existencia.
Artículo publicado en el Diario "El Argentino" en fecha 22 de Diciembre de 1974
Serie "Casa y Caserones" por Andrea Sameghini
Casa de María Luisa Guerra