Cuaderno Nº 61

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 2 de Abril de 1995CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 61
PEPA, LA ARDIENTE EMBAJADORA DE ROSAS Josefa Gómez de OliveraEl ofrecimientoLa relación con Justo José de UrquizaCartas con Manuelita RosasCartas con Mateo García de ZúñigaPepa en el testamento de don Juan Manuel CON CLOROFORME, DOCTORCOSAS DE NEGROLOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IV (Edición impresa)- Entre Letras y Pinturas (Carlos María Castiglione)- Platería, un culto universal – Estribos y Estriberas- (Aurelio Gómez Hernández) -Páginas de Oro fino – El Jardinero- Rabindranath Tagore

PEPA, LA ARDIENTE EMBAJADORA DE ROSAS 

Nati Sarrot 

El Porvenir de Entre Ríos, de Concepción del Uruguay, publicó con fecha 6 de febrero de 1850, en movimiento de población, que el 30 de enero se extendió en Gualeguaychú pasaporte a nombre de Josefa Gómez de Olivera. Pepa o Pepita Gómez como se la conocía comúnmente, frecuentó Gualeguaychú en repetidas oportunidades desde 1850 a 1870. Algunos historiadores refieren que además de sus campos en la provincia de Buenos Aires, los tenía en Río Negro, en la República Oriental y en el Departamento Gualeguaychú.

Desde aquí visitaba a Urquiza, en la estancia de San José y aquí dató muchas de las cartas que sirven como rico aporte al conocimiento de su interesante personalidad.

JOSEFA GÓMEZ DE OLIVERA 

Activa, decidida, desconoció los límites que usos y costumbres imponían a las personas de su sexo, superando las críticas sobre sus actitudes y anteponiendo la determinación inquebrantable de ser fiel y servir a don Juan Manuel de Rosas desterrado en Inglaterra; “símbolo de femenina abnegación” como dijo Mario César Gras. 

Recién después del estudio de María Sáenz Quesada en 1991 pudimos alcanzar una biografía bastante completa y posteriormente una fotografía que nos la muestra en su madurez.

Pepa Gómez nació en Buenos Aires, hija de Juan Simón Gómez y Mercedes Ferrín. Casó con Antonio Elías Olivera y hacia 1840 había enviudado. Por vía paterna se la relaciona con Leandro y Servando Gómez destacados orientales.

Realizó los trámites legales para adoptar como hija a Juana Josefa, a la que impuso el apellido Olivera. Vivió en calle Defensa 123 de Buenos Aires compartiendo la casa con Felipe de Elortondo y Palacios, Deán de la Catedral y Director de la Biblioteca Pública. 

Las relaciones con el Deán fueron comidilla de la sociedad porteña, así como la paternidad de Juana Josefa (Pepita) a quien Elortondo heredó sus bienes. En alusión a estos hechos Pepa Gómez recibió apodos y en visita del Delegado de la Santa Sede a Buenos Aires en 1851, éste informó a Roma sobre la conducta del Deán Elortondo “a cuya ama de llaves llaman “la canonesa” y “además él es correveidile de Palermo”. Que se sentía circundado por mil espías que noche a noche consignaban a Rosas una puntual memoria de sus actos y dichos. 

Felipe Elortondo y Palacios y Pepa eran muy bien recibidos en Palermo de San Benito a donde concurrían asiduamente. Sin integrar el ruedo que acompañaba a Manuelita Rosas y Ezcurra, hubo entre ellas una sólida amistad que se continuó en forma epistolar hasta la muerte de Josefa Gómez en 1875. Poco mayor que la hija del Restaurador, esta mujer de ojos negros y vivaces, de trato jovial y agradable, hablaba tres idiomas, escribía con letra elegante y concretaba sus cartas con claridad y buena construcción. Mantuvo correspondencia con destacadas personalidades: Juan Manuel de Rosas, Vélez Sársfield, Roxas y Patrón, Justo José de Urquiza, Mateo García de Zúñiga, Rosalía de Elía de García de Zúñiga, Manuela Rosas de Terrero, entre otras. Ejerció influencia en época del gobierno de Rosas. Después de su expatriación tocó todas las puertas de quienes consideraba comprometidos a ayudarlo. 

La dama que, según carta de Manuelita, debía cuidar su silueta y su presión arterial, no trepidó en hacer los largos y penosos viajes a Santa Fe, a Paraná, a Gualeguaychú, a San José y a Montevideo cuando se trataba de gestionar subvenciones para su amigo en desgracia; y de moverse para atender los bienes de “Las encadenadas”, su estancia en la provincia de Buenos Aires.

EL OFRECIMIENTO

Conmovida por la situación de Rosas, muy poco tiempo antes de llegarle la muerte, decidió viajar a Inglaterra para acompañarlo. Le informó que vendería las ovejas y arrendaría el campo “para tener el placer de visitar a sus amigos antes de bajar a la tumba (…)” 

Rosas la disuadió, expresando que esos viajes eran para los jóvenes y que no haría bien a su salud. Que tenía por ejemplo a sus padres, que aceleraron su vejez con la venta de la estancia y el traslado a la ciudad. Que de viajar, debería hacerlo al menos con dos criadas que hablaran su idioma. Una lista de inconvenientes. Así se perdió la posibilidad de un encuentro que la muerte de Pepa cerró definitivamente.

Además de los pedidos de subvenciones, el envío de las sumas que se lograban, las cartas con Juan Manuel de Rosas se abrían en la exposición de temas personales, de la política argentina e internacional, juicios sobre determinados actos y determinadas personas. Todo ello revelaba en la amiga capacidad, probada fidelidad y amplia confianza. 

Josefa Gómez fue la embajadora de Rosas en el destierro. Por su intermedio ingresaron a Argentina las expresiones de su voluntad. Ella se manejó como el mejor de los correos y aplicó su tacto para entregar las notas en el momento más oportuno y conveniente. Pidió, insistió, reclamó por la demora o por el incumplimiento. Se manifestó y se movió con la majestad del que asume su deber con convicción. 

LA RELACIÓN CON JUSTO JOSE DE URQUIZA

De la lectura de la correspondencia con Urquiza se desprende que, además de la misión concreta en el trato epistolar y personal, generó un clima de cierta amistad. Cuando en carta del 4 de noviembre de 1861 participa que su hija Juana Josefa contraerá enlace con Alfredo Barrenechea, le recuerda que el 23 de octubre de 1852, en un baile efectuado en Gualeguaychú, eligió a la jovencita para danzar.

El tratamiento que encabeza las cartas: “Mi estimado compatriota”, “Estimado amigo y señor”. Anuncia sus visitas y cuando las hace a San José, permanece en el lugar por varios días, agradeciendo después las atenciones que le prodigaron. También se aloja en Gualeguaychú donde se relaciona con familias influyentes. Muchas notas van fechadas desde esta ciudad. 

A Pepa corresponde ejercer el papel de mediadora entre Rosas y Urquiza y, como dice José Raed, lo hace con inteligencia, completando lo que Juan Bautista Alberdi había iniciado en Londres. Por los asuntos que expone podemos asegurar que Urquiza la atendía y daba buen lugar a sus noticias. Lo insistente, sin embargo es el tema de la necesidad de asistir a Rosas, para quien Urquiza compromete una subvención de 1.000 libras anuales. De esto Pepa mantuvo un constante reclamo al haberse concretado sólo una. Leemos en carta del 22 de agosto de 1857 desde Paraná, algún pedido de empleo en la policía para Lisandro Gordillo; sugerencias sobre prevención por peligros que avisora y 

“(…) no dudo por un instante en que V.E. ve como yo y habrá tomado sus medidas de precaución que aunque abunden en esta materia no dañan. Esta consideración me hace descansar un tanto (…)”

Para el carnaval de 1864 Pepa Gómez fue recibida por Urquiza a quien entregó carta de Rosas del 7 de noviembre de 1863. Mario César Gras, escribe en Rosas y Urquiza:

“Dije que Josefa Gómez colaboró eficazmente en la patria a la obra de reacercamiento entre Rosas y Urquiza que el doctor Alberdi había iniciado en Europa. La figura de aquella mujer excepcional ocupará en adelante un puesto de primer plano en las relaciones, cada vez más estrechas, entre los nombrados personajes”

CARTAS CON MANUELITA ROSAS

La amistad que naciera en Palermo de San Benito, creció en vigor desde la salida de Rosas y su hija camino al destierro. La fidelidad de la amiga compatriota es reconocida insistentemente por Manuelita quien tiene su fotografía expuesta. La ha hecho conocer de sus hijos ingleses los que llaman a Pepa “amiga querida de Mamá”.Los favores de la “paisana muy amada mía” como la nombró su Tatita, son calurosamente agradecidos en las largas cartas que solo interrumpe la muerte, ocurrida dos años antes que la de Juan Manuel de Rosas. 

CARTAS CON MATEO GARCÍA DE ZÚNIGA

Mientras Pepa actúa como enlace entre “el desgraciado amigo desterrado en tierra extranjera” y las personas de su interés, mantiene correspondencia y visita a don Mateo García de Zúñiga, el poderoso estanciero de Gualeguaychú, gobernador de Entre Ríos en 1827 (ver Cvadernos nº 46). Entonces, ya estaba radicado en Montevideo con su esposa Rosalía de Elía. En 1876, habiendo fallecido Pepa y don Mateo, es el mismo Rosas quien escribe a Rosalía replanteando la urgencia de recibir aportes económicos para mejorar su penosa situación. 

Desde 1867 a 1869 Pepa Gómez cruzó asidua correspondencia con don Mateo, la que era atendida y contestada con buen ánimo aunque no de confianza en temas familiares. El justifica el incumplimiento de su envío de 100 libras anuales por lo “afligente en que se halla esta plaza” o por “la situación desde 1832 que ella conoce”.

La figura de Pepa trasciende con importancia el desarrollo de los acontecimientos de una época de nuestra historia. El éxito o fracaso de su gestión en favor de Juan Manuel de Rosas, son sólo designios de la fortuna. ”Firme en sus principios, en su lealtad y en la justicia de sus patrióticos sentimientos (…) la lealtad franca es mi guía” escribe a Urquiza en marzo de 1858.

Con devoción de apasionada, Josefa Gómez vivió sus sentimientos a los que respondía con una actividad fuera de lo común. Nada de su vida se cumplió a medias. Conocía a Rosas como nadie tal vez. Del libro de su vida, abrió en cualquier página y conversó con él sobre todo tema. 

Según Mario César Gras tenía campos en Gualeguaychú. Sabemos que paseó y vivió en nuestra ciudad en la que tenía amigos. Por ello Andrea Sameghini la incluyó en su serie Viajeros y Visitantes que llegaron a Gualeguaychú nº 17. Falleció en Buenos Aires el 14 de junio de 1875. 

 En carta del 25 de junio de 1865, José María Roxas y Patrón refirió a Juan Manuel de Rosas:

La llevé a la Sra. Da. Pepita Gómez. No la conocía sino de nombre. Es una federala exaltada, “enragé” hablamos bastante de V.E. varias veces le asomaron las lágrimas en los ojos”.

No permite que se hable mal de V.E. delante de ella, se bate con el más pintado…”

PEPA EN EL TESTAMENTO DE DON JUAN MANUEL

En 1862 cuando estaba a punto de cruzar el umbral de los 70 años, Rosas elabora en Southampton su testamento. Es un documento poco conocido cuya importancia radica en la significación psicológica que trasunta, con su detallismo, sus obsesiones y su reveladora descripción del tipo de vida que llevaba el exiliado en tierra británica. 

En abril 22 de 1876 reformó algunas de sus cláusulas. 

En la manda 11 menciona que: “También deben pagarse, cuando sean devueltas mis propiedades, las cantidades con que me han y siguen auxiliando las personas de quienes recibe ese dinero la señora Da Pepita Gómez.

Estos abonos se harán con vista de los recibos firmados por mí, con el tres por ciento de interés al año. Y a mi muy querida, leal y digna amiga, la Señora Da Pepita Gómez, se le entregarán, también cuando mis bienes sean devueltos, quinientas libras de esterlinas, suplicándole las acepte, como una demostración de mi más sincera e íntima gratitud”.

Codicilo. 33. Habiendo muerto la señora Da Pepita Gómez, queda suprimida la manda adicional 11”.

Consultados


Archivo Farini/ Archivo Urquiza/ Archivo García de Zúñiga en A G N.Archivo Histórico del Instituto Magnasco. GualeguaychúBOSCH, Beatriz (1980) Urquiza y su tiempo Cap. XXXI Eudeba. BRUNO, Cayetano (1975) Historia de la Iglesia en la Argentina Vol. 10 Cap. 8CHAPARRO DE SAMEGHINI, María de las Mercedes Viajeros y Visitantes que llegaron a Gualeguaychú. Conferencia. Archivo privado. EL PORVENIR DE ENTRE RIOS, Concepción del Uruguay Nº 13 3/2/1850GRAS, Mario César (1948) Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros. Edición del autor.JUAREZ NUÑEZ, Rodolfo (1942) Rozas: la vejez del tirano. El Ateneo Buenos Aires.MORENO, Alberto (1952) Correspondencia entre Rosas y Urquiza después de Caseros.  CórdobaRAED, José (1972) Rosas, cartas confidenciales a su embajadora Pepa Gómez 1853-1875. Humus Editorial. Buenos AiresRUIBAL, Juan. Cartas a Pepita. Clarín Cultura y Nación 30/3/1978SAENZ QUESADA, María (1991) La amiga de Rosas. Todo es Historia Nº 285.SAENZ QUESADA, María (1991) Mujeres de Rosas. Sudamericana. Buenos Aires. SALDÍAS, Adolfo (1973) Historia de la Confederación Argentina T.3 SANCHEZ ZINNI E. F. (1942) Manuelita Rosas y Ezcurra. Verdad y leyenda de su vida. Imprenta López. Buenos Aires.SONEYRA DE VICTORICA, Concepción. De otra época: Josefa Gómez y su amistad con Rosas. La Nación 25-1-1925. Buenos Aires.

CON CLOROFORME, DOCTOR 

En Gualeguaychú, por el año 1848, la medicina estaba a cargo de unos pocos médicos como Ramón Olascoaga, Juan Carlos Neves y de muchos curanderos  los que, a pesar de las prohibiciones seguían tratando a sus pacientes.

El doctor Olascoaga, asistido por Neves, uno como cirujano y el otro como anestesista, realizaron la primera operación usando el Cloroforme. Ocurría el 25 de agosto. El Federal Entre-Riano, periódico de Paraná, hizo comentario que firmaron Unos amigos de la Humanidad (Archivo del Dr. Eduardo Seguí)-

Tales amigos fueron invitados a presenciar “los efectos del cloroforme por primera vez puesto en práctica en este Departamento”.

El paciente, hombre de unos 30 años, debía pasar una operación quirúrgica muy dolorosa, “por la gran sensibilidad que experimentaba en la parte afectada”.

El Doctor Neves “echó como 15 gotas de cloroforme en un pañuelo que puso en contacto inmediato de nariz y boca, y en pocos segundos el paciente cayó en un estado de letargo sin disminuir por esto su sensibilidad” por la pronta evaporación del Eter, Neves renovó la aplicación y lo dejó “en completa insensibilidad”.

Entonces el Doctor Olascoaga inició la intervención quirúrgica que duró solo 2 minutos. En tanto “el paciente experimentaba un sueño o delirio en el que manifestaba disgusto a alguna persona, luego llanto y últimamente un sueño tranquilo (…)”

Luego de 5 minutos de insensibilidad quedó “como en estado de embriaguez, con conversación de un tema repetido y fastidioso, como un ebrio, pidiendo que le hicieran bien la operación (…)”

Pasado el efecto le preguntaron sobre las sensaciones que vivió en el momento de inhalar el Cloroforme y respondió:

 “Que, durante su aspersión, sintió primero calor, enseguida un hormigueadero en todo el cuerpo, e inmediatamente un desorden cerebral que ofuscó su inteligencia; éstas fueron las únicas sensaciones de que tiene conocimiento, no habiendo sufrido la menor impresión de dolor durante la operación (…)”

Fue preciso convencerlo después de que ya estaba hecha la intervención. Los Amigos de la Humanidad terminaron su manifestación asegurando: Tales son los efectos del Cloroforme que hemos observado; y los benéficos resultados que merecen la consideración a quienes alivian nuestros sufrimientos.

Una experiencia importante que nos hace recordar el 25 de agosto de 1848 como día en que se marcó un gran paso en el ejercicio de la medicina en Gualeguaychú.  

Cloroforme: Cloroformo: compuesto, líquido incoloro, sabor azucarado y picante. Se obtiene destilando con hipoclorito de cal y alcohol etílico mezclado con hidrato de calcio y agua (Sopena R. Diccionario de la Lengua Española) 

COSAS DE NEGRO

“El moreno Juan María, ex cochero del doctor Goyri que ha tiempo está frenéticamente enamorado de una rubia llamada Rita García y que según nos dicen, había solicitado ya su blanca mano, cosas que los padres de la ninfa le cedieron inmediatamente, ha cometido un desliz o mejor dicho un abuso de confianza, para poder dar a su prometida algunos nacionales para que comprara el ajuar para la boda.

Juan María quería casarse y no sabía de donde sacar dinero, y ayer en momentos que estaba en la casa de negocio del Sr. Gaitán, saboreando una butifarra, se acordó de Rita y sin encogerse de hombros metió la mano en el cajón y sacó treinta pesos, diciendo para sí… “este gringo va a pagar mi casamiento…”

Sabedor del hecho, el comisario Gastrell reduce a prisión al novio quien niega haber cometido tal robo, pero el comisario, queriendo hacer la luz en el asunto se va a la casa de la novia y ésta le confiesa que su futuro esposo le ha dado 20 pesos para que se haga la ropa necesaria para el acto. El comisario entonces exige la devolución de todo y Rita le entrega diez pesos y todos los artículos que había comprado con los demás. En fin, la cuestión que la policía ha recogido ya 24 pesos de los 30 robados y el novio está en la cárcel purgando el delito”


Los Principios

 Gualeguaychú, Junio 10 de 1889

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotCarpetas de Andrea SAMEGHINIJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
TRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – Mayo 2020-  DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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