Calle Dr. Carlos Altuna

Dr. Carlos María Altuna: (1904-1958) Meritorio médico local. Muy querido por el pueblo. Fundó el Instituto Altuna, renombrado centro médico de la ciudad a mediados del siglo XX.

Nació en Gualeguaychú el 8 de diciembre de 1904. Hijo de don Carlos Altuna y de doña Francisca Harispe. Casado con Lola A. C. Rossi Daneri.

Cursó sus estudios primarios y secundarios en nuestra ciudad y se graduó de médico en la Universidad de Buenos Aires. Fue Practicante y Médico de la maternidad del Hospital Rivadavia; Jefe de la maternidad del Hospital Centenario. Dos veces Concejal municipal; Miembro titular de los Congresos Argentinos de Obstetricia y Ginecología.

Perdura aún en el recuerdo del pueblo de Gualeguaychú

La personalidad del Dr. Carlos Altuna, Propietario del instituto Altuna, fundado el 2 de enero de 1940. Como médico se destacó por sus capacidad, responsabilidad profesional, desinterés, simpatía y cariño con que trataba a sus enfermos. 

Por estas cualidades humanas se dice que pocas veces se le prodigó más cariño a un profesional del arte de curar que a él. 

Al morir, el 26 de Septiembre del año 1958 dejó una institución que con el devenir de los años se convertiría en lo que es hoy la Cooperativa Médica de Trabajo. 

Hoy tenemos una dinastía de Médicos en esa familia. 

Al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento fue descubierto en el cementerio local un busto que lo perpetúa. 

En el barrio Villa María, una nueva calle de la ciudad lleva su nombre. 

Semblanza al Doctor Carlos María Altuna

Pareciera que quienes dedican toda su capacidad y queman todas las horas de su existencia en un noble esfuerzo por defender la salud y la vida de sus semejantes, debieran estar abroquelados contra las prematuras acechanzas de la muerte.

Desgraciadamente no es así: la muerte no computa, para acelerar o demorar sus dictados, la labor altruista de los humanos.

Ayer, por resultancia de una de esas inescrutables decisiones, Gualeguaychú ha perdido, en plena madurez, pletórico de bríos, a unos de sus hijos más calificados de la presente generación: el Doctor Carlos M. Altuna.

Sorpresivamente, víctima de una grave afección cardíaca , contra la que nada pudieron los recursos científicos, se ha apagado una vida consagrada por entero a la noble actividad de la medicina que el Doctor Altuna ejerció con sentido de profunda solidaridad humana y con ribetes de apostolado.

Infatigable en su labor, amable en el trato, pronto en la sonrisa, culto en sus maneras, firme en sus convicciones, valiente para sostenerlas, padre y esposo ejemplar, amigo dilecto, se había ganado el afecto y la consideración de que gozaba en nuestra sociedad, sin distingo de clases, en base a su corrección como profesional, a su integridad como amigo, a su exquisitez espiritual, a su desprendimiento material.

El Doctor Altuna fue el paradigma del "self made man" (hombre hecho a sí mismo). El acreditado Instituto que dirigía y al que consagró sus afanes y laboriosas e interminables jornadas, fue su obra personal, fruto de su superación científica y de esa magnífica voluntad tendida en linea recta hacia la meta propuesta.

Independientemente de ello y en una increíble multiplicación de horas, se dio lugar para cultivar, con la naturalidad y la sencillez que da la jerarquía personal, a un grupo selecto de amistades.

Las instituciones sociales de Gualeguaychú también supieron de la preocupación y recibieron el saludable impulso que el Doctor Altuna ponía en todas sus cosas.

El Club Social Recreo Argentino, el Club Náutico, el Rotary Club, guardarán perdurable recuerdo de la ejemplar colaboración de este digno gualeguaychuense que comprendió y cumplió con el deber de impulsar toda obra o iniciativa de beneficio general.

No ha de ser fácil para nuestra ciudad, en lo profesional y en lo social, reemplazar esta vida magnífica.

Profundamente cristiano, tuvo total entereza y serenidad frente a la convicción de su próxima muerte. Y es que en los minutos finales, en un panorámico retrospectivo, el Doctor Altuna debió adquirir la certeza de que había sido noble, de que había sido bueno y de que por haber dado a sus semejantes toda su energía vital , traducida en la preocupación constante que les dispensó para aliviarlos del mal, tenía un sitio seguro en la escala de los justos.

Como el mejor tributo que podemos rendirle frente a lo irreparable, exaltamos su vida y su obra y exhibirla como ejemplo digno de imitación.

Fuente: Honorable Concejo Deliberante, Diario "El Argentino" y Cartografía de Proyecto Mapear.

Calle Dr. Carlos Altuna

Cartografía de Proyecto Mapear