Cuando pasan los lanceros
Este romance fue leído por su autor en el acto en que
se impuso el nombre de Don Pedro Jurado a la Escuela
Prov. N° 120, en Gualeyán, el 17 de agosto de 1980.
La Patria se pone en marcha
cuando pasan los lanceros.
Un río de banderolas
con aguas de color cielo.
Una ráfaga de historia.
Un relámpago de acero.
Las llamas de los rejones
van propagando su incendio
y el alma gaucha dormida
se nos despierta en el pecho
como brasas de un fogón
atizadas por el viento.
En las moharras florece
la sangre de nuestros muertos,
como si el Montiel brotara
sus batallones de ceibos
y a la carga se viniera
a reconquistar lo nuestro.
Al tope de las tacuaras
flota el alma del Supremo
y su enorme poncho rojo,
como resplandor de incendio,
pasa revista a las sombras
de centauros montoneros.
Y como si el Paladín
nos convocara de nuevo,
con su potro y con su lanza.
Crespín Velázquez ha vuelto;
los Húsares de la muerte
y los Dragones siniestros
al diapasón del galope
desatan el entrevero.
La Patria se pone en marcha
cuando pasan los lanceros.
Y pasa el Gran Capitán
de Bailén Y San Lorenzo.
Sus aletazos de cóndor
nos levantan cara al cielo
y al paso de San Martín
somos todos Granaderos.
Al conjuro de su voz
se reincorporan los muertos.
Las Heras, Guido y O'Brien
con su lanza entre los dedos,
como si todas las tumbas
brotaran de Regimientos.
Vuelve el “León de Río Bamba”
con sus rugidos de acero.
El Manco Paz y Quiroga
siguen otra vez su duelo.
La sombra de Necochea
surge en los desfiladeros
reconquistando horizontes
para el asfalto moderno.
La Patria se pone en marcha
cuando pasan los lanceros.
La voz de mando “¡A la carga!”
parece gritar el viento
cuando peina los rejones,
y con bravos aleteos
responden las banderolas
pregustando el entrevero.
¡A la carga, hacia el pasado,
a reconquistar lo nuestro!
¡A la carga, hacia el futuro,
para que los nuevos tiempos
no cambien las banderolas
que tienen color de cielo!
Pbro. Luis Jeannot Sueyro
"Los versos del Cura Gaucho"