Carlos Ismael Dahuc
Su vida, sus obras, el deporte y la ciudad
Por Atilio Burgos
Publicado el Domingo 7 de Agosto de 2011 en el Diario "El Argentino"
En la edición del último lunes, en la página principal, dimos cuenta del fallecimiento del apreciado vecino Carlos Ismael Dahuc y en apretada síntesis resumimos algo de lo mucho que el acreditado comerciante hizo en beneficio de la comunidad, desde todos los ángulos y en cualquier terreno.
Todos los medios, obviamente, se ocuparon de su trayectoria y de su quehacer, pero hoy, a casi una semana de su desaparición, intentamos una ampliación puesto que si decimos que el conocido Carlitos o el "Turco Dahuc" fue una máquina de hacer cosas o un verdadero pensante con la mirada puesta en la misma ciudad, seguro que no nos equivocamos y mucho menos de pecar de exagerados al hacer referencia sobre la vida y obra de uno de nuestros gualeguaychuenses.
Nació el 18 de setiembre de 1932 y cursó la primaria en la querida escuela Rocamora, pero cuando su padre Hamud se instala en Bolívar y Montevideo, completa sus estudios en la Escuela Normal. Recuerdan sus compañeros de entonces que era muy capaz y práctico para resolver los problemas y cálculos matemáticos, aparte de ser un alumno generoso y estar siempre para ayudar.
Si bien su deseo era el de estudiar medicina, finalmente se dedicó al comercio siguiendo los lineamientos de su padre, hasta que llegó el servicio militar, el que cumplió en el Regimiento 3 de Caballería, tarea que realizó con muchas ganas y con la disciplina, el entusiasmo y la responsabilidad de los soldados más adelantados.
Inquieto, luchador, su vida social y deportiva no tuvo pausas y así, con el transcurso de los años, fue escribiendo las mejores páginas de un historial muy rico en cosas positivas, fue amontonando eslabones en una cadena que se cortó el último domingo, dejando a los suyos y a quienes tuvieron la oportunidad de tratarlo, el gran legado del trabajo, de la fe, la perseverancia y la predisposición para hacer las cosas.
Quién no puede dar fe de todo lo que decimos si se tomó su tiempo para dedicarle horas al Club Ciclista Argentino, acompañando al inolvidable Rodolfo Raffo y a los demás directivos y ciclistas, incluido su hijo Gustavo que supo devolverle con creces sus inolvidables inquietudes. También se subió a los kartings y a las motos, apuntalando a destacadas figuras que llevaron alto el prestigio de Gualeguaychú; pero éstas pasan como anécdotas cuando ingresamos a la etapa de las grandes obras, a ese gigantesco trabajo de la pujante y ejemplarizadora Clase 32 en beneficio de nuestros hospitales, tanto el Centenario como el Baggio, pensando en las necesidades de grandes y chicos, indirectamente en la salud de todos los integrantes de la comunidad.
Quién no tuvo la oportunidad de observar a Carlos, con su clásico bigote y su camioneta roja modelo 80, cargado de puertas y ventanas para el "Centenario" o cargado de cemento y ladrillos para la obra del Hospitalito?... Quién de la "Peña 3 Palenques" o de la misma "Cancha de los Vascos" no recordará las innumerables anécdotas, chistes y demás ocurrencias del recordado "Turco", pero hay que tener en cuenta y memoria qué, entre tantas, también nacieron ideas y proyectos de otras obras para la ciudad o consejos o inquietudes para las autoridades de turno, puesto que era un ciudadano de aquellos que sabía adónde y cuándo había que golpear para lograr la cosas.
Así, en parte, nació el Corsódromo la extraordinaria mole de hierro, cemento y fantasía que nos identifica y en Menor proporción o desde otro ángulo, en su última etapa, la Morgue Judicial.
Aquí no termina todo. También hizo lugar para ocuparse de la colectividad sirio-libanesa, donde ocupó la presidencia por dos periodos.
Indudablemente que trabajó a la par de todos los directivos e hizo muchísimo, teniendo el privilegio que, por invitación especial, concurriera a todas las fiestas anuales de la colectividad que se realizan en la Capital Federal. Quizá no trabajó mucho en la comparsa, pero podemos estar seguro que fue su hincha número uno, el primero en aplaudir, el embanderado de los seguidores.
Aparte del comercio, sus numerosas actividades, sus inquietudes políticas -fue militante del Partido Demócrata y fue candidato a vice intendente por la Nueva Fuerza-sus proyectos y reuniones, tuvo también la cuota de humor, siendo un integrante más de la aplaudida y novedosa comparsa "Los Gordos", actuando como experimentado espadachín y en los últimos tiempos tuvo la imaginación de alentar con una corneta al club Juventud Unida, particular iniciativa muy bien recibida por la parcialidad futbolera.
Se apagó la vida de un extraordinario vecino, de un hombre consustanciado con Ia ciudad, con el comercio, el deporte, el progreso y hasta con la salud de todos, de los grandes y hasta de los recién nacidos.
Carlos: gracias en nombre de tu querido Gualeguaychú.
Necrológicas por Atilio Burgos
Carlos Ismael Dahuc