Otros Planes

Otros planes benéficos tuvieron lugar en la ciudad mucho más anteriormente, volviendo a los albores del siglo.

Por lo general, y esto como verdadera regla, las acciones personales estaban regidas por un verdadero código de honor, el cual, aunque no escrito con carácter impreso, si lo estaba en el sentir de cada ser, que se ajustaba a este en la mejor y mayor forma posible.

No fue esto característica privativa del lugar, sino sentimiento generalizado de época era mayor y más poderosa que cualquier trozo de papel con una firma, que obliga a quien la estampa.

En los comercios de ciertos vecinos muchos clientes y amigos depositaban sus pertenencias de valor y su dinero dentro de botijas de barro que alineadas en una estantería de madera quedaban a disposición de sus dueños para cuando estos lo requiriese.

O sus sucesores.

Era mayor la confianza en el amigo que en las instituciones que nacían y desaparecían en las incidencias de un esbozo mercantilista.

El concepto filantrópico simboliza un inequívoco sentido de altruismo en relación de hermandad.

Y la hermandad aparte de la principal base que es la confianza y la amistad viene a constituir una sociedad dentro de la sociedad y en la cual sus miembros buscan ayudarse ampararse y protegerse.

Aliviarse mutuamente el infortunio, socorrerse en fin, con verdadero sentido de hermandad.

El fin primordial de la hermandad el de propender a la dignidad humana en todo sus aspectos.

Mantener el espíritu del hombre y su figura evitando su ruina y deshonor para sí mismo y al que comportaría a su familia.

Propender a que el individuo se baste a su sustento estable con decoro y dignidad inherentes a la condición humana y pueda proveer por ende, de las mismas a su núcleo.

La cuota de aporte a la hermandad: valor de la palabra por la palabra misma, valores morales, valor del concepto de honor e integridad de estos conceptos.

La hermandad existió en la ciudad desde los tiempos en que ésta hacía pininos.

Y no tanto fueron los hermanos, cuanto lo fueron sus obras.

Los principios de la hermandad como hemos visto, eran rígidos y su funcionamiento de carácter hermético.

No obstante, ni cuna ni fortuna impedían el acceso de nuevos miembros dado que el principal requisito lo era la bien probada honestidad del aspirante.

Tampoco era un juego de caballeros desocupados.

Ninguno de sus integrantes revistió este carácter, fuere cual fuese su actividad, desde la mas alta jerarquía, hasta el mas humilde empleado nada era ocioso al conjunto.

Pero solo se accedía a los altos grados, mediante sucesivas etapas jalonadas solamente por el deseo del bien común.

Por ello, quede bien claro, que no era esta un empresa para repartir prebendas ni favores, ni tenía un espíritu mercantilista o utilitario, ni espectacular o publicano, pues innumeras veces el destinatario de una ayuda, aun miembro de la hermandad, logro saber por quien venía esta.

Se cumplía cabalmente aquello de que "tu mano izquierda, ignore lo que tu derecha ".

Y es muy poco lo que el común de las gentes ha podido saber acerca de la hermandad.

Antítesis total de la "cosa nostra", de la trenza, del aprovechamiento de situaciones y circunstancias, de la deshonestidad y la mentira, la hermandad prestó su decidido apoyo a cuanta obra relevante a la comunidad se presentó, velando por que cada miembro constituyese un arquetipo ciudadano.

Dije que es muy poco lo que sabe el común de las gentes sabe de la hermandad.

Y he dicho bien; Basta agregar algo aun. Sucedió aquí.

La Gran Logia Unión y Filantropía, la que agrupó a los hermanos tres Puntos, como también se la supo conocer.

CRÓNICAS INFORMALES

Carlos Lisandro Daneri

Gualeguaychú – Año 1998