Estar informado en aquel Gualeguaychú de calles de tierra, de piedra o de adoquín, de uniformados que hacían rondas nocturnas y de bailes populares, era saber quiénes habían ingresado el día anterior a la Jefatura de policía, la causa de ello: por desorden, por peleas en la vía pública…
En las primeras décadas, las publicaciones periódicas carecían de grandes titulares y de fotografías. Por la diagramación que disponía materiales yuxtapuestos, se alentaban recorridos de lectura no lineal, salteado, fragmentado. Las noticias se encabezaban generalmente con títulos sin destacar, con relativa variedad tipográfica. ¿Un reportaje?, ¿una entrevista?, ¿un informe especial? Es más difícil que encontrar una foto color. Quizás resulte oportuno pensar que las conferencias de prensa, la inclusión de estadísticas y encuestas, se desarrollaron en el mundo en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, los “grandes temas” de la localidad pueden extraerse de una atenta lectura. Aquella ciudad espera allí. Están las alegrías, los prejuicios, los temores, las diferencias sociales, casi todo.
También en Sociales se publicaba qué persona conocida de la ciudad se encontraba enferma. Así, como se lee:
“Guarda cama desde ayer…. Fulano de tal”. La noticia era suministrada por la propia familia del enfermo. Se cuenta que cuando alguien “cargaba fiebre”, se avisaba primero a EL ARGENTINO y luego al médico.
Igualmente merece destacarse el rol que cumplieron los avisos fúnebres como “noticia”. En una ciudad normalmente tranquila y casi todos vecinos conocidos, una muerte era, en efecto, una noticia. A veces se bromea que muchos lectores comenzaban por la columna de Participaciones. Incluso se cuenta una anécdota que ilustra el curioso fenómeno.
- Alcanzame el diario! - Pedía el abuelo.
- Ya te lo llevo! Pero hoy está aburrido… No murió nadie conocido!- advertía con sinceridad la abuela.