La rebelión de los ganaderos: en el centenario del Frigorífico 

Hace 100 años los ganaderos de la zona crearon una industria emblemática

La Expo de este año no será una más ya que estará atravesada por el recuerdo de una gesta productiva local. El 10 de septiembre de 1923, a instancia de los ganaderos de la zona, se constituyó formalmente la sociedad que incubó el Frigorífico Gualeguaychú, industria pionera de la región. 

Autor: Marcelo Lorenzo

Durante más de 50 años, la ciudad giró alrededor de la planta procesadora de carne

La 130º Exposición de Ganadería, Industria y Comercio, impulsada por la Sociedad Rural Gualeguaychú (SRG), que se realizará del 8 al 10 de septiembre, no será este año una edición más. 

Y esto porque en 2023 se cumple el centenario de la creación del Frigorífico Gualeguaychú, fruto de la osadía de los ganaderos de la zona. Una fecha más que significativa para los hombres de campo, protagonistas en el pasado de una verdadera gesta productiva que inauguró una nueva era en la ciudad. 

El 10 de septiembre de 1923 tuvo lugar, en efecto, la constitución de la “Sociedad Anónima de Abastecimiento Urbano, Saladeril y Frigorífica Gualeguaychú”, con un capital suscripto y realizado de m$n 100.000, que se integró entre 249 accionistas. 

Ese acto fue expresión de la rebeldía de un grupo de ganaderos de la zona que, arriesgando su patrimonio, apostó por el desarrollo de una industria clave para la época. 

Durante más de 50 años, la ciudad giró alrededor de este emprendimiento que llegó a emplear, en su época de esplendor, a 1.200 trabajadores directos. 

Además, fue una empresa con sesgo social. Un barrio, el de Pueblo Nuevo, se creó a su alrededor. No ha tenido la ciudad, cuentan sus ex empleados, algo parecido. La cobertura médico asistencial, educativa, deportiva, societaria, dirigida a la familia obrera, dejó un rastro indeleble en el cuerpo social. 

La planta local fue de vanguardia en su época: fue el primer establecimiento netamente argentino exportador de carnes refrigeradas (dejó atrás la anticuada tecnología del saladero). 

En el transcurso de sus años de actividad, envió la mejor carne a destinos multinacionales (Estados Unidos, España, Bélgica, Italia, Alemania, Israel, Holanda, Portugal, entre otros). 

Gualeguaychú, con el frigorífico, vivió de la globalización (aunque este término no existía décadas atrás), mucho antes que otras localidades del interior. 

El primer embarque de “Chilled Beef” al mercado del Reino Unido tuvo lugar en enero de 1932. 

La planta llegó a emplear, en su época de esplendor, a 1.200 trabajadores directos 

Un negocio global 

La planta local fue producto de un contexto histórico global. El negocio de la carne explotó en estas latitudes, en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la aparición de la demanda europea, especialmente de Gran Bretaña, potencia hegemónica de la época. 

En ese país, a medida que la población crecía y la Revolución Industrial desplazaba a millares de personas desde los campos a las ciudades, los cambios demográficos y el mayor poder adquisitivo de las masas asalariadas alteraron los hábitos de dieta y el gusto: los consumidores británicos querían carne, en lugar de pan y papas. 

Una de las comarcas más promisorias para la producción de este alimento a gran escala en todo el mundo era Sudamérica, en especial el litoral argentino-uruguayo, donde abundaba el ganado vacuno. 

Los británicos dominaron el negocio cárnico en aquellos años, trasladando inversiones hacia estas latitudes, construyendo frigoríficos que elaboraban la codiciada materia prima, con el propósito de abastecer, a través de las rutas de ultramar, el mercado inglés, y desde Londres erigirse en intermediarios privilegiados para los mercados mundiales. 

El Frigorífico Gualeguaychú, en este contexto global, surgió por el empuje de los ganaderos de la región, que se sintieron perjudicados por las maniobras monopólicas del trust británico. 

Partían del diagnóstico de que ese monopolio mantenía bajos los precios que se le pagaban al productor ganadero. En realidad, varios de los productos de exportación se malvendían (granos) y la intermediación inglesa dominaba la plaza comercial. 

La influencia británica en la pampa –que pasaba también por los ferrocarriles- venía siendo impugnada por un sector de la opinión pública, ganada por el discurso nacionalista de la época. 

Emblema de la industria cárnica nacional -elogiado por el legendario Lisandro de la Torre, en el histórico debate parlamentario de 1935 alrededor del pacto Roca-Runciman el frigorífico local fue una creación de capitales vernáculos. 

La planta local fue el primer establecimiento netamente argentino exportador de carnes 

Modelo de ciudad-puerto

En 1852, Justo José de Urquiza, el vencedor de Caseros, proclamó la “libre navegación de los ríos”, una vieja aspiración federal de las provincias litoraleñas contra la hegemonía de la Aduana de Buenos Aires, mantenida férreamente hasta entonces por Juan Manuel de Rosas. 

Era lo que necesitaba el puerto local para salir del letargo en que lo sumía la política centralista porteña que, con su sistema de puerto único y clausura de los ríos interiores, de cuño colonial, condenaba al resto del país al estancamiento económico. 

La medida marca el comienzo de una asombrosa prosperidad para Gualeguaychú, a partir de que su puerto de cabotaje empieza a funcionar a pleno. 

Es el momento en que se instaura el modelo ciudad-puerto, que no sólo hace fluir riquezas sino que “europeíza” a la sociedad nativa, con el ingreso de extranjeros provenientes sobre todo del Viejo Continente. 

Este período portuario coincide con la creación de la planta fabril que marcará historia en la ciudad: el Frigorífico Gualeguaychú, que da inicio de la primera generación de industrias elaboradoras de materias primas, en este caso el ganado. 

La época de oro del puerto, que se extiende hasta las décadas de 1960/1970, se corresponde con el llamado “modelo agro exportador”. 

Un enclave reconvertido


Hoy el predio del ex Frigorífico, patrimonio histórico de la ciudad, se ha transformado en un paseo costero, donde destaca su magnífico muelle de donde alguna vez partieron los barcos cargados de carne de calidad con destino a la exportación. 


Este espacio público cuenta con 8 hectáreas y se integra al circuito de Costanera del Tiempo, a la vez que en él se desarrolla el Polo Educativo, un sitio creado para que las instituciones académicas se reúnan en un solo lugar. 

El rol de la Sociedad Rural

La Sociedad Rural local, pionera en el interior del país, se convirtió en una institución clave en el desarrollo social y económico de la ciudad en el siglo XX, transformándose en gestora de emprendimientos de gran envergadura, como el Frigorífico Gualeguaychú. 

En efecto, los hombres que integraban esta entidad rural estuvieron detrás de la formación de una planta faenadora de carne, allá por 1923. 

La Sociedad Rural Gualeguaychú (SRG) fue la convocante, en junio de ese año, de una multitudinaria asamblea, a la que concurrieron ganaderos de todo el litoral, incluyendo Santa Fe, Córdoba y hasta de República Oriental. 

En ese conclave nació la idea, plasmada tres meses después, de fundar la Sociedad Anónima de Abasto y Saladeril que luego se convirtió en Frigorífico Gualeguaychú S.A 

Por otro lado, de los miembros que integraron esta sociedad, la mayoría eran miembros de la SRG, como es el caso de Julián Irazusta, Beltrán Morrogh Bernard, Carlos Cinto, Gustavo De Deken y Francisco Troise.

Revista Semanario Nº 136 - Agosto 2023 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij

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