Cuaderno Nº 18

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, DOMINGO 20 DE JUNIO DE 1993CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 18

BELGRANO: Avanzado preconizador de nuestros símbolos.NUESTRA BANDERA ENTRE LOS HIELOS.LAS MUJERES ¿SALUDAN A LA BANDERA?.SOBRAL Y LOS SÍMBOLOS.- ¿La bandera o una ilusión?- Recuerdos de la Uruguay.- Sobral y Hermelo en Gualeguaychú.AYER, ERAMOS NIÑOS. LOS CHICOS DE LA FIESTA PATRIA.
LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IVCONVERSACIÓN CON JUAN PABLO DOMINGOENTRE LETRAS Y PINTURASOH, EL AMORDEL REGLAMENTO INTERNO DEL MERCADO 1º DE MAYOEL MUEBLE: ESE DESCONOCIDO

BELGRANO

Avanzado preconizador de nuestros símbolos.

Marco Aurelio Rodríguez Otero

En un inestimable artículo titulado "Belgrano y la creación de la Bandera" que escribiera para Clarín; JULIO IRAZUSTA, en 1976 dice; "que conviene establecer algunas nociones generales acerca de la historia de esta clase de símbolos". Estas son de tan clara y amena explicación, que nos tentamos a reproducirlas para los lectores de Cuadernos en el día conmemorativo de hoy.

Cumplimos además en dar a conocer o recrear algo de este gran historiador nacido en Gualeguaychú el 23 de julio de 1899 y muerto el 5 de mayo de 1982.

En épocas remotas no se conocían las enseñas nacionales. Las insignias servían para identificar en las luchas al compañero en la guerra y al enemigo. Se encontraban en los carros de los monarcas, en los navíos y al frente de las unidades militares. Eran estos símbolos la identificación, y servían de indicadores "del punto de mira y centro de reunión"... Pero, dice Irazusta, ningún resto que haya quedado de la antigüedad se asemeja a lo que se entiende por bandera en la época moderna. Variación en la forma y los elementos que componían aquellas insignias evolucionaron y la más duradera fue la de las águilas, "que se volvieron sinónimos de los estandartes que se pasearon por todo el mundo conocido de entonces, para someterlo a la gran regidora de los pueblos".

Estos grandes nombres no disuenan aquí porque la epopeya en medio de la cual se formó nuestra, con la lentitud de todas las creaciones políticas, es digna de compararse con las mayores del mundo. 

"Hay que tener siempre presente el hecho, singularísimo en la historia de las emancipaciones, de que la Argentina (así como sus hermanas de Hispanoamérica) fue el único país que se emancipó sin ayuda de nadie, en medio de las circunstancias más desfavorables que se le hayan presentado a un país..." y, al referirse a las concepciones que inspirarían a los hechos de 1810 dice: "Pero también es verdad que si la mayoría de los hombres de Mayo asumió la prudente actitud (emancipación bajo la "máscara" de Fernando VII); algunos espíritus más decididos quisieron apresurar el proceso. Entre ellos figura de modo conspicuo, Manuel Belgrano, el creador de la bandera argentina. Todo lo prueba: Su temprana vocación política, su actividad periodística en pro de las ideas renovadoras, su opinión a favor de que Liniers no entregara el mando a Cisneros cuando llegó al virreinato con un poder a todas luces menos legítimo que el Virrey surgido de las luchas contra el invasor inglés y su carlotismo inspirado únicamente en el propósito de la libertad del Plata, actitud en la que acompaña a todos los patriotas de la primera hora que participaron en esa combinación"

Julio Irazusta: "Belgrano y la creación de la Bandera" 

"...La prueba más acabada de la decisión de Belgrano de procurar la independencia, está, a mi modo de ver, en su política de los símbolos nacionales".

Es cierto, dice nuestro historiador, que los colores ya deambulaban meses antes de la semana de Mayo.

"Pero él (Belgrano) fue el primero en preconizar la conveniencia de crear la escarapela nacional, como lo pidió al gobierno desde el Rosario, el 13 de febrero de 1812. Solicitud atendida por el Triunvirato a los cinco días...

"No tuvo la misma suerte con la bandera que mandó a hacer conforme a los colores de la escarapela nacional"...

... Belgrano marchó al norte antes de recibir la orden de ocultar la bandera celeste y blanca y usar la que se izaba, en "la Fortaleza y que hace el centro del Estado". Sigue Irazusta paso a paso:

"La conmemoración de la fecha patria el 24 de mayo de 1812, cuando Belgrano levanta otra vez su bandera diciendo: Será para siempre memorable en los anales de nuestra historia, y vosotros tendréis un motivo más de recordarlo, cuando en él, por primera vez, veis la Bandera Nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás naciones del Globo"

El Triunvirato vuelve a reprender a Belgrano quien responde..."a la Bandera la he recogido y la desharé para que no haya ni memoria de ella"...pero no dejaba de señalar que "hasta los indios sufren por el Rey Fernando VII y los hacen padecer con los mismos aparatos conque nosotros proclamamos la libertad, ni gustan oír el nombre del Rey, ni se complacen con las mismas insignias que los tiranizan".

Continúa Irazusta: "Entretanto la posición de Belgrano, condenada oficialmente se imponía en la realidad de los hechos. Según el Diario de Berutti, el 23 de agosto siguiente a la reprimenda recibida por su creador, la bandera azul y blanca ondeaba en la torre de la Iglesia de San Nicolás (entonces esq. de C. Pellegrini y Corrientes de Bs. As.)...el 5 de octubre de 1812 al saberse en Bs. As. la victoria de Tucumán, aunque la bandera izada en el Fuerte era todavía la española, se le puso una corbata celeste y blanca".

..." El mismo Diario informa que tuvo el pueblo el gusto de ver que en la misma asta de la bandera se puso por el gobierno en la parte superior en gallarte de color celeste y blanco, divisa de la patria que, dominando la bandera española de amarillo y encarnado, que estaba debajo de la nuestra, preludio de que pronto declararemos nuestra independencia".

"Hubo que esperar hasta el 17 de abril de 1815 para ver la bandera con los colores nacionales flamear en el Fuerte".

CUADERNOS hace una síntesis: reproduce los párrafos que considera fundamentales de un artículo que a más de resumir los hechos y las ideas que los alimentaron sobre el tema tan integrador de nuestra nacionalidad, nos revela la justeza no exenta de belleza con que Julio Alberto Gustavo Irazusta, los presenta. 

NUESTRA BANDERA ENTRE LOS HIELOS

Nati Sarrot

La expedición a la Antártica dirigida por el noruego Nordenskjold se había despedido de Bs. As., al comenzar el verano (1901-1902). Cuando el Antartic dejó en Show Hill a seis de sus tripulantes para continuar el viaje de reconocimiento, no se pensó seguramente, en el largo período que permanecerían separados, sin comunicación entre los grupos y entre ellos y el mundo.

El período de invernada que planearan en la isla, se prolongó por espacio de casi dos años. Nordenskjold, Bodman, Ekelof, Jonassen, Aderlund y Sobral. Cinco hombres con experiencia en viajes, con la facilidad de entenderse, y un argentino que debía con voluntad, superar diferencia de idioma, de cultura, de preparación física, de hábitos.

Los dos largos inviernos vividos en 20 meses pudieron llevar al límite el equilibrio nervioso del grupo encerrado prácticamente en su pequeña cabaña. Hubo discusiones que la disciplina apaciguó. Si la desesperanza ganó el ánimo de nuestro marino alguna vez, no se trasluce en las líneas de su diario. El gobierno Argentino, preocupado por la falta de noticias, prepara la operación de auxilio o rescate.

LA URUGUAY-SU PROEZA

Se destina a la Corbeta Uruguay de la Armada Argentina, con una tripulación de ocho oficiales y diecinueve hombres subalternos, para realizar el viaje hacia el sur en busca del Antartic; de los expedicionarios del Antartic.

El 8 de octubre de 1903 sale de la Dársena Norte del puerto de Bs. As., despedida por el presidente Julio A. Roca, la pequeña nave al mando del Teniente de navío Julián Irizar. El segundo comandante era el Teniente de Fragata Ricardo J. Hermelo, al igual que Sobral, hijo de Gualeguaychú.

La maestría demostrada para llegar hasta la isla Seymur (al N.E. de Show Hill) hace decir que, a veces, los hielos quedaron rojos con la pintura del casco de la Uruguay. Fleiss, Gorrochategui y un marinero llegaron a tierra firme y en una playa hallaron un bichero clavado en una piedra con la inscripción: Janson 1899, Sobral, Anderson, octubre 1903.

Vueltos a su nave, las mentes elaboraron toda clase de conjeturas…Vivían la noche del 7 de noviembre. A la madrugada del día 8, cuando se cumplía un mes de su partida de Bs. Aires, la Uruguay continúa su marcha. Nadie duerme; se piensa se trabaja.

El alférez Jalour colabora con Irizar para "ver mejor" y sortear los hielos flotantes. A la madrugada se percibe a lo lejos, una carpa que la refracción hacía de mayor tamaño. Los gritos que animan a los hombres que se preparan con rapidez. Irizar y Jalour se acercan a aquel punto en una ballenera, para seguir luego a pie. Al llegar a la choza llaman a Sobral. Dice Lauro Distéfani que asomó una cabeza y luego el torso del doctor Bodman que, entre alegre y desconcertado, buscaba una bota para terminar de calzarse y la tenía en la mano. Este último les refirió que la carpa era un depósito de víveres al que llegaban para buscar aprovisionamiento.

8 DE NOVIEMBRE DÍA DE LOS ENCUENTROS

Irizar y Jalour retornaron a la Uruguay para acercarla más al lugar. Hermelo combina con Nordenskjold el rescate del Antártic y sus hombres. Se prepara agitadamente el retiro y abandono de la casilla de Show Hill, llevándose lo más importante. Sobral está afuera, tomando datos meteorológicos.

A las 22 del mismo día 8, Bodman, que ha quedado fuera de la choza, ve aproximarse un grupo. En él reconoce a Larsen y cinco compañeros que milagrosamente llegaban al lugar el 8 de noviembre, después de un largo tiempo de separación. Falta aún un grupo que está aislado en la isla Paulet. Su rescate, otra aventura, y luego hacía Bs. As. todos juntos. La Uruguay enderezaba al norte con 27 pasajeros.

IZAR LA BANDERA SUECA

Cuando se terminó de preparar lo que se traería de vuelta y despedir recuerdo de esos veinte meses entre los hielos…los rescatados caminaron hacia la corbeta. Ella los recibe calurosamente. Al subir a la nave Nordenskjold, el comandante Irizar ordena izar en el palo mayor la bandera sueca. Es un homenaje a la hazaña, una forma de decir a los extranjeros -¡están en vuestra casa!

Desde ese momento gozaron de lo mejor que se tenía a bordo. Y cuando en el trayecto el viento arreció y la nave fue quedando sin arboladura, todos abandonaron sus comodidades para organizarse: Irizar ordenó "parar máquinas y quedar al garete", Larsen y los extranjeros a cargo del palo mayor; los argentinos, del trinquete y maniobrar la nave. Hermelo dirigía este último grupo Los palos se habían quebrado. Se tenía que evitar el naufragio.

Como un ave sin alas, la corbeta Uruguay arribó a Río Gallegos, desde allí se comunicó al mundo, el 22 de noviembre a las 9 de la noche, que estaba cumplida la operación de rescate de la tripulación expedicionaria de Nordenskjold: Todos estaban salvados. Sólo quedaron allá en la Antártida: una cruz que señalaba la tumba de Wennesgaard y el Antártic que, aprisionado por los hielos, se hundió el 12 de febrero de 1903 entre crujientes lamentos de su casco que se fue quebrando en una larga agonía.

SOBRAL Y LOS SÍMBOLOS 

Jose Maria Sobral, en oportunidad de la ceremonia en su honor, 1960, en la Corbeta Uruguay

José María Sobral, nuestro héroe en la Antártida, sintió en los símbolos patrios la representación de su país, de su origen, de sus héroes. Así en la navidad de 1901, recordábamos en Cuadernos Nº 8, que el Antartic se dirigía al sur para vivir su épica aventura, cuando los nativos de Suecia, Noruega y Estados Unidos que integraban la tripulación, ataron sus banderas en el alto para tener con ellos a su Patria.

Sobral, en el trinquete, amarró la celeste y blanca e hizo sonar nuestro Himno Nacional en su gramófono. Dice la crónica que los hombres todos del Antartic aplaudieron estruendosamente, inflamando de fervor el corazón del veinteañero marino nacido en Gualeguaychú en 1880.

En sus dos años de aislamiento entre los hielos polares, no dejó de celebrar con alegre solemnidad los días de fiesta nacional argentina.

Cuando José María Sobral concluye de cursar su carrera de marino, se embarca en la Fragata Sarmiento para realizar con sus compañeros de promoción el viaje alrededor del mundo que le serviría de práctica o instrucción. (1899 la Sarmiento sale en su primer viaje de instrucción. Entre los cadetes va José María Sobral).

Muchos puertos del planeta fueron tocados entonces por primera vez por una nave argentina. Fue un acto de alto significado exhibir el pabellón nacional como representación de la Nación Argentina, que esta embajada cumplió con unción en cada caso.

LA BANDERA O UNA ILUSIÓN?

Volvamos a Sobral. El 8 de octubre, había salido a cumplir su derrotero de 25km. para controlar los aparatos meteorológicos y relevar los datos. Caminando animadamente la distancia no parecía tan larga. Ya no cansaba; más bien justificaba en parte, el estar allí tan alejado de los suyos, de su mundo.

Al regresar pareció no caber en él la sorpresa. Se divisaba una nave. Y, entre el cielo y la nieve, casi confundido los límites de su paño, la Bandera; la celeste y blanca de su patria. El emblema nacional fue sinónimo de abrazar a los suyos, de hablar y escuchar nuevamente su idioma, de tener noticias de su familia en Gualeguaychú, de saber lo que allá estaba ocurriendo.

Era una nave de bandera argentina que llegaba en auxilio. La que concluía con la incertidumbre de no saber qué traería para la suerte de los viajeros del Antartic, la llegada de otro invierno. Cómo no dudar si todo aquello no sería una ilusión que el frío y el aislamiento rompería en pedazos como rompen los glaciares.

1903: La corbeta Uruguay en la Antártida. Óleo de Emilio Biggeri 

RECUERDOS DE LA URUGUAY 

En la Azotea de Lapalma, una vitrina guarda unos maderos y algunos clavos de la Uruguay, la vieja fragata que fue restaurada tantas veces. Alguien recogió esos despojos que, repuestos, se ubicaron para la vista de los visitantes del Museo de Gualeguaychú.

Son testimonios de la nave que jugó una aventura salvadora y sobre la que vivieron, compartiendo emociones, dos héroes argentinos nacidos en nuestra ciudad. A su bordo, Sobral recibió un justiciero homenaje.


NOTA: 

María de las M. Chaparro de Sameghini, recogió esos elementos que donó para el Museo de la Ciudad y se exhiben en la Azotea de Lapalma. 

SOBRAL Y HERMELO EN GUALEGUAYCHÚ

El 30 de noviembre de 1903 llegó la Uruguay a puerto. Los homenajes sucesivos retuvieron a Sobral y Hermelo en Bs. As. Gualeguaychú aspiraba tenerlos para sí y en su casa. Acuñó el pueblo tres medallas que acordó a Julián Irizar, a Hermelo y Sobral, y los esperó.

"En la noche del 28 de diciembre, acompañado de su padre, embarcó (Sobral) en una de las naves del Ministerio de O. Públicas y al día siguiente, a la mañana, se encontraba cerca de la ciudad natal. Salió a encontrarlo el vapor ABC, desde donde se le anticipó la cordial recepción de la ciudad hacia sus dos hijos pródigos. Con bombas y aclamaciones entró al puerto, donde lo esperaba toda la población y el cariño de su familia…"


(Cap. IX El Alférez Sobral y…de Laurio Destéfani)

Tte. de Fragata Ricardo J. Hermelo 

LAS MUJERES, ¿SALUDAN A LA BANDERA? 

No hay forma, dentro de la etiqueta impuesta a la mujer por la sociedad, de exteriorizar su culto y veneración por la bandera. Empero violando esa injusta imposición por mi parte, saludo los colores de mi patria con el expresivo y simple ademán de enviarles un beso puesto en la palma de la mano, ademán que cuadra bien en la mujer y como homenaje, vale tanto o más que la venía o saludo militar."

Teresa Urquiza de Sáenz Valiente

"Cuando he visto nuestra bandera flameando majestuosa sobre una nave de guerra o en medio de los soldados que la llevaban como la propia imagen de la patria, toda la efusión de mi alma ha salido a mis labios, con el afán de besar sus pliegues, con la misma intima ternura con que besaría el rostro arrugado de mi madre. Este movimiento impulsivo de mi espíritu, se ha repetido siempre que el glorioso símbolo ha pasado junto a mi; yo no sé cómo la saludarán las demás mujeres, ni aún cómo deben saludarla, pero sí sé bien cómo la saludo yo."

Lola S. B. de Bourget

AYER, ERAMOS LOS NIÑOS

LOS CHICOS DE LA FIESTA PATRIA

Marco Aurelio

En ese ayer tuvimos la suerte de ser niños. Cuando los mayores eran aquellos ceñudos personajes de las decisiones propiamente inapelables. Por ejemplo llegaba el día patrio y la Escuela tenía que ir a la plaza. Bueno, en el hogar se vivía intensamente el protagonismo del nene en el acto público. Entre nos: descontado estaba que con formar bien en la fila, contener en absoluto y por lo que más quiera el estornudo de ese resfrío de mayo, de junio o de julio y cantar el himno más o menos desentonado como todo el resto de la "estimada concurrencia", ya estaba echada la mini presencia en la plaza de ese amor de los padres, las tías y los abuelos.

Corresponde señalar que ayer, cuando éramos los niños, en una casa del común había una específica concentración de dos padres, dos abuelos maternos, dos tías solteras para solteronas, los nenes del caso y, si en rango o qué sé yo se andaba más alto, por ahí estaba la piecita de la vieja criada, un compendio ella de abuela, madre y tía también, cuya presencia venía de antes de…y que en la participación fúnebre familiar revistará puntualmente como "la hija en el afecto".

En la víspera del fasto patrio, si no la madre una tía meterete le planchaba al nene en la alta noche, el guardapolvo, bien almidonado como para ir al podio por la medalla dorada, categoría prolijidad. Y bien. La Escuela está puesta en la plaza y el nene luce su duro guardapolvo, las medias morrones, de hilo de algodón, más arriba de la rodilla y con liga "fato en casa", los zapatos duros y ajustados pero lustrosos y en el bolsillo superior izquierdo del requeteblanco uniforme, el pañuelito súper perfumado a la colonia, que servía para ocultar tentaciones en la fila, quitar la última lagaña, sofrenar desmayos y sojuzgar mocos en la fría mañana de la "concentración escolar", programada salvajemente para una hora antes del arribo al centro de la Plaza de esas "malditas autoridades".

Si el nene ya era un alumno de grado superior (5º o 6º), llegado el momento de la discursiada se dedicaba a buscar con total "ensoñación visual" la niña más hermosa de la Escuela Normal para amarla intensamente. Finalizado el acto solemne, rotas las filas, el nene disponía de escasos diez minutos para golondrinear en la plaza, gritar unas veinte pavadas y ahora sí, retornar a su casa y cual un príncipe de una sola víspera, flotar con obediencia en el augusto imperio de las ceñudas e inapelables decisiones.

EDICIÓN IMPRESAINVESTIGACIÓN Y TEXTOS: ANDREA SAMEGHINI NATI SARROTJEFE DE REDACCIÓN: MARCO AURELIO RODRÍGUEZ OTEROCOLUMNISTAS: CARLOS M. CASTIGLIONE - AURELIO GÓMEZ HERNÁNDEZ -DISEÑOS DEL SUPLEMENTO DE LA ÚLTIMA PÁGINA Y ROSTRO DE JUAN PABLO DOMINGO: RAÚL A. SARROT
TIPEO DE TEXTOS Y ESCANEO DE IMÁGENES: JOAQUÍN R. CARRERA Y ZULMA N. MENA 
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