En la tarde de ayer, en el tranquilo predio del Padre Pio, tras la celebración de la Santa Misa, fueron depositadas las cenizas de los restos del conceptuado vecino Bartolo Eduardo Pombo,  que a la edad de 75 años, falleciera en el atardecer del último miércoles.

Hasta aquí el frio párrafo que nos da la noticia du su muerte, pero tanto sus seres queridos, como todos aquellos que lo conocieron, deberán estar tranquilos y hasta agradecidos por el ejemplo que nos dejara en su diario quehacer.

Compañero de su esposa Betty, permanente consejero de sus hijos, fue un abuelo comprometido y amigo de sus nietos y, además, un vecino respetado que nos mostró facetas bien definidas como el orden, disciplina, seriedad y responsabilidad.

En la parte laboral, desde muy joven, cumplió tareas en Casa Gavagnin y por un par de años trabajó en la panadería de su padre, el recordado deportista don Bartolo Pombo que con sus actuaciones enriqueció las páginas del atletismo y el ciclismo de nuestra ciudad.

Luego de trabajar varios años con la empresa de Héctor Satto, con mucho esfuerzo se independizó y se dedicó al transporte de cereales y de haciendas, actividades que le permitieron rodearse de numerosas amistades.

En sus pocos años de actividad deportiva, por el mismo compromiso laboral,  Nito mostro excelentes condiciones en las filas de Central Entrerriano y en el seleccionado Juvenil de Gualeguaychú, siendo un mediocampista de nivel, muy inteligente y de buen trato para iniciar las jugadas.

Tenía una actividad extra bien marcada,  la mecánica,  que la supo aprovechar hasta que llegó la merecida jubilación.

Hasta siempre Nito. Gracias por tu hombría de bien.