Si bien han transcurrido algunos días, la ciudad sigue consternada con la noticia de la muerte del vecino Luis Esteban Franchini, consternación que se duplica si recordamos que hace muy poquito tiempo falleciera su esposa y compañera.

El hecho, ciertamente lamentable, ocurrió el último domingo y el club Neptunia,- donde era asiduo concurrente,- sus directivos y su gente, han quedado muy golpeados puesto que fue un socio muy querido y apreciado.

Tenía 65 años, para muchos cariñosamente "Mono" para otros "Monito", pero para quien escribe, Luis Esteban, el de la sonrisa grandota, el del abrazo sincero, el mismo abrazo que desparramaba los fines de semana cuando se unía al círculo de la amistad, junto a su hermano Pancho, Cristina y demás integrantes, en el mismo club..

Varios años atrás, por razones laborales, lo encontré en su lugar de trabajo Daser Agro, pero en realidad nuestra sana amistad comenzó en la década del 80, en la tradicional cancha neptuniana, un lugar para muchos inolvidable, lleno de anécdotas y recuerdos, quizás donde los goles son circunstanciales y solo importa la amistad y cultivar la camaradería y vaya si tenía cualidades para hacerlo.

Entre otras facetas de su vida, no tuvimos la oportunidad o la suerte de compartir una salida de pesca, pero no son pocos los que aseguran que tenía muy buenas condiciones y las bondades necesarias para regresar con excelentes resultados, aunque aquí seguramente, habrá heredado una de las tantas virtudes de su padre, un especialista en la materia y gran conocedor de nuestro rio y del Uruguay.

Bien que podríamos extendernos puesto que era una excelente persona y quienes lo tratamos seguro que lo recordaremos por siempre.

Adiós Luis Esteban, un beso grande a Elsa, tu madre, los nietos, tus hijas y hermanos.