Calle Antártida Argentina
Antártida Argentina: La Argentina, al igual que varios países, reclama un sector del continente antártico para incluirlo bajo su soberanía. La parte argentina es una proyección de su territorio americano, pero se superpone parcialmente con el sector que pretende Chile y en su totalidad con la parte que reclama el Reino Unido.
En 1959 se suscribió el Tratado Antártico en el que se declara que es interés de toda la humanidad que la Antártida sea utilizada sólo con fines pacíficos. Los intereses nacionales no son cuestionados. En cambio posibilita el trabajo conjunto de científicos y militares de muchas naciones. Lo cual es una gran ventaja ya que los emprendimientos en aquel territorio son extremadamente caros.
La presencia argentina en el continente blanco comenzó en 1852 con los relevamientos de Luis Piedrabuena. En 1901 - 1902, el gualeguaychuense Alférez Sobral, fue el primer argentino que permaneció allá. En 1904 se instaló el Observatorio en Laurie, el cual ha resultado ser el primero permanente en la historia de la Antártida.
En todo el siglo 20 los argentinos han aprendido mucho al respecto y se han constituido en expertos en navegación polar y en supervivencia en los hielos. Nuestras estaciones y campamentos funcionan bien. Las comunicaciones son permanentes, nuestros medios de transporte son aptos y la gente puede vivir allá bien adaptada.
La Antártida es un continente de unos 14.000.000 de Km2. Está cubierto por una capa de hielo de 2000 metros de espesor promedio. Los que han estado allá la describen como una tierra encantada, donde la oscuridad es blanca, las tempestades se congelan y las montañas viajan. Reina un silencio absoluto. Los vientos son arrolladores y empujan enormes témpanos, pero apenas se sienten. El mar se mantiene terso.
Allá se registran fenómenos difíciles de comprender En los "días blancos" no existen sombras. No se puede ver donde está el piso. La refracción de la luz, al pasar por capas de aire de distinta temperatura, actúa como si en el cielo hubiera muchos espejos. Entonces se ven dobles y triples salidas y puestas de sol, se ven buques flotando en las nubes y montañas lejanas que se acercan instantáneamente.
En la Antártida no se conoce la putrefacción, la herrumbre, el moho ni las enfermedades. No hay bacterias que echen a perder la carne ni esporos que enmohezcan el pan. La radiación ultravioleta destruye los gérmenes. Esta tierra tiene valor como estación de sanidad. Tiene el aire más puro y seco del planeta.
Fuente: Honorable Concejo Deliberante y Cartografía de Proyecto Mapear.