Cuaderno Nº 30

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, DOMINGO 19 DE DICIEMBRE DE 1993CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 30
EL PESEBRE DE LA NAVIDAD DE GUALEGUAYCHÚ- EL PESEBRE DE LA CATEDRAL.- EL PESEBRE EN LA QUINTA DE MOLINARI.- EL PESEBRE DE GIUSTO.ERA UN RE GUSTO LA GALLETA MARINERA.- NAVIDAD: el Pesebre, el Hombre, el ÁrbolSEGUÍ, ANDRADE Y EL COLEGIO DE URUGUAY- OTRA NOTA DEL NIÑO PRODIGIO.DON DESIDERIO, EL PADRE DE FRAY MOCHO
LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IVCONVERSACIÓN CON JUAN PABLO DOMINGO.RECORDANDO A DON ATAHUALPA .ENTRE LETRAS Y PINTURAS.EL MUEBLE: ESE DESCONOCIDO.

EL PESEBRE EN LA NAVIDAD DE GUALEGUAYCHÚ

TESTIMONIO DE AMOR COMPARTIDO

Silvia Razzetto de Broggi

NAVIDAD.

Una de las celebraciones más importantes del cristianismo; es, fundamentalmente, una fiesta fami­liar.

A lo largo de doscientos años nuestro pueblo así lo ha testimoniado.

Cuando un amigo interrogaba a Fray Mocho interesándose en el carácter de la gente lugareña, el notable escritor res­pondía: "Parecen serios y graves pero la risa les hace cosquillas..." (1) la definía de espíritu bromista, jovial, picaresco. Y describía que en las navidades de su niñez “no quedaba rancho, por aislado y pobre que fuera que no se adornara aunque más no fuese que con yuyos verdes donde las linternas venían a encender sus farolitos vistosos y no luciera, alumbrado por la luz titilante de los candiles, su pequeño nacimiento formado sobre un cuero estaqueado, si no había mesa disponible”. Integraban el pesebre, pequeños muñecos de madera o de barro vestidos a la usanza del país, con chiripá y poncho terciado sobre el hombro.

Si faltaban las imágenes, el nacimiento presentaba “una rama simulando un árbol con nidos de pajaritos, cáscaras de huevos de avestruz, mates bordados, muñecas con cara de yeso y cualquier objeto que fuera motivo de admiración como por ejemplo, vidrios de colores, una taza de loza, un pañuelo de seda, las botas nuevas del dueño de casa, sus espuelas, su facón”. (2)

La fiesta era pretexto de alegre reunión, en el campo y en la ciudad.

Ese espíritu vibraba en la Navidad al finalizar el siglo XIX. La Nochebuena solía esperarse en la iglesia, participando en la Misa del Gallo que se celebraba a medianoche o reunidos en fami­lia alrededor de una mesa provista de rica comida. En los hogares criollos, “un par de guitarreros y cantores y una buena provisión de yerba, de caña y de pasteles”... “ y en los hogares extranjeros el pan tradicional y las castañas”. (3) Los chicos se asombraban y corrían en la calle jugando con cohetes, bombas y fuegos artificiales a la San Petersburgo, adquiridos en la "Botica del Progreso". Finalmente se realizaban concurridos bailes de máscaras en la "Cancha Vieja".

El día 25 se inauguraban bazares de caridad, rifas de cedulillas y actuaba la Banda en la Plaza Independencia. (4)

La costumbre de celebrar la Noche­buena con un baile importante continuó hasta mediados de los ‘50 cuando el Club Neptunia, entonces en 25 de Mayo entre Italia y Montevideo, realizaba concurridas y elegantes reuniones danzantes que duraban hasta la madrugada.

Refieren nuestros consultados que en las primeras décadas del siglo XX se tornó accesible construir el Pesebre en el hogar. Hasta entonces era privilegio de la Iglesia y de algu­nas familias, levantar y mostrar con alegría el Nacimiento.

 Así, al caer la tarde del 25 de diciembre, la familia Álvarez abría la ventana de una de las habitaciones que daban a calle Urquiza mostrando un enorme Pesebre armado en la sala. Largas "colas" de curiosos se formaban para observarlo y maravillarse. La casa estaba ubicada en Urquiza y Pellegrini, ángulo sur-oeste. Alrededor de 1930, estos moradores se ausentaron a Buenos Aires.

Otro pesebre, notablemente concurrido se realizaba en casa de la familia Canale Cereghetti, en Luis N. Palma y Santiago Díaz, ángulo noreste. (Nélida Nóbile, nov.1993)

 

NOTAS

(1) Fray Mocho, Cuadros de la ciudad.

Fray Mocho, Navidad, Caras y Caretas Nº 12, 24 diciembre 1898. Bs.As.

Fray Mocho, Navidad, op.cit.

(2) EL NOTICIERO, dic. 1881. Gualeguaychú.

(3) EL ARGENTINO, 29-12-1955. Gualeguaychú.

(4) EL ARGENTINO, 30-12-1960. Gualeguaychú.

Testimonios de: Esteban A M. Podestá; Nélida Nobile; Aída Moreno; Manuel S. Almeida; Susana Jurado de Almeida; Nelly Ressel de Razzetto; Nati Sarrot; Leonilda Escobar; Nono Duarte de Giusto; Conrado Espino; Jacinto Tellechea; Gualeguaychú, 1993.

EL PESEBRE DE LA CATEDRAL

Lo integran hermosas imágenes de madera estucada, de bulto, de origen italiano. El Niño Jesús que allí se exhibe es de yeso pero no es el original. Se construía este Pesebre en distintos lugares del templo.

Uno de los más bellos y sencillos que recuerdan nuestros interrogados fue realizado por Manuel S. Almeida y Susana Jurado en 1941, invitados por el Padre Pedro Blasón. Se ubicó en el altar de la Virgen de Lourdes, aprovechando la piedra de la gruta que sirvió de base.(Aída Moreno, noviembre 1993)

Uno de los detalles más interesantes era el Cielo: la bóveda pintada de azul, mostraba titilantes estrellas. Allí se encontraban las Tres Marías, el puñal, las siete cabritas, el lucero y la luna. Luminosidad en el cielo que destacaba el Nacimiento. Pocas imágenes: el Niño, María, José, un hermoso ángel volador, algunos pastores con majaditas de ovejas aquí y allí... y los Reyes Magos incorporados después de Año Nuevo.

El acogedor ambiente de la Iglesia se enriquecía con las voces de niños y jóvenes que, preparados por los Padres Gallina y Moia, cantaban tradicionales villancicos.

En la mañana del 25, los niños se hincaban en el comulgatorio de mármol del Altar Mayor (hoy no existente) y besaban a Jesús recién nacido que por un momento abandonaba el Pesebre. (Almeida Jurado, noviembre 1993)

En los ’70 niños y jóvenes de la Acción Católica construían sencillos Pesebres, cantaban villancicos en lugares públicos como la Terminal de Ómnibus y recreaban en el atrio de la iglesia, los Pesebres vivientes.

El pino de la Plaza San Martín se ornamentaba con luces multicolores dando un marco adecuado a la celebración. 

"En casa entonces no teníamos luz eléctrica. En la vereda de enfrente sí la había y colocaban lucecitas de colores. Nosotros hacíamos un sencillo e incompleto Pesebre y a falta de luz mamá permitía que al anochecer cazáramos una o dos luciérnagas que poníamos en un frasco cubierto con una delgada tela, así el bichito no se moría y no escapaba. Si teníamos la suerte de encontrar dos, colocábamos uno a cada lado del Niño; así lo iluminábamos". (Conrado Espino, diciembre de 1993) 

EL PESEBRE EN LA QUINTA DE MOLINARI 

Cuando la estrella de la punta del pino se encendía, los vecinos de las chacras de zona suroeste de la ciudad caminaban al encuentro de un Pesebre que Juan Molinari con su familia construían en la quinta. Bajo un pino natural, adornado como Árbol de Navidad, se encontraba el Niño Jesús, María, José, el pastor, la pastora con un cántaro de agua, ovejas y los Reyes Magos. Los niños, acompañados de sus mayores, observaban desde el cerco alambrado que daba a la calle. Se alteraba el ritmo de Del Valle al Sur por la circulación de automóviles con gente procedente de diversos sectores de la ciudad.

Desde que don Juan Molinari y su esposa fallecieron en accidente de tránsito, la luz de la estrella del pino no se volvió a encender. 

"... Eramos pobres y en nuestra casa no teníamos Pesebre. De vez en cuando las viejas nos hacían unos muñequitos (¿de trapo?) formando el Nacimiento, para entretener a los chiquilines". (Jacinto Tellechea, noviembre de 1993) 

EL PESEBRE DE GIUSTO

Cuando le preguntaban por el origen de su amor por los pesebres, Eclio Giusto manifestaba que desde niño deseó tenerlos pero no podía adquirir las respectivas piezas. Entonces soñó construirlas con sus propias manos. Consiguió prestadas las imágenes de una familia vecina, los Martinelli. Esas figuras sirvieron de molde a las que realizó en barro. Estaba muy feliz, tenía su Pesebre.

En 1955, ya adulto y casado con Nono Duarte, construyó otro Pesebre con pocas y sencillas imágenes de pasta, a las que dio movimiento mediante un mecanismo de su invención. A su casa de Alem 222 acudieron invitados los sacerdotes Blasón, Varela y Pargas. Blasón, bendijo el Pesebre y Pargas, tocó el piano y cantó. La señora de Giusto convidó a los presentes con una torta bañada en merengue blanco; cada vez que su familia le pedía esa delicia, para identificarla la llamaban "torta de los sacerdotes".

La noticia del hermoso Pesebre de Giusto corrió por el pueblo y en Alem 222 se abrió la puerta para los vecinos que querían conocer esta obra. EL ARGENTINO comentaba "Los personajes bíblicos caminan, el agua del río corre y desciende por peñascos, mientras el cielo cambia de color según la evolución normal del día”. (5)

En la Navidad de 1960 un nuevo Pesebre de pasta y con movimiento surgió de la creatividad de Eclio Giusto. Se levantó en la Capilla de Fátima.

 "Junto al Altar de la Virgen se ha levantado un pesebre. Sin lujo, sin despliegue de magnificencia pero hermoso y original, que se ve por primera vez en nuestra ciudad El conjunto representa ei paisaje gris de la tierras en que anduvo la Sagrada Familia. Las figuras se desplazan en suaves movimientos. .. los reyes magos, pastorcillos y hasta las ovejitas se las ve descender desde lo alto de la meseta y luego, en reverente homenaje, detenerse y girar delante de la cuna del Niño que a la vez mece un ángel de resplandeciente belleza". (6)

"En Bella Vista, en nuestra casa paterna muy cerca de Urdinarrain, siempre hubo Pesebre. Las muje­res de la casa lo construían y los niños sólo observaban. Eran días felices de la infancia cuando la casa se abría generosamente, recibien­do a los familiares que venían de lugares distantes y se quedaban hasta Reyes... En Navidad no recibíamos regalos".

(Esteban Podestá, noviembre de 1993) 

PAN DULCE I "... Se preparaba en casa. A los familiares y amigos no se regalaba uno entero; se cortaba en tajadas y así se lo compartía".

(Nati Sarrot, noviembre de 1993)

PAN DULCE II "...Se amasaba en casa. Con tiempo, se seleccionaban y guardaban las cáscaras de limón, pomelo y naranja que una vez secas se azucaraban para usarlas reem plazando la fruta abrillantada o glaceada. Días antes de Navidad se preparaba importante ca-ntidad de pan dulce que con todo cuidado, se acercaba al panadero del barrio para hornearlo. Finalmente se decoraban y se regalaban enteros".

(Nelly P. Ressel, noviembre de 1993)

El Pesebre en la Arenera. 

En posteriores navidades el Pesebre se levantó en la arenera de Giusto, a orillas del río Gualeguaychú; en ese lugar de trabajo se construyó con mayor amplitud. El Niño estaba en brazos de María, ella lo mecía, lo acercaba a su rostro y lo volvía al regazo.

Al atardecer del 25 de diciembre, las internas del Hogar de Niñas visitaban el Nacimiento , cantaban villancicos y don Eclio tocaba el bandoneón.

En 1978, aunque guardado con todo cuidado en lo más alto de la arenera, la inundación de marzo derramó latas de asfalto que lo cubrieron totalmente. Aún se mantiene así, esperando que amorosas manos lo organicen nuevamente.

Don Eclio y los suyos fueron muy felices al vivir aquellos momentos, asegura su esposa.

De los pesebres y la Navidad en Gualeguaychú quedan muchos testimonios y vivencias por evocar, pero lo compartido es sencillamente la manifestación espontánea, gratificante y agradecida del amor a Dios que se hizo Hombre y habitó entre nosotros. 

ERA UN REGUSTO "LA GALLETA MARINERA"...

Marco Aurelio Rodríguez Otero

Dos por tres se echa andar el recuerdo, en Gualeguaychú, en el diálogo amistoso o en la rueda del mate, para con aquellas exquisitas, inolvidables tortas de la panadería Fabani del Barrio Franco, la galleta “porteña” de Rossi Hermanos, la "montevideana" de la San Antonio... Nunca falta, desde ya, la regustada "bobería" humedeciendo la añoranza por la galleta marinera. Al recordarla una noche en mesa de redacción, alguien reflexionó como desesperanzado: Yo no sé, la marinera cae de pronto como del cielo y se la llevan para el campo los ganaderos. Nadie, que sepamos, escribió cosa más bella y más justa sobre "la galleta marinera" que don BERNARDO GONZÁLEZ ARRILI, un día de abril de 1980 en el diario "La Prensa”.

"Harina de trigo y agua, sin levadura ni sal, eran las galletas denominadas marineras porque su historia, lejana, casi de leyenda, las ubicaba entre las vituallas "de mantenencia", que cargaban las naves echadas al mar por muchos días o meses. En una nave, impulsada a vela, que se deja correr a merced del viento, que sopla o no sopla, no se sabe, ni aproximadamente, cuándo se arribará a puerto, los bastimentos han de ser duraderos, que no se pierdan sea cual sea la duración de la travesía. Carne salada, pescado seco, harina, algún embutido, esta o aquella ave en escabeche con mucha pimienta, quesos, nueces, avellanas, y galleta. Cronistas hay que la llaman bizcocho, pero el bizcocho requiere dos cochuras y la galleta, modestamente, se conforma con una. El pan a los pocos días se endurece y amohosa, la sal lo reviene, dándole mal sabor. La galleta sin sal, sin levadura, puede endurecerse pero ganando en sabor. Cruje bajo la dentellada de muy deliciosa manera y, si el que la mastica le agrega algo de la salsa del hambre, es un manjar, no hay golosina que se le asemeje.

(No estamos de viaje ni mucho menos) ... La abuela compraba la galleta por bolsas; en la panadería de la plaza, que éra la más afamada, asistía el galletero una vez por semana y hacía galleta para 8 días. No era un panadero propiamente dicho; era un especialista que se hacía valer, que no empleaba sus manos más que en esa delicada tarea y venía o no venía al horno, dejando, si se lo propusiera, sin galleta marinera a medio pueblo. Le preparaban la masa la noche anterior, la ponían al sereno y él llegaba a media mañana, se remangaba y ponía a sobar hasta que estuviera el amasijo como él lo quería. Su vanidad estaba en que le siguieran diciendo el primer galletero. Para él no era cuestión de azar el hornear galletas sino habilidad ganada desde chiquitín, al lado de su padrastro, famoso galletero venido de la Banda Oriental, cuando la repetición de las revoluciones blancas. Hacía sus montones de masa soba­da; muy hábil, iba formando entre las palmas de las manos y la tabla de la mesa los redondeles de harina, con los que llenaba luego las asaderas para las vidrieras. Antes de meterlas en el horno, después del mediodía, cuando ya no se cocían más hogazas y se había terminado con las teleras, con un cepillo de alambre de acero, daba a cada redondel un golpe dejándolo marcado por 6 ó 7 agujeritos, que podían ser meramente decorativos, pero que facilitaban la cochura

... La galleta marinera se usaba en casa para muchos menesteres. El primero y principal, el desayuno.

En un plato sopero se cortaban unas galletas en trocitos pequeños y cuando servían la leche en aquellas tazonas inolvidables, se tomaba un puñado de trocitos de galleta y se sopaban. La leche del desayuno cambiaba de sabor algunos días; venía con café, con té o con chocolate, muy livianito. Por gala, de cuando en cuando, el alarde paisano con mate cocido. Con cualquier sabor la galleta mojada en el tazón quedaba sabrosa. Las tazas de loza eran de medio litro, sin asa, con unos dibu­jos, alguna guarda griega o unos triángulos azules, rojos, verdes. Al zamparse el contenido de aquellas tazas quedaba el desayunador resoplando. Las galletas servían también para la sopa del almuerzo; en el caldo caliente la galleta remojada se comía con gula. Algo de gazpacho frío para los días de calor alto; caldo, porción de especias, una papa hervida, unos trozos de legumbres. Para ensalada la galleta era otra bondad de la industria panaderil porque se comía como una golosina la galleta marinera mojada en aceite, con una pizquita de vinagre o de jugo de limón y el leve sabor de la cebolla cruda, o, si acaso, el roce ligero de un diente de ajo

... Queda todavía, para consuelo de los enamorados de la galleta legendaria, el recurso de adquirirla en panaderías de pueblos más o menos alejados de la ciudad, donde los panaderos continúan empleando leña para sus hornos. Parece que la galleta y la leña se alían, se hermanan, en el sabor de una masa que no lleva nada; ni sal.

... Un peón que concurría a mover la tierra de la huerta, remojaba la galleta en vino tinto; la sumergía en el vaso y se chupaba los dedos, gruesos, terrosos” 

Con este título, CVADERNOS Nº 6 daba notas interesantes sobre la historia navide­ña en nuestra zona.

- Que la primera Misa de Navidad fue a orillas del Aycan (¿Ñancay?), allá por 1715, celebrada por el padre Policarpo Dufó, Capellán del ejército punitivo contra los indios.

- Que Fray Mocho decía en 1898 que las fiestas no eran por cierto fastuosas, pero sí alegres y sentimenta­les. Así eran los Villancicos cantados en nuestra zona...

- Recordaba CVADERNOS aquellos pesebres artesanales que personas de Gualeguaychú realizaban para Navidad desde 1976, cuando la Comisión Municipal de Cultura, Diario El Día y Página del Domingo de EL ARGENTI­NO convocaban a un Concurso.

Agregue estos datos a los de la presente crónica para ir conformando una más completa historia que Ud. lector podrá enriquecer con sus recuerdos. 

"Nuevos y estupendos descubrimientos é inven­ciones se realizan hoy día en el mundo, por el genio fecundo del hombre.

El genio Americano rivalizando con el Alemán y el Británico, produce en la actualidad inventos ex­traordinarios y admirables. Pueden contarse en este número el que se ha hecho, poco ha, en la formación de una escopeta de 24 tiros a la vez y, muy especialmente, el relativo a la comunicación “telegráfico-eléctrica submarina..."

(El Progreso de Entre Ríos, Gualeguaychú,1850) 

SEGUÍ, ANDRADE Y EL COLEGIO DEL URUGUAY.

Nati Sarrot

En CVADERNOS N° 15 escribíamos sobre el Dr. Juan Francisco Seguí. De esa riquísima personalidad referimos ahora su acción destacada y eficaz en la organización de lo que sería el Colegio del Uruguay. 

Desde 1848 "preocupa a J.J. de Urquiza el porvenir de muchos egresados de excelentes escuelas como las de Paraná y Gualeguaychú cuyas promisorias aptitudes para otros estudios desea utilizar en bien de la comunidad" (1); mandarlos a Buenos Aires resulta oneroso para la provincia y surge necesidad de crear un establecimiento para su especial formación. Colaboran con Urquiza hombres de inteligencia y gravitación en la época. Como Cuyás y Sampere (Cvadernos Nº 24).

La elección del cuerpo de profesores, incluso el seguimiento de su labor, la compra de material ilustrativo, de libros, útiles, etc. fueron objeto de sus gestiones y su acción que se manifestó además en el trazado de los proyectos de programas de estudio.

En octubre de 1850, Seguí envía desde Buenos Aires juegos de mapas geográficos; dos diccionarios latinos de Salvá; cinco diccionarios de Díaz; cincuenta gramáticas latinas; colección de discursos de Donoso Cortés y Elementos de literatura de Monlau. (2)

Para los exámenes públicos de marzo de 1850, preside la Comisión de Instrucción Pública ante la que rendirán los alumnos ingresados en el año anterior. Integra también el cuerpo el Dr. Máximo González Catán.

Entre los examinados están los veintidós niños de Gualeguaychú que han descollado en la Escuela del Estado de su pueblo. Olegario Víctor Andrade entre ellos. 


1) BEATRIZ BOSCH (1949) El Colegio del Uruguay- sus orígenes-su edad de oro. Pág.8. Ed. Peuser. Bs. As.

(2) BEATRIZ BOSCH, op.cit. págs. 20 y 21. (3)EL PORVENIR DE ENTRE RÍOS, (1850) N° 117. Concepción del Uruguay, 21-10. 

OTRA NOTA DEL NIÑO PRODIGIO.

Olegario cumplirá once años a los tres días del marcado para las pruebas. El 3 de marzo de 1850, a siete meses de su llegada a Concepción del Uruguay su discurso sobre el valor de la religión le otorga el mérito de ser destacado. Podemos hacer detalle para darnos el gusto de hallar otros nombres y apellidos conocidos: José Lino Churruarín, Juan Pablo Haedo, Pedro José Borrajo y Manuel Farías sobresalen en latinidad; Andrade, Amadeo Benítez, J. Onésimo Leguizamón, Fermín Gómez, Agustín Villanueva, Mariano Vera, Pedro Lapalma, Benito Marichal y Valeriano Morales en Gramática castellana y Geografía. (3)

Muchos de esos niños y adolescentes pasaban días de vacaciones en la Azotea de Lapalma, junto a Pedro Lapalma y Olegario Andrade que abrigó su niñez de huérfano con aquella familia y en esa casona.

DON DESIDERIO, EL PADRE DE FRAY MOCHO.

Nati Sarrot

De tal palo, tal humorista confirmamos al leer avisos de "La Fraternidad” que anuncian: 

"Tienda y Almacén del Indio” Nuestro amigo Don Desiderio Alvarez, ha abierto su antigua tienda y almacén en la calle del Plata (hoy Luis N. Palma) haciendo esquina con la imprenta. Tiene un surtido nuevo en ambos ramos, y a precios sumamente baratos. Avisamos a todos y en especial a los amigos de la campaña que no se pierdan la pichincha” 2-11-1877.

Entiende la Biblia: Nuestro amigo Don Desiderio Alvarez sabe y conoce lo que tiene entre manos. Desde que abrió la tienda y almacén del Indio es una romería su casa.

No podía ser de otro modo, cuando allí se encuentra todo bueno y barato”6-11- 1877.

"Baratillo Yankee. Tienda y Almacén del Indio, N° 9 calle Rca. Oriental y Plata, Números 94 y 96 casa de Desiderio Alvarez. Este Popular Establecimiento Es el Único que puede ofrecer a las familias y clase trabajadoras toda clase de artículos."28-12-1877.

El comercio de Don Desiderio estaba situado en la esquina S.E. de la intersección de Luis N. Palma y República Oriental. La numeración era correlativa al número de casas existentes en cada calle, no por cuadra como en el presente.

UNA DE FAROLERO

- ¡Qué noche cruel! Venga farolero. Tome una copita. Dentre ¡Sírvase otra...!

El farol de esa casa nunca quedaba apagado.

Aunque lloviera, aunque cayeran rayos.

En la época del alumbrado a gas había faroleros, pero eran de otra categoría. Ahora ya no quedan faroleros, algunos aparecen en tiempo de elecciones.

 (Extractado de EL ARGENTINO. Gchú. 30- 4- 1940)

EDICIÓN IMPRESAINVESTIGACIÓN Y TEXTOS: ANDREA SAMEGHINI NATI SARROTJEFE DE REDACCIÓN: MARCO AURELIO RODRÍGUEZ OTEROCOLUMNISTAS: CARLOS M. CASTIGLIONE - AURELIO GÓMEZ HERNÁNDEZ -DISEÑOS DEL SUPLEMENTO DE LA ÚLTIMA PÁGINA Y ROSTRO DE JUAN PABLO DOMINGO: RAÚL A. SARROT
TIPEO DE TEXTOS Y ESCANEO DE IMÁGENES: JOAQUÍN R. CARRERA Y ZULMA N. MENA 
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