Mi Gualeyán

He nacido entre los brazos de los talas y los ceibos,

bajo el poncho tembloroso de romántico sauzal;

me arrullaron vidalitas de entrerrianos cardenales

y meció mi cuna el lento palpitar del Gualeyán.

Es el viejo confidente de mis sueños infantiles,

es el labio que me ha henchido del espíritu ancestral.

Yo lo quiero porque es gaucho, porque es limpio y es bravío

y se arrastra, esquivo y fiero, tras huraño matorral.

Es el alma de mis pagos, anidada en sus corrientes;

Sangre altiva de charrúas que arremete a la ciudad.

Lleva quejas de bordonas cuando peina los sauzales

y trotar de montoneras cuando azota el pajonal.

El me habló de la epopeya que se agita en sus mareas,

agrietadas como frente ya cansada de pensar.

Me mostró el girón de Patria que flamea en los linares,

y, en el rojo de los ceibos, la divisa federal.

Cuando el viento del progreso profanó su historia virgen

y robóle sus cachorros de espinillo y ñandubay,

se prendió a los troncos muertos cual serpiente enfurecida

y se hundió en las espadañas como tajo de puñal.

Y allí duerme acurrucado, centinela del recuerdo,

triste labio de una herida que jamás podrá callar.

Es su lecho tumba fría de una raza aniquilada,

sus espumas, la mortaja del charrúa y el minuán.

Alma errante de mis pagos, sangre gaucha pisoteada,

yo he bebido tu amargura, viejo y triste Gualeyán.

Yo aprendí a regar de historia las conciencias argentinas,

a llevarles un mensaje y a invitarlas a marchar.

Pbro. Luis Jeannot Sueyro

"Los versos del Cura Gaucho"

El Cura Gaucho