El Cuaderno Nº 132, publicado el 15 de marzo de 1998, es una parte de la colección "Cuadernos de Gualeguaychú". Aborda temas variados que van desde la historia cultural y sentimental de las tarjetas postales hasta el legado de un emblemático comercio local y la geología del Río Gualeguaychú.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 132
Sus secciones principales incluyen:
Las Tarjetas Postales: Historias Guardadas en los Desvanes
Este apartado profundiza en la rica historia y el valor de las tarjetas postales como intermediarias de acontecimientos sociales, políticos, económicos y, sobre todo, sentimentales. Se destaca su rol como "mensajeras del amor", aunque las tarjetas románticas han desaparecido en la actualidad, salvo para coleccionistas.
En Argentina, las postales eran "cartas pequeñitas" y "mensajes netos" que permitían decir algo rápidamente. Han conservado los "amores cándidos de las tías" y los "recuerdos de viajes", con anversos coloridos y reversos que usaban "restos memorizables de poemas románticos o neoclásicos". Se enviaban sin sobre, lo que hacía su contenido público. Además de las series de amor, también circularon postales de Retratos, Naturalezas Muertas, Paisajes, Figuras Pintorescas y, clandestinamente, desnudos y erotismo.
Hoy en día, las antiguas tarjetas postales son objetos de curiosa demanda y elevados precios en mercados de coleccionistas en París, Buenos Aires (Plaza Dorrego) y Montevideo. Las transacciones anuales superaban los treinta millones de francos en Francia.
En Gualeguaychú, desde principios del siglo XX hasta las primeras cuatro décadas, las "tarjetas amorosas" y las formales de fiestas navideñas fijaban escenas idílicas y simbolizaban la pasión sentimental o el abrazo familiar. Se mencionan ejemplos de remisiones de postales por la eximia pianista María Luisa Guerra y la familia Haedo. El cuaderno destaca que las postales poseen la virtud del testimonio y una suerte de poesía intimista. Un escritor argentino afirmó que las postales integraban la "panoplia de novelistas y estudiosos interesados en los fenómenos sociales", registrando el pasado en su peculiar retórica. Son vistas como "reductos de la poesía, del placer, del humor, de la familia unida" que permiten reconstruir otros tiempos.
Al Pobre Diablo: El más Surtido
Esta sección narra el hallazgo de un aljibe durante reformas en el Automóvil Club de Gualeguaychú, el cual se identificó como parte de un comercio histórico. El aljibe pertenecía a una casa comercial llamada "Al Pobre Diablo", conocida por ser el negocio más surtido de Gualeguaychú.
Ubicado en la esquina S.O. de Urquiza y Chacabuco (luego Urquiza 254-256 y Urquiza 1005 desde 1908), ofrecía una asombrosa variedad de productos: máquinas agrícolas y domésticas, almacén, droguería, ferretería, bazar, zapatería, mercería, libros (aritmética, geometría, geografía, historia), botines, cintas, medias, remedios, copas de cristal o arados.
Además, funcionaba como punto de retiro de correspondencia para la gente rural, parada de diligencias y lugar para contratar servicios de maestros constructores.
El propietario, D. Agustín G. Piaggio, también participó en otros emprendimientos, como la construcción de una galería subterránea de nichos en el Cementerio del Norte (popularmente llamados "nichos de Al Pobre Diablo") y en una empresa colonizadora. Contaba con un personal de lujo en su comercio, como D. José Frávega, D. Cayetano Queirolo, D. Félix P. Badano, D. Luis Rébora, D. Manuel Vasallo y D. Ignacio Etcheverry, quienes atendían las secciones y dominaban idiomas como francés, inglés e italiano para facilitar la compra a clientes no hispanohablantes. El negocio abrió alrededor de 1870 y continuó activo hasta después de 1920.
Cuadernos Pregunta... El Profesor Almeida Responde: Geología del Río Gualeguaychú - Parte VI - La Erosión por las Lluvias
El Profesor Manuel Almeida explica la presencia de grandes bloques de arenisca en el Río Gualeguaychú. Estas rocas, de los períodos terciario o final del secundario (hace unos 30 millones de años), son más antiguas que el cuaternario (dos millones de años), que se superpone con sedimentos de gravas, gredas, arcillas y arenas.
La presencia superficial de arenisca se debe a la erosión por las corrientes de agua de lluvias después de que el mar se retirara hace más de 5.000 años. El desgaste erosivo de milímetros por año transportó material liviano y arrastró arenas y gravas al lecho del río.
Se describe cómo, antes de la fundación de Gualeguaychú, el desagüe de las lluvias en la zona norte se orientaba hacia afluentes del arroyo Gualeyán (como el canal Bolacuá), y al sur hacia el arroyo del Cura (cañadones Manantiales y El Laurel).
Actualmente, el 25% del agua de esos puntos corre por el canal Clavarino (ex Gaitán), afectando unas 70 manzanas del sector S.E., y el 75% restante fluye principalmente por Rocamora, Plaza Ramírez y calle Del Valle, acumulándose por lo que era el cauce del arroyo Munilla. Se menciona una cañada menor que evacuaba el agua del centro por la calle 25 de Mayo, con caída por Suipacha (hoy Perón), hasta llegar a Del Valle.
Este cuaderno es una valiosa fuente para comprender la evolución social, económica, cultural y geológica de Gualeguaychú, destacando la importancia histórica de las tarjetas postales, la relevancia de los grandes almacenes de antaño y los procesos naturales que moldearon el paisaje fluvial de la ciudad.