Hoy, 8 de Septiembre de 2025, se cumplen 18 años de su muerte.
Seguramente al aniversario lo recordará su familia y algunos amigos. Pero el resto lo tiene olvidado, lo que resulta difícil de comprender.
Porque el Dr. OSCAR JOSÉ DIONISIO LAPALMA, fue un ciudadano que aportó durante muchos años a la comunidad, con tal intensidad y amplitud, que lo hacen un ejemplo difícil de igualar.
Abogado de profesión, fundó con Hugo Daroca un estudio importante del foro local. Y como tal, fue miembro directivo del Colegio de Abogados de Gualeguaychú. Muy joven aún, fue en los años 60, Subsecretario de Justicia de la Provincia y más adelante, miembro suplente del Concejo de la Magistratura, designado por el Colegio de Abogados de Entre Ríos.
Pero no se quedó con la Profesión: cuando se fundó el Instituto del Profesorado “Sedes Sapientae”, fue uno de sus primeros docentes, ocupando por varios años la cátedra de Derecho Comercial. En 1974, al fundarse la Corporación del Desarrollo de Gualeguaychú, fue, y por muchos años, su Vicepresidente. Con Ruly Duboscq redactaron el Estatuto de la entidad, que luego fue modelo para otros emprendimientos del país.
También fue miembro de Concejo de la Cooperativa de Electricidad y colaboró con otras cooperativas, como la Tambera, entre otras. No era de los que ocupaban lugares para figurar: en todas esas entidades, era motor impulsor e incansable. Como si todo eso fuera poco, Chichito fue un actor prominente en el ámbito de los medios de comunicación en la ciudad.
Al poco tiempo de fundarse LT41, “La Voz del Sur Entrerriano”, inició con Luis Manuel Uslé, la audición “Una hora con la radio y la radio con la vida”, escuchada por miles de hogares los viernes al mediodía, en la que trataban múltiples temas comunitarios.
Cuando todavía no teníamos TV en Gualeguaychú y sólo por antena captábamos el Canal 12 de Fray Bentos, transmitía desde allí en sus primeros tiempos, el programa “Gualeguaychú Inquieto”, con el esfuerzo de trasladarse hasta allí, para emitirlo en directo. Luego lo siguió en el Canal 2 local “Visión del Litoral”, en el que luego realizó el programa “Encuentros” de amplio contenido cultural.
Pero un periodista tan inquieto, no se iba a quedar con los medios visuales o auditivos. Ni se limitó a escribir en un diario: lo fundó. En sociedad con Adán y Gustavo Carbone de Gualeguay, el Diario local El Día, vio la luz el 15 de Agosto de 1982. Y Chichito fue su Director por más de 20 años, hasta 2003. En ese medio, además de numerosas notas de interés, creó la columna dominical “Apuntes al Margen”, que llevó hasta una semana antes de su muerte. Recuerdo haberlo visitado en Septiembre de 2007, un día jueves, cuando escribía su nota semanal. Sin imaginarme ni remotamente, que la del domingo siguiente, la iba a escribir yo. Murió dos días después.
De inmediato, su Director Gustavo Carbone, me convocó para continuar la exitosa columna, de modo que al domingo siguiente se continuó, y por tres años más. Mantuve la frase del subtítulo y su clásico cierre imbuido de religiosidad: “Hasta el domingo que viene, si Dios quiere”.
Cuando dejó la dirección del diario, que en algún modo era un principio de despedida, recuerdo haber instado a una institución local para brindarle un reconocimiento público.
Porque casi no había entidad, social, gremial, cultural, solidaria o deportiva, que no hubiera contado con su ferviente apoyo periodístico
La iniciativa quedó durmiendo el sueño de los justos.
Chichito no sólo protagonizaba personalmente sus inquietudes; también entusiasmaba a otros. Era un admirador de las Uniones Vecinales, y soñaba con una en nuestra ciudad. Logró embalarnos, y en octubre del 90, fundamos la Unión Vecinal Gualeguaychú.
Fue también un amante del Teatro. Inicialmente colaboró en el grupo de la Asociación Amigos del Arte, y era un estudioso del teatro clásico. Publicaba sus notas sobre el tema, en el Diario Noticias, bajo el seudónimo “Aristófanes Gómez”, en homenaje el gran comediógrafo griego.
Como concejero de la Cooperativa de Créditos, instó la construcción del salón de actos, donde después actuó muchas veces el grupo de teatro “La Comedia”, que el fundara y dirigiera, en estrecha colaboración de su esposa, Graciela Britos,
También esa entidad crediticia, a su instancia, adquirió un proyector de cine 16 mm y Chichito dirigió allí varios ciclos de cine con películas seleccionadas.
Para el Bicentenario de Gualeguaychú, 1983, apoyó y trabajó en un cuaderno que se imprimió en el Diario El Dia, con la idea de iniciar la historia completa de Gualeguaychú.
Antes, en 1976, realizaron con Mario Fischer, una selección de poemas de autores locales, acompañados musicalmente y luego ese material se publicó en un libro con el título "Canto Nuestro".
Fue Presidente de la Biblioteca Sarmiento -una de las más antiguas del país- donde dio vida al exitoso ciclo Café de las Artes, que perdura hasta hoy.
Designado por el Padre Luis Jeannot Sueyro, presidió varios años, desde 1994, la Comisión Popular pro imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, en el Acceso Sur, inaugurada en 2014. Pero él y el Curita Gaucho habían muerto antes.
Y también fue un entusiasta impulsor de la adquisición por la Municipalidad de la Azotea de Lapalma, hoy un prestigioso museo. Comparable a la gestión del Dr. Enrique A. Darchez por la Casa de Haedo.
"Chichito" Perrero
Hemos dejado para el final, otra de sus preferencias, en las que en la que coincidíamos plenamente: era muy amante de los animales, y especialmente de los perros. Tenía un salchicha llamado Julio, un can de gran personalidad.
Un día, allá por 2004, nos vio pasar con la perra Ludovica, ella muy oronda en la moto, con su casco y vistosos lentes de sol. Inmediatamente la convocó al diario El Dia, para tomarle una foto. Como ella ya tenía en la redacción otros admiradores, la foto se vio complementada con un “reportaje” a la perra. Y éste tuvo tanta repercusión, que en pocos días más, iniciaba su columna dominguera “Perros con Historia”, de tal éxito, que se extendió por varios meses. Se acompañaba de su foto y firmaba “Ludovica Rivas”.
No conocemos otro caso similar de una perra periodista e historiadora.
¿Quién entiende esta injusticia?
En Gualeguaychú hay dos calles Lapalma. Una, por Francisco –“Pancho Lamego”- el primer médico de Gualeguaychú, desde su fundación en 1783.
También observamos -y muchos nos consultan- calles con nombres que casi nadie conoce. Y varios de ellos, impuestos antes de transcurrir los diez años desde la muerte.
Pero hete aquí, que este tan meritorio vecino, fallecido hace 18 años, no tenga el recuerdo de gratitud de una calle que lleve su nombre.
Estamos a tiempo.
Autor: Dr. Gustavo Rivas
Su Fallecimiento.
Por Atilio Burgos
En la tarde de ayer dejó de existir el doctor Oscar José Dionisio Lapalma, integrante de una conocida familia de nuestro medio.
Abogado, periodista, profesor, empresario, dirigente, pero por sobre todas las cosas un hombre de bien, un ciudadano que supo ganarse el respeto y la consideración de quienes tuvieron la oportunidad de tratarlo, en todos los niveles, desde su juventud, en plena formación y hasta el final, donde su trayectoria y su amplísima labor engrandecieron su figura en el quehacer gualeguaychuense.
Muchísimo se puede decir de este apreciado profesional. Fue uno de los pioneros de la Corporación del Desarrollo de Gualeguaychú, fue miembro directivo de la Cooperativa de Electricidad, colaborador de la Cooperativa Tambera y otras entidades locales ligadas a la producción.
En el área educativa, fue uno de los docentes iniciadores del Instituto "Sedes Sapientae" del que fue profesor de Derecho Comercial durante muchos años. Fue Presidente de la Biblioteca Sarmiento, desde la cual condujo las veladas culturales del "Café de las Artes".
Fundó el grupo vocacional de teatro "La Comedia" y al frente del mismo dirigió numerosas obras que se representaron en esta y otras ciudades. En Octubre 1976 con motivo del aniversario de Gualeguaychú editó con Mario Fischer el libro CANTO NUESTRO que contenía una selección de los mejores poemas de autores locales.
Además, durante años condujo el programa "Gualeguaychú Inquieto" que se irradiaba con gran esfuerzo, en los arios 60, desde el canal 12 de Fray Bentos y "Una Hora con la radio y la radio con la vida" junto a Luis Manuel Uslé.
Más cerca en el tiempo, por Canal 2 '`Visión del Litoral" su programa ''Encuentros", fue además un valioso aporte a la cultura local.
El respetado colega estuvo veinte años en la dirección del diario El Día, cargo que con objetividad y responsabilidad desempeñó desde su fundación en 1982. Fue también Subsecretario de Justicia y Acción social de la Provincia desde 1966 y últimamente recordamos la entrevista en el programa Otro Perfil que conduce Elsy Rodriguez por Canal 2. Asimismo fue declarado ciudadano ilustre de Gualeguaychú.
Oportunamente en una nota dirigida al presidente de la Corporación de Gualeguaychú, fechada en el año 2003, Gustavo Rivas reclama un homenaje a su figura, a meses de abandonar el cargo de director de Diario El Día. "Creo que si se tiene en cuenta la trayectoria del Dr. Lapalma en la conducción de ese medio, y todo lo que desde el mismo brindó a la comunidad, su retiro ha transcurrido dentro de un silencio que estimo un tanto injusto", afirma en uno de los párrafos de la misiva.
En el abecedario de las buenas familias, "Chichito" supo leer con claridad la lección de sus mayores y como buen católico, en silencio, supo aceptar con tranquilidad la decisión del Señor, viendo partir a sus hermanos menores.
En los últimos arios y hasta ayer, con la misma fortaleza de los grandes y con la ayuda de su esposa y allegados, sin queja alguna, se la jugó hasta el final. La ciudad puede estar triste, pero tranquila, conmovida, pero en paz. Ha perdido un hijo de gran capacidad, de extraordinarias condiciones en el campo de las leyes, del periodismo y del comercio, pero fundamentalmente a un verdadero hombre de bien. Sus restos serán inhumados hoy, a las 12, en el Cementerio del Norte, previa misa de cuerpo presente a las 10 horas.
Mi gran amigo: cabal, sincero y entrañable
Alguien dijo: "La amistad es la estrella de oro que fulge en el alma hermana."
Esa hermosa amistad vos la supiste ofrecer, desde nuestra juventud, en los pasos por la Acción Católica Argentina, a todos por igual, sin esperar recibir para dar y así demostrando, tu espíritu cristiano, continuando y acrecentando los ideales infundidos por Doña Lela y Don Oscar, tus queridos padres.
Cómo no recordar, parece ayer nomás, cuando vos "Chichito", en la plaza Colón, con mucha habilidad y picardía para comunicarte, con un micrófono en tu mano, eras el locutor animador y coordinador de las famosas kermeses que realizábamos en dicha plaza para recaudar fondos para construir lo que es hoy la Parroquia de Fátima.
Vos con tus ingeniosas ocurrencias, hacías lucir los números artísticos y vos mismo cantabas "Pecos Bil en el desierto" y "La Bien Paga", demostrando desde joven tus inquietudes artísticas y siempre alegres, y todo lo hacías con la generosidad y entrega que te caracterizó. Las kermeses eran una especie de milagro, que así como en octubre, florecían los jacarandás de la Plaza Colón, en diciembre florecía esto, y vos fuiste por varios años el que animó siempre esas veladas, que los que las vivimos no olvidaremos jamás.
Compartí con vos "Chichito", las pasiones que teníamos en común: la música y en la misma nuestro querido Tango, la poesía, el teatro al que con tanta pasión y tiempo te dedicaste llegando a ser actor y director de varias obras famosas que representaste para orgullo de nuestra ciudad, como así también el deporte, cuando juntos vibrábamos de emoción por los dobles o triples de tus hermanos Guillermo y Luis en el básquet del Club Racing dirigidos por mi primo el Profesor Antonio, y la pasión de los domingos en nuestros paseos por la costanera con otros dos grandes amigos ya desaparecidos, como el Dr. Juan Carlos Unamunzaga y Félix Néstor Paredes, de los goles de nuestro club preferido Boca Juniors.
"Chichito" fuiste siempre y lo seguirás siendo en mi vida, el mejor consejero amigo y ejecutor generoso.
Y vuelven a mi memoria, tal vez mal hilvanados, muchos otros lindos recuerdos compartidos con tu amistad. En las famosas veladas creadas por vos en la Biblioteca Sarmiento, fuiste el que bautizaste a uno de mis conjuntos típicos con el nombre de Los Duendes del Tango.
Por eso es que hoy y dedicado a vos, termino de componer la música del tango instrumental, como te gustaba que titulé "El Infalible", como vos lo fuiste "Chichito", que no podías engañar, ni engañarte, seguro, cierto e indefectible.
Hasta siempre querido "Chichito".
Domingo, 23 de Septiembre de 2007
Tu amigo: Víctor Hugo Giusto.
Publicado por el Diario "El Día", 15 de agosto de 2012
Autor: Mario Alarcón Muñiz
A esta historia puedo contarla, afortunadamente. Desde el principio. Yo estaba. Y anduve en aquellos comienzos. No sé si es una "historia para ser contada" a la manera de Dragún, pero es la historia que nace de un sueño. Como tantas otras.
Sus principales protagonistas ya no comparten la vida con nosotros. Adán Ernesto "Nené" Carbone, Oscar "Chichito" Lapalma, Gustavo Carbone, nos entregaron la antorcha del recuerdo. Y la portaremos hasta el momento de reencontrarnos con ellos, dejando aquí en otras manos el fuego memorioso. Ese que hoy me entibia y me alumbra. "¡Vamos! A su luz retorno más de 30 años.
Era verano, entre fines del '81 y principios del '82. Mateando bajo un árbol en el patio de la casa que yo habitaba en las afueras de Concordia, en Salto Chico, Gustavo me propuso: "Acompáñame. Quiero poner un diario en Gualeguaychú ¡Vamos!" Habíamos trabado una fuerte amistad trabajando juntos desde los comienzos de Radio Gualeguay y cada tanto me visitaba. Cambiábamos ideas, el país, la dictadura, charlábamos de radios y diarios. A veces de Boca campeón que entusiasmaba con un brillante Maradona de 18 ó 19 años y callado.
Mi ciclo al frente del diario Concordia estaba concluyendo. Nadie me lo había insinuado siquiera. Pero esa era mi impresión luego de enfrentar como fuera posible al poder militar y reclamar la democracia perdida. La dictadura había aflojado las riendas. Un general jetón y borracho era la más notoria señal del previsible naufragio del regimen. Nuevas puertas parecían abrirse. Gustavo lo intuía de esa manera y le soltaba piola al sueño: un diario en Gualeguaychú.
Era un soñador. Ya lo escribí cuando se marchó en setiembre. Soñaba pero construía. Tras el sueño, el diseño del proyecto y su realización. Ahí nomás, aquella misma tarde, me habló de la decisión de Nené, del interés de Chichito y de sus propios planes editoriales. "¡Vamos!", insistió, no sé si ese mismo día o poco después .
Y me fui. Mejor dicho, vine. "Se llamará EL DIA" El primer paso fue comprar el equipamiento del diario Noticias que había cesado o estaba a punto de cesar su edición. Varias máquinas de escribir eléctricas, mesas de armado, dos impresoras Cabrenta y algunos otros elementos formaron parte de la transacción. De inmediato aquella imprenta fue trasladada a la casa de Neyra Nº 75 que sigue siendo la sede de este diario.
Se completaron las primordiales necesidades básicas para el funcionamiento de la redacción, la planta gráfica, la administración y manos a la obra. "Se llamará EL DIA", definió Nené, evocando sus años jóvenes, cuando integró la redacción de un periódico del mismo nombre que en la década de los años '30 apareció en Gualeguay.
La responsabilidad de dirigir el diario recayó en Chichito Lapalma que de esa manera también estaba realizando un sueño. Su empeño en concretarlo, su clara vocación periodística y su prestigio profesional y ciudadano en la comunidad local y más allá, en la provincia, nunca dejaron lugar a dudas. Era la persona indicada para la función.
Al hablarse de un jefe de redacción confiable y laborioso, todas las miradas apuntaron a Carlos Micheloud. Oriundo de Colón, pero radicado en Gualeguaychú, Carlos era en realidad un hombre de radio, que hasta entonces había desarrollado su carrera en LT26 Radio Nuevo Mundo de su ciudad natal. No obstante, el generalizado reconocimiento de su desempeño periodístico, su seriedad y su equilibrio, derivó en su designación.
El comienzo: Los demás del grupo -principalmente Gustavo y yo- hacíamos de todo donde fuese necesario. Editoriales, notas, reportajes, diagramación, títulos, en fin, lo que hiciera falta. Ese fue el comienzo. Recuerdo claramente aquella madrugada del 15 de agosto de 1982. Chichito había elegido la fecha. En algunos aspectos nos apuramos, por ahí pareció que no nos alcanzaría el tiempo, pero felizmente todo salió bien.
En un momento debimos interrumpir el trabajo porque llegó monseñor Juan Angel Fiorotto a saludar, desear buena suerte e impartir la bendición. Poco después las Cabrenta empezaron a rodar.
"EL DIA" número 1 estaba en nuestras manos y en la calle. Parece un sueño. No lo es porque han pasado 30 años y aquí está, como en todos los amaneceres, en nuestras manos y en la calle.
Oscar José Dionisio Lapalma, conocido como "Chichito", fue una figura destacada y multifacética en Gualeguaychú, nacido el 9 de octubre de 1936 y fallecido el 8 de septiembre de 2007 en Gualeguaychú a la edad de 70 años. Su vida estuvo marcada por intensas contribuciones a la comunidad en diversos ámbitos.
Trayectoria Profesional y Académica:
Abogado de profesión, fundó un importante estudio jurídico local junto a Hugo Daroca.
Fue miembro directivo del Colegio de Abogados de Gualeguaychú.
En los años 60, ocupó el cargo de Subsecretario de Justicia de la Provincia y posteriormente fue miembro suplente del Consejo de la Magistratura, designado por el Colegio de Abogados de Entre Ríos.
En el ámbito educativo, fue uno de los primeros docentes del Instituto del Profesorado "Sedes Sapientae", donde impartió la cátedra de Derecho Comercial durante varios años.
Participación Comunitaria y Dirigencial:
Fue Vicepresidente de la Corporación del Desarrollo de Gualeguaychú desde su fundación en 1974, colaborando con Ruly Duboscq en la redacción de su estatuto, el cual sirvió de modelo para otras entidades en el país.
También fue miembro del Consejo de la Cooperativa de Electricidad y colaboró activamente con otras cooperativas, como la Tambera, siendo un "motor impulsor incansable" en todas ellas.
Presidió la Biblioteca Sarmiento, una de las más antiguas del país, donde impulsó el exitoso ciclo "Café de las Artes", que aún perdura.
Fue un entusiasta admirador de las Uniones Vecinales y logró fundar la Unión Vecinal Gualeguaychú en octubre de 1990.
Desde 1994, y por varios años, presidió la Comisión Popular pro imagen de Nuestra Señora de la Esperanza en el Acceso Sur, a pedido del Padre Luis Jeannot Sueyro, aunque falleció antes de su inauguración en 2014.
Promotor del Planeamiento Urbano en la ciudad. Promovió y apoyó a través de las páginas del diario "El Día" a la Comisión de Planeamiento realizando publicaciones y editoriales con gran entusiasmo y convicción.
Impulsó activamente la adquisición por parte de la Municipalidad de la Azotea de Lapalma, hoy un prestigioso museo.
Carrera en los Medios de Comunicación y Periodismo:
Fue un actor prominente en los medios de comunicación de la ciudad.
En radio, co-condujo con Luis Manuel Uslé la audición "Una hora con la radio y la radio con la vida" en LT41.
En los años 60, cuando Gualeguaychú aún no tenía televisión local, transmitió el programa "Gualeguaychú Inquieto" desde el Canal 12 de Fray Bentos.
Posteriormente, en el Canal 2 local "Visión del Litoral", realizó el programa "Encuentros", de amplio contenido cultural.
Fundó el diario local El Día el 20 de agosto de 1982, en sociedad con Adán y Gustavo Carbone. Fue su Director por más de 20 años, hasta 2003. La idea del nombre "El Día" fue de Adán Ernesto "Nené" Carbone, evocando un periódico homónimo de los años 30.
En El Día, creó la columna dominical "Apuntes al Margen", que escribió hasta una semana antes de su muerte. Tras su fallecimiento, Gustavo Carbone le pidió a Mario Alarcón Muñiz que continuara la columna por tres años más, manteniendo la frase del subtítulo y su clásico cierre religioso: "Hasta el domingo que viene, si Dios quiere".
También escribió notas sobre teatro clásico en el Diario Noticias bajo el seudónimo de "Aristófanes Gómez".
Dirigió la columna dominical "Perros con Historia" en el diario El Día, firmando como "Ludovica Rivas", en homenaje a su perra Ludovica, un caso único de "perra periodista e historiadora".
Aportes Artísticos y Culturales:
Fue un amante del teatro y colaboró con la Asociación Amigos del Arte. Fundó y dirigió el grupo de teatro "La Comedia", que representó numerosas obras en Gualeguaychú y otras ciudades.
Como consejero de la Cooperativa de Créditos, impulsó la construcción de un salón de actos donde "La Comedia" actuó muchas veces.
También instó a esa entidad crediticia a adquirir un proyector de cine de 16 mm, y "Chichito" dirigió varios ciclos de cine con películas seleccionadas.
En 1976, junto a Mario Fischer, realizó una selección de poemas de autores locales con acompañamiento musical, que luego se publicó en el libro "Canto Nuestro".
Para el Bicentenario de Gualeguaychú en 1983, apoyó y trabajó en un cuaderno impreso en el Diario El Día, con la visión de iniciar una historia completa de la ciudad.
Bautizó a uno de los conjuntos típicos de su amigo Víctor Hugo Giusto con el nombre de "Los Duendes del Tango".
Vida Personal y Legado:
Fue un hombre de bien, un ciudadano que se ganó el respeto y la consideración de quienes lo conocieron.
Era un buen católico y miembro activo de la Acción Católica Argentina en su juventud, donde animaba las famosas kermeses de la Plaza Colón para recaudar fondos para la Parroquia de Fátima.
Era muy amante de los animales, especialmente de los perros, y tuvo un salchicha llamado Julio.
Sus amigos lo describen como cabal, sincero, entrañable, el mejor consejero y un ejecutor generoso.
Fue declarado ciudadano ilustre de Gualeguaychú.
A pesar de sus múltiples méritos y contribuciones, se observa que no hay una calle en Gualeguaychú que lleve su nombre.
"Chichito" Lapalma es recordado como un ejemplo difícil de igualar, un ciudadano que aportó con intensidad y amplitud a su comunidad. Sus padres fueron Doña Lela y Don Oscar, y su esposa Graciela Britos. Sus hermanos Guillermo y Luis destacaron en el básquet del Club Racing.
Necrológicas por Atilio Burgos
Oscar "Chichito" Lapalma