El Cuaderno Nº 147 de "Cuadernos de Gualeguaychú", publicado el Domingo 1 de noviembre de 1998, continúa la serie sobre la actividad teatral en Gualeguaychú en el siglo XIX, destacando a los artistas trashumantes y las regulaciones de los espectáculos. También incluye una columna sobre Don José Gras ("Mario Copel") como crítico musical y anécdotas sobre la vida social y costumbres de la época.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 147
Sus secciones principales incluyen:
"La bella historia de la actividad Teatral en Gualeguaychú Parte V: Los Artistas Trashumantes" (Silvia Razzetto):
Se describe cómo actores europeos cruzaban el Atlántico para giras escénicas en ciudades como Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, Asunción, Valparaíso y Lima.
Estas compañías a veces se desintegraban, formando nuevas con actores extranjeros e incorporando nativos. Se internaban en el interior en diligencias o vapores fluviales, recorriendo el litoral y ciudades como Gualeguaychú, Fray Bentos, Mercedes, Concepción del Uruguay, Concordia, Paysandú y Salto.
La llegada de estos cómicos a Gualeguaychú era un acontecimiento singular, y transmitían noticias y situaciones atractivas a los habitantes.
Se relatan anécdotas como la de la actriz-bailarina Paca y su esposo Cabello, quienes en enero de 1864 armaron una variada presentación con comedias y bailes mientras esperaban a otros cantantes.
También se menciona la llegada de la Prima Dona Soprano Doña Eloísa Buil y el barítono Olmos en mayo de 1864, quienes, al no haber orquesta en Gualeguaychú, debieron adaptar su repertorio. Actuaron con éxito en el Teatro Primero de Mayo y ofrecieron funciones líricas en homenaje a las Fiestas Mayas, interpretando arias de óperas como "La Traviata" y "El Trovador", dúos de zarzuelas y canciones jocosas. La prensa local elogió a la Sra. Buil por su voz conmovedora.
El periódico era el principal instrumento de la vida intelectual, y en Gualeguaychú, Isidoro de María, Andrade, Cándido Irazusta, Segui, Onrubia y Francisco F. Fernández escribían para ellos.
Algunos actores, debido a la vida austera, buscaron ingresos en la enseñanza, como Toribio Rodenas (maestro en Nogoyá) o Manuel Martínez Trigueros (Academia de Danzas en Paraná).
"Tiempo de Espectáculo" detalla las regulaciones municipales para las compañías teatrales en el siglo XIX. Los directores debían solicitar permiso al Presidente Municipal, comprometerse a no ofender la moral ni alterar el orden público, y fijar precios de entrada. Una comisión de tres personas examinaba las obras nuevas para aprobarlas o prohibirlas si "ofendían el decoro público".
Los días de teatro habituales eran domingos, martes y jueves, con funciones que duraban varias horas y se publicitaban en periódicos, carteles y con vocerío en las calles. Las suspensiones se anunciaban por los mismos medios y con una bandera roja izada en el teatro, y podían deberse a mal tiempo, orden público, o enfermedad de actores.
Se establecían multas para desobediencias, como actores que no guardaran la debida circunspección (10 pesos fuertes), incumplimiento de horarios (20 pesos fuertes), o estreno de obras sin aprobación (25 pesos fuertes). Fumar en el teatro o hacer manifestaciones "extemporáneas" también era sancionado.
La década de 1880 trajo un auge de manifestaciones dramáticas con autores, temáticas y actores nacionales, en lo que Francisco Felipe Fernández tuvo influencia.
Notas a pie de página detallan los sistemas de transporte de la época, incluyendo las Mensajerías Argentinas (fundadas por Timoteo Gordillo y asociados con Urquiza), que usaban diligencias, y la Compañía Salteña de Navegación a Vapor, de la cual Urquiza era accionista y que operaba en el litoral fluvial.
"Mutis de una actriz" (María Cristina Casacuberta):
Se revela la vida de María Cristina Casacuberta, una actriz dramática que en el censo de 1869 no declaró su profesión, viviendo en Gualeguaychú como esposa de José María Reynaldo Villar-Aguiar y madre de seis hijos.
Hija de los reconocidos actores Juan Casacuberta y Manuela del Pino, María Cristina nació en 1837 y vivió la difícil vida de una familia de artistas, incluyendo la persecución política que obligó a su padre a emigrar y dedicarse a otros oficios.
Su padre, Juan Casacuberta, falleció en Chile en 1849, elogiado por Sarmiento como "el más notable artista dramático de América del Sur".
María Cristina y su hermano Juan Aurelio continuaron la profesión, actuando en importantes teatros de Buenos Aires, Rosario y Paraná.
En 1863, María Cristina se casó en Gualeguaychú y abandonó su carrera teatral, dedicándose a su vida familiar. Falleció en 1905 en Buenos Aires, rodeada de su familia. Coincidentemente, la noche de su fallecimiento, Sarah Bernhardt se despedía del público porteño.
"DON JOSÉ GRAS ERA 'MARIO COPEL'" (Andrea Sameghini):
La sección presenta a Don José Gras, un periodista y granjero que escribía bajo el seudónimo de "Mario Copel" en la sección "El rinconcito" del diario "Nueva Época" de Santa Fe a fines del siglo XIX.
Gras fue un crítico de la época con sensibilidad e ironía, y fue muy popular en los salones gualeguaychuenses.
En su crónica "GUALEGUAYCHÚ MELOMANO", criticó con acidez el costumbrismo de la vida social del pueblo, especialmente la "manía por los conciertos". Aunque era un fervoroso amante de la música, se encontró con una organización deficiente en los conciertos locales.
Gras, quien llegó a organizar actos y acompañar a cantantes, describió cómo él mismo había incentivado esa fiebre musical, pero que, tras una mala cosecha, decidió "concluir con todo". Publicó una crónica muy "sangrienta" en "El Noticiero", pintando a todos de forma ridícula y olvidando incluso sus propios elogios anteriores, lo que le cerró las puertas en la sociedad local y llevó a un juicio por parte del Dr. Emilio Marchini.
La historia es un testimonio de los modos culturales de la época y las tertulias pueblerinas de Gualeguaychú, mostrando cómo el joven Gras fue tanto el instigador como el "apagador" de ese fuego diletante. José Gras nació en Montevideo en 1855.
"Las polillas también tienen culpa":
Una anécdota histórica de 1870 donde Máximo Galeano responde al General J.J. de Urquiza, explicando su imposibilidad de presentarse a un puesto debido a la gravedad de su familia y la excusa particular de que las polillas habían inutilizado su uniforme en poco más de un mes.
"Atenciones y finezas del otro siglo":
Se reproduce una carta de 1848 de Rosalía de Elía de Alzaga de García de Zúñiga a Justo José de Urquiza. En ella, le agradece la atención recibida por su familiar y el envío de semillas de melón y sandía, un objeto de estimado valor en la época. También le envía una olla de dulce como muestra de aprecio. La sección destaca la importancia del intercambio de semillas y plantas en ese siglo, a pesar de las dificultades de transporte.
Este cuaderno es una rica fuente para comprender la historia del espectáculo y la cultura en Gualeguaychú, las costumbres sociales y las figuras destacadas del siglo XIX, así como las particularidades de la vida cotidiana y las comunicaciones en la provincia de Entre Ríos.