Villa de San José

El primer toque perdido ya entre el cemento de hoy.

Entre bocinazos y estrépito de motores.

Hay veces que siento otras campanas por casualidad, en este mi pueblo ahora ciudad, y me detengo a escucharlas y aunque no tienen el sonido cantarín de aquellas otras, pues siempre me parecieron estas más graves, austeras y formales, están llamando para la misma cosa.

Tal vez en ocasiones, habrá que llamen al unísono esparciendo sus ondas sonoras sobre el río de las cuevas y el río de los pájaros.

No lo se ni se me había ocurrido pensarlo hasta este momento.

Puede que no sea un repique, ni dos, ni cuatro badajos golpeando a la vez.

Serán cuartos, medias, tres cuartos u horas, en los relojes distantes, en sus sonerias desatadas en Villa Independencia o en la de San José.

Unas en el apagado sordo eco de trotar de caballos y llantas de hierro sobre calles de tosca y las otras en el peculiar sonar de herraduras y ruedas sobre el empedrado de las calles.

CRÓNICAS INFORMALES

Carlos Lisandro Daneri

Gualeguaychú – Año 1998

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