El Salón Parroquial "Cine Palma"

Hubieron en la ciudad también, pequeños cines y apéndices de cines.

Durante algún tiempo no ya tan lejano, el Teatro Gualeguaychú, para aprovechar la temporada estival, época del año en la cual la actividad decae, intentó reeditar el biógrafo al aire libre en el baldío que dejara la demolición del antiguo Molino Harinero Carabelli en la esquina de Urquiza y Roca, ángulo noreste y que tuvo poquísima vida, apenas una temporada y que culminó con un fracaso total.

En la sociedad Italiana que existió en calle Montevideo, entre las de San Martín y Bolívar hubo otro intento, una precaria sala, sucursal económica del Gualeguaychú, que resultó también fallida.

Y de todos los intentos modernos el que realmente perduró fue el del Salón Parroquial, originariamente un hermoso proyecto edilicio que presentara Miguel Gennaro, un constructor con ideas.

En la esquina Noroeste de las calle Urquiza y San José luego de construirse el edificio de planta baja y dos pisos para asiento de la curia y oficinas, la vieja edificación cuya mayor parte daba a calle Urquiza quedó desafectada y en disponibilidad y ahí es cuando nace la idea de una Biblioteca pública y una gran sala de reuniones todo con entrada por la esquina y en dos plantas.

La presentación del proyecto y una hermosa perspectiva, hecha en una de las vidrieras de las tiendas "Barato Argentino" causaron sensación y más aún un cartón de gran formato con la perspectiva nocturna del edificio realizado por la profesora Isabel Chaca de Pinto.

Durante algún tiempo se mantuvo la ilusión de que tan espléndido proyecto se realizaría pero debido a las inevitables cuestiones económicas sólo pudo realizarse el Salón Parroquial y muy mal terminado, que aunque mejorado posteriormente, no fue ni por asomo lo que se proyectara.

El salón parroquial para reuniones de congregaciones y conjuntos corales a poco se convirtió en el "Cine Palma" al principio precario piso plano y de portland y luego muy mejorado, buenas butacas y piso de parquet y con la clásica "cuerda" vale decir con un desnivel de mayor a menor, lo que permite ver la función sin inconvenientes a los ocupantes de las filas posteriores, se mejoró la tertulia con buenos asientos, en fin una verdadera sala cinematográfica.

Comenzó como un cine hobby y fue Antonio Di Masi junto con otros jóvenes de la Acción Católica de la parroquia, pero el alma del emprendimiento posteriormente fue Alfredo (Tito) Angelini, gestor y alma de la "sala" que se convirtiera más luego, con un proyector de "verdad".

Y tuvo éxito, el éxito de toda obra que se emprende a "pulmón" pero con la visión de las cosas grandes.

Para ese entonces solo quedaba en pié el Teatro Gualeguaychú y el Cine Palma como única competencia.

Pero el Cine Palma era un ente independiente del Trust que desde Santa Fe domina el mercado Entrerriano de modo que más de una vez estuvo cerrado. Fue reabierto por un industrial local, Alberto Bahillo, volvió a cerrar luego de algún tiempo, actualmente es nuevamente reabierto por una empresa foránea y Dios dirá.

Otro gran proyecto fue el de los hermanos Rossi Oyamburu.

El molino harinero de don Domingo Caravelli había cerrado sus puertas, y posteriormente demolido todo el edificio que ocupaba media manzana de superficie con frentes a L.N. Palma, Roca y Urquiza.

Había sido comprado para la Biblioteca Popular Sarmiento y ya estaba el proyecto listo. Seria una obra magnífica, pero los devenires políticos impidieron la concreción de tan extraordinaria obra.

Fue entonces que nació la obra, mejor dicho la idea de los hermanos Rossi.

Pudo la ciudad tener una gran sala acorde con la mejores de la Capital, y debió tenerla, pero entre el pudo.. y el debió..., naufragó el proyecto en el mar proceloso de los intereses creados de los grandes Trust.

Y esta es, mas o menos contada, la historia del Cinema, la de los viejos teatros, cuando no se sabía bien cuando terminaba el circo y comenzaba el teatro.

CRÓNICAS INFORMALES

Carlos Lisandro Daneri

Gualeguaychú – Año 1998