En la Cumbre

(Coplas de “Los Talas”)

Este silencio sonoro

¡cómo vibra, cómo habla!

La música del torrente

es la única palabra

que lo está diciendo todo:

me da la respuesta exacta

a mi gran interrogante

con la voz de la cascada.

“Panta rei”... Todos pasamos,

como estas espumas blancas.

Me late el pulso del mundo

en esta arteria que sangra.

¡Qué transfusión de misterios

en las corrientes que pasan!

Señor: esta soledad

me ennoblece de montaña.

Estas sierras son caminos,

son brazos que me levantan.

Me siento firme en las rocas;

me bautizan estas aguas,

rumbo al mar de lo lnfinito,

siempre inquieto,

siempre en marcha.

Señor: esta soledad

¿es la de “Cristo que pasa”?

Cada cerro es un Tabor

que me transfigura el alma.

He sentido tu presencia

en la quietud de "Los Talas"

y en el torrente una voz:

“está el Maestro y te llama”.

Los aguiluchos serranos

parecen cruces aladas.

Están bendiciendo el valle,

santiguando las distancias.

Las plantas quieren volar

cuando sacuden sus ramas

calandrias, mirlos, zorzales,

¡mi tierra que vuela y canta!

Todo invita aquí a subir,

a levantar la mirada,

y allí, muy cerca de Dios,

decirle tan sólo ¡gracias!

Cómo vuelan estas aves,

cómo brotan estas plantas.

Nos está llamando el Cielo

y hay que desplegar las alas.

Cuando baje ennoblecido

de soledad y montaña,

“con ojos nuevos" veré

como Lugones, la Patria;

esta Argentina que duele

como a Unamuno su España.

He visto sobre estos cerros

un resplandor de alborada

y quiero irradiar a todos

mi mensaje de esperanza.

“Serás lo que debes ser”,

dijo el Santo de la Espada,

firme como estas piedras

y limpio como estas aguas.

Frente al gran interrogante

de la Historia, la Palabra

del que habita entre nosotros:

Cristo que de nuevo pasa.

“¡Si conocieras tu hora!”.

¡Es hoy!: “¡Levántate y anda!”

Pbro. Luis Jeannot Sueyro

"Los versos del Cura Gaucho"

El Cura Gaucho