El Cuaderno Nº 175 de Gualeguaychú, publicado el Domingo 2 de enero de 2000, se titula "CÓMO VISTIÓ NUESTRA GENTE" y ofrece una profunda mirada a la historia de la vestimenta y la moda en Gualeguaychú desde los primeros tiempos hasta principios del siglo XX.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 175
El cuaderno explora cómo la moda y las costumbres de vestir evolucionaron en la región, influenciadas por diversos factores:
Tiempos Primeros y Austeridad (siglo XVIII - principios del XIX): Inicialmente, las intensas faenas diarias y el aislamiento de los pobladores del sudeste entrerriano (desde 1750) limitaban el espacio para la atención a la vestimenta. Los baúles con prendas permanecían cerrados, solo siendo ventilados en momentos especiales. La Villa de Gualeguaychú se caracterizaba por una forma de vida austera y distintiva que se reflejaba en su arquitectura "blanca y chata". Las ropas se hacían y arreglaban a mano en las casas, y el calzado también se reparaba en el hogar, ya que la primera máquina de coser llegó al país recién en 1853.
Influencia de la Religión y la Sociedad Emergente: Las misas, casamientos y bautismos comunitarios eran ocasiones clave donde las mujeres revisaban y adaptaban prendas viejas para lucirlas. A medida que el siglo XIX avanzaba, la sociedad de Gualeguaychú comenzó a evidenciar diferencias y estamentos sociales, apoyados en la seguridad de los bienes y, a veces, en antecedentes de linaje.
Cambio y Apertura (mediados del siglo XIX en adelante): La comunicación con Buenos Aires y Montevideo se intensificó gracias al comercio y al correo (terrestre y fluvial). La llegada de inmigrantes (irlandeses, ingleses desde 1825, italianos, franceses, vascos, entre otros) trajo nuevas costumbres y modas, rompiendo la "soledad insular" de los primeros pobladores. La moda se hizo más visible y diversa.
La Mujer y el Comercio: El papel de la mujer comenzó a diversificarse, incluyendo su actividad en el comercio, operaciones fabriles y financieras para defender y asegurar sus bienes. Los comerciantes locales empezaron a importar productos suntuarios (alhajas, perfumes, cosméticos, muebles) de Francia y telas manufacturadas de Inglaterra. Las prendas sobrias pudieron incluir alguna joya, chaleco o pañuelo preservado como sello de dignidad heredada.
Impacto de las Tendencias Externas: Revistas con modelos europeos llegaron a Gualeguaychú, influenciando la vestimenta femenina. Las clásicas faldas lisas o floreadas y camisas blancas con volados fueron reemplazadas por vestidos enteros de telas suntuosas y coloridas. Los pañuelos y rebozos se usaron en materiales más ricos y colores vivos, añadiendo flores en el pecho y el cabello.
Detalles de Vestuario y Negocios: Una carta de Agustina Mónica Morlius y Crespo (esposa de Justo Esteban García de Zúñiga) a José Antonio de Haedo en 1828 revela el negocio de la venta de prendas de segunda mano de la elite de Buenos Aires en Gualeguaychú, como pañuelos de merino y vestidos, para recuperar gastos. El inventario del comercio de José Haedo en la primera década de 1800 incluía pantalones, camisas, ponchos, chalecos, pañuelos para hombres y pañuelos de rebozo para mujeres. Referencias testamentarias y registros históricos detallan tipos de telas como zaraza, alepín, gasa, muselina, raso, y accesorios como joyas de oro y diamantes.
Este Cuaderno fue el resultado de la investigación y textos de Nati Sarrot, con Marco Aurelio Rodríguez Otero como Jefe de Redacción, Fabián Magnotta como Redactor Invitado, y Silvia Razzetto de Broggi, Carlos M. Castiglione y Aurelio Gómez Hernández como Columnistas. La digitalización y edición fueron realizadas por un equipo que incluyó a Natalia Derudi, Danilo Praderio, Pilar Piana, Marianela Muñoz, y Patricio Álvarez Daneri, quien también estuvo a cargo del diseño y desarrollo web.