Cuaderno Nº 175

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GUALEGUAYCHÚ, Domingo 2 de enero de 2000CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 175
CÓMO VISTIÓ NUESTRA GENTE- Los tiempos primeros- MISAS, CASAMIENTOS Y BAUTISMOS- UN MODO PROPIO- LA MODA SE HACE VER- LA CARTA PARA HAEDO- La carta de Agustina Mónica

99 años hace, así, con este esplendor se saludaba la sociedad de Gualeguaychú

CÓMO VISTIÓ NUESTRA GENTE

Aunque la Historia no brinda mucho material como para pintar un cuadro completo en el que se viera al varón y la mujer, manifestando su forma de vestir y arreglarse, poniendo afán por lograr mejorar su presencia, en natural predisposición de agradar y agradarse, es de no dudar que, las faenas diarias tan intensas a que se vieron obligados en los primeros tiempos de la colonización en nuestra zona, no les dejarían espacios amplios para la atención de ese aspecto.

De la pelicula "Güemes, la tierra en Armas"

Los tiempos primeros

El estado de aislamiento, de indefensión ante los avatares del tiempo y el poder de los grandes terratenientes que asfixiaba las aspiraciones de crecimiento de quienes se radicaron en las riberas de los cursos de agua del sudeste entrerriano, desde 1750 en adelante, fueron fuerzas acuciantes acentuando prioridades que desplazaron la atención y la acción hacia otros fines. 

Los baúles que trajeron al afincarse debieron permanecer cerrados y sólo ventilados en momentos muy especiales.

MISAS, CASAMIENTOS Y BAUTISMOS

En cuanto el sentido de permanecer aquí y la necesidad de hacer vínculos, obliga a reunirse, en primer término para asistir a los oficios religiosos en visitas esporádicas de sacerdotes las que se aprovechan para consagrar bautizos y casamientos comunitarios (no sólo de la zona sino de las vecinas), es natural que, sin más dictado que las ideas y las manos de las mujeres, las viejas prendas se revisaran y-cambiaran adaptándolas para su uso. 

El avance del siglo XIX comienza a evidenciar diferencias y a pronunciar estamentos en la sociedad. Con la seguridad de los bienes, apoyados en antecedentes de linaje algunas veces, se afirma esa clasificación entre nuestras familias, estilo que caracteriza a la sociedad colonial toda.

UN MODO PROPIO

Es significativa, sin embargo, la actitud de Gualeguaychú frente a los cambios que la comunicación con otras zonas provoca a causa del comercio, de las campañas libertarias, de mudanzas de familias, de visitas e ingreso de nuevos vecinos, etc.

Domina sobre sus usos y costumbres, su habitación, su mobiliario, sus diversiones, celebraciones, etc. una forma austera que le es natural y distintiva.

La Villa en su aspecto edilicio, es reflejo de ello con su imagen, que recogen y des criben los Viajeros llegados - por esos tiempos y que trasmitieran en sus notas, pintándola una villa blanca, chata, con casas de frentes lisos. Los muebles imprescindibles, el recato en modales. 

Hasta por 1910, Jules Huret nos dice en "La Argentina desde Buenos Aires al Gran Chaco": Gualeguay, Gualeguaychú y Concordia, en todas se observa la misma disposición en tablero de ajedrez y una sola planta. Calles sin empedrar, aceras de baldosas rojas. Idénticas ventanas enrejadas, detrás de las cuales se ven mujeres empolvadas y peinadas con esmero.

Si llevamos el cuadro aún cien años antes es claro ubicar a la moda imbuida en ese criterio de austeridad general.

Las escuelas forman exclusivamente a varones hasta mediados del 1800, tanto que es difícil hallar mujeres que supieran firmar. En las niñas se acentúa la enseñanza de labores y religión, con algunas nociones de aritmética y lectura, conducta apoyada por los padres en la creencia de que la posibilidad de comunicarse libremente podía exponer a sus hijas a concertar hechos no convenientes a su suerte. 

Las ropas se hacen y arreglan en las casas de familia mano, (la primera máquina de coser ingresa al país por 1853). Lo mismo ocurre con el calzado en general que se arregla en el hogar. Sin embargo, lentamente el papel del sexo femenino, en la necesidad de defender y asegurar sus bienes y el de los sucesores, diversifica su función y su acción. 

El comercio, operaciones fabriles, financieras, etc. comienzan a incluir en su actividad a la mujer. La comunicación con Buenos Aires y Montevideo se intensifica. Van llegando " las gentes nuevas" a la Villa y con ellas se formalizan además de los comerciales e industrias, vínculos sociales primarios (aquellos determinados por el parentesco o el matrimonio)": Jorge Myers, en Historia de la vida privada en la Argentina, nos dice que estos lazos se formaban en las casas de elite de Buenos Aires con la moda francesa de "los salones" que en ese mundo y en nuestra Gualeguaychú se llamaron tertulias.

Los comerciantes locales comienzan a traer por en cargo, productos importados de Francia o Inglaterra, países que compiten en aquellos centros por imponer: objetos suntuarios, como alhajas, perfumes, cosméticos, muebles, los primeros; telas manufactura das industrialmente los segundos.

Las vestimentas sobrias y sencillas pudieron incluir alguna prenda enaltecedora (joya, chaleco, pañuelo, etc.) preservada como un bien y sello de dignidad heredada, haber que aparecía más en las líneas testamentarias que adornando el traje de sus dueños.

De la pelicula "Güemes, la tierra en Armas"

LA MODA SE HACE VER

La austeridad se va abandonando con el tiempo. Los extranjeros van llegando, primero solos y después arriman a los miembros de su familia cargados sus arcones con todo lo que les pudo entrar en el viaje. 

Irlandeses e ingleses, se afincaron en cantidad en nuestra zona desde 1825 en adelante. Inmigrantes italianos, franceses, vascos, etc. hicieron cuñas con sus costumbres, entre los moradores, y Buenos Aires como Montevideo parecieron quedar más cercanas a Gualeguaychú gracias a las comunicaciones: al comercio y al correo por vías terrestre y fluvial.

Se enlazaron familias de uno otro lado y un intercambio inatajable, viola la soledad insular de nuestros primeros pobladores; sus modos y en especial la forma de vestir de las mujeres. Hasta revistas con modelos que se usan en Europa y casi a la par en los grandes puertos de nuestro país, llegan a sus manos deslizadas por las nuevas vecinas que visten de forma diferentes y con telas menos toscas y más bellas.

Las clásicas faldas lisas, rayadas y floreadas que se combinaran con blancas camisas de faldón con volados en mangas y escote, se reemplazan por vestidos enteros confeccionados en te las suntuosas y coloridas. 

Los pañuelos y rebozos se siguen usando pero en material más rico y en colores vivos, hasta se prenden flores en el pecho y en los cabellos que se destrenzan y sueltan para lucirlos en peinado distinto.

Desde Buenos Aires, con intereses en la zona para aquellos años, la esposa de Justo Esteban Garcia de Zúñiga, D. Agustina Mónica Morlius y Crespo, escribe a José Antonio de Haedo en 1828, con respecto a unas prendas de vestir que le ha enviado para que se las venda en Gualeguaychú. 

El negocio da resultado relativo, pero el documento nos resulta interesante para deducir: Las familias de la elite de Buenos Aires, en este caso, con intensa vida social de reuniones, paseos, teatro, etc. enfatizan en la riqueza y actualidad de su ropa que les exige un gasto no siempre acorde a su disponibilidad de moneda, por lo que la venta de lo ya usado, por medios que le aseguren discreción y buen rédito es una operación conveniente.

LA CARTA PARA HAEDO

El detalle de telas y ropa hecha traídas para la venta por D. José Haedo a su comercio de calles San José y Rivadavia enumera para la primera década del 1800: pantalones, camisas, ponchos, chalecos y pañuelos blancos o listados. Para mujer, pañuelos de rebozo que ponían sobre sus hombros y ocasionalmente alzaban cubriendo la cabeza cruzando sus puntas por la cintura y llevándolas hacia atrás hasta enlazarlas. El pañuelo era más pequeño y alcanzaba a cubrir hombros y escote. Con esas prendas bien preferidas, daban realce al vestido.

Referencias: 

J. E. García de Zúñiga y M. Morlius y Crespo, padres de Mateo García de Zúñiga, Gobernador de E.R. en 1827.-J. A. Haedo casado con Petronila Borrajo con comercio en San José y Rivadavia (Gchú). - Testamento de Francisca Ruiz Díaz: deja a su hija Petrona, Pollera color colorada y otra verde de zaraza, dos calzones, dos camisas y manto de alepín negro, dos pañuelos, alhajas.- Silveria Bernal de González: Pañuelo de rebozo de raso turquí, otro blanco, otros de espumilla celeste, lanilla anaranjada, de punto, negro; pollera de zaraza, camisas con volados, camisones de muselina, enaguas de coco y otras de gasa, etc.; un rovider con piedra de diamante, una cruz de oro con topacios.- Magdalena Suñer, aros de oro.- Telas: alepín, cotón, hilo de Irlanda, gasa, muselina, coco, raso, tafetán, terciopelo, lanilla, zaraza, bayeta, lienzo, etc.

Consultados: 

La Argentina desde Buenos Aires al Gran Chaco, Cap. E. R. Jules Huret, 1910. - Diario de Viaje, Juan Fco. de Aguirre, al llegar a S. José de Gchú, 3-3-1796.- Andrea Sameghini, La Casa de Haedo, Edit, E. R. 1987.- Juan Carlos Garavaglia, Historia de la vida privada en la Argentina, T.I. págs 75 y 76.- Jorge Myers, Hist. de la vida privada en la Argentina, págs 119 y 120.- Leoncio Gianello, Delfina, Troquel, 1969.- Lily Sosa de Newton, Las argentina de ayer a hoy, edit Zanetti, 1967.- María Sáenz Quesada, Mariquita Sánchez, Vida política y sentimental, Sudamericana, 1998.La guerra gaucha y Güemes, la tierra en armas, videoteca de la Biblioteca Sarmiento de Gchú. Documentos del Registro de la Propiedad Inmueble de Gchú.- Arch. Familia Haedo hasta 1830.

La carta de Agustina Mónica, dice:

Bs. As. 7 de Noviembre de 1828.-Sr. Dn. José Antonio, por el Patrón Josemaría, recibí su apreciable; quedo entendida de lo que V. me dice de haber vendido el pañuelo de merino blanco y el vestido chico, en 27 ps., los que tendrá V. la bondad de entregárselos a la mujer de Ramón Crespo que con su recibo serán bien entregados; los tres pañuelos y el vestido que han quedado sin venderse si hay quien de 11 o 12 ps. por ellos délos V. y si hay quien dé igual por el vestido délo V. El pañuelo amarillo rebaje V. lo que le parezca; si Da. Isabel (I. Rocha, señora del Alcalde Ramón Crespo) la mujer de Ramón quiere los pañuelos, déselos..... V. ha de dispensar las incomodidades que le estoy dando y mándeme en lo que considere útil. 

Tenga V. la bondad de darle finas expresiones a la Sra. Da. Petroni la (esposa de Haedo) y mi patrona vieja Da. Micaela Peres. Adiós le deseo a V. toda felicidad. Agustina Mónica Morlius y Crespo. P. D. si no puede vender los pañuelos y el vestido tenga la bondad de entregárselos al mayordomo Albornos.


La esposa de D. Justo Esteban García de Zúñiga abrió una vía para colocar entre nuestras mujeres los modelos que, en Buenos Aires usaban en una sociedad que competía en elegancia en actos con destacados contertulios del país y extranjeros que se movían en ese ambiente, especialmente después de 1810, 1816 y en adelante.

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Silvia Razzetto de Broggi - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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