Cuaderno Nº 182

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 16 de abril de 2000CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 182
PASOS de URQUIZA EN GUALEGUAYCHÚ (Nati Sarrot)- LA CASA DE DOLORES- CIPRIANO, HERMANO Y AMIGO- LA CHACRA DEL CURA- LA VILLA SE HACE CIUDAD- ANDRADE Y EL COLEGIO- LA ISLA Y EL RANCHO- DIVERSIDADES DE PROGRESO
CVADERNOS en EGB (Por Silvia Razzetto de Broggi)4 - VIVIR EN SANTO DOMINGO SORIANO II

PASOS de URQUIZA EN GUALEGUAYCHÚ

Nait Sarrot

A 130 años de la muerte de Justo José de Urquiza, en su residencia de San José, muy cercana al curso del río Gualeguaychú, Cvadernos recuerda lugares de esta San José de Gualeguaychú, más al sur y sobre el mismo río, testimonios en la historia de uno de los personajes que tanto gravitó en la vida de la nación y mucho en la de nuestra región.

LA CASA DE DOLORES

Esta foto, tomada desde esquina de calle España, hacia el Este, data de principios de Siglo XX. A la derecha, la casa que fue residencia de Urquiza

Dolores Costa de Urquiza, su pareja de baile del 22 de junio del 51, en el salón del Teatro 1° de Mayo de Gualeguaychú, fue a quien eligió para compartir los años futuros, como la Señora de San José, la esposa del funcionario, del militar, y la que iluminó su hogar; madre y amiga de todos los hijos. 

La que cuidó inteligentemente de la Vida, y ya muerto, de la Memoria y los bienes del General Justo José de Urquiza.

La casa de Dolores, larga ranchada heredada de sus padres Cayetano Costa y Micaela Brizuela, fue el sitio sobre el cual su marido levantó su residencia en nuestra ciudad. (España y 25 de Mayo, esquina S. E.).

Es donde reside en sus estadías en Gualeguaychú, donde los adeptos y curiosos se agolpan para verlo, y donde se celebran reuniones; y es el ambiente en el que la familia amplía sus momentos de estar junta. (Cvadernos 140 y 141).

Cipriano José de Urquiza

CIPRIANO, HERMANO Y AMIGO

Los padres de Urquiza se casan en Buenos Aires. Allí, en San Telmo, nacen los tres primeros hijos. Luego se trasladan a Entre Ríos.

Es en el Depto. Gualeguaychú, en La Centella, antigua estancia del Dr. Pedro García de Zúñiga, donde el padre será administrador. 

En la Villa de San José nacerán tres hijos más, bautizados en el Templo Parroquial San José, hoy Catedral.

José Cipriano (1789-1844) aprendió las primeras letras en el pueblo natal. Trasladados sus padres a C. del Uruguay, completó la escuela básica para hacer estudios superiores en Bs. As. Hombre de cultura singular "estaba hecho con la moderación del estadista", (A. Vásquez) acompañó a Francisco Ramírez y fue su Ministro en la República de Entre Ríos. 

Congresal Nacional en 1826. Más tarde estuvo al lado de su hermano Justo José colaborando en su acción gubernativa. Fue asesinado en Nogoyá, cuando lo reemplazaba como Gobernador de Entre Ríos, en 1844. (Cvadernos N° 92).

Pasó la familia de Josef Narciso de Urquiza y Alzaga y María Cándida García González, al departamento Uruguay donde creció con cinco hijos más, siendo el décimo, Justo José.

LA CHACRA DEL CURA

La chacra del Cura Errazquin

Ubicada una legua al oeste de la planta urbana de Gualeguaychú, sobre el Camino Real que nos unía a Gualeguay (actual calle Urquiza). Tierras en un principio de Teodoro Muñoz, las heredó su hija Andrea M. de Bustamante. 

Pasó después a Juan Melgar Pérez y sus descendientes, los que venden un lote al Pbro. Manuel María Errazquin quien vivió allí desde 1848. De ahí el nombre Chacra del Cura como se la llamaba.

Sobre la construcción precaria, J. J. de Urquiza levantó una hermosa y confortable casa de campo, rodeada de parques y jardines, a la que se accedía por un portal coronado por un arco con su nombre, y al que cerraban amplias hojas de hierro forjado. Fue lugar de recepción y hospedaje de visitantes ilustres que llegaban a Gualeguaychú o se detenían en ella de paso hacia la residencia de San José para entrevistar al General.

Escenario de brillantes reuniones, con bailes y paseos que nuestras abuelas recordaban como momentos inolvidables de su juventud. (El Censor, Gualeguaychú antiguo, serie de 1919). En 1882 se mensura la chacra como trámite del juicio que, los descendientes de Errazquin entablan contra Cayetano de Urquiza por la posesión y derechos sobre el bien.

LA VILLA SE HACE CIUDAD

El 4 de noviembre de 1851, en la Comandancia sita en calle Independencia, frente a la Plaza, Justo José de Urquiza firma el Decreto asignando la categoría de Ciudad a la Villa de San José de Gualeguaychú.

El 6, el que autoriza el uso de los colores verde y azul para Entre Ríos y el 8 siguiente se elevará el rango de otras localidades de la Provincia.

Azotea de Lapalma

ANDRADE Y EL COLEGIO

De los estudiantes del Colegio del Uruguay, de Gualeguaychú fueron muchos y desde su fundación misma.

Olegario V. Andrade, distinguido por sus aptitudes y protegido por su falta de recursos, lo fue, becado por el Gobierno de Entre Ríos en 1850.

No defraudó a la premiación y respondió en forma lucida. Pero a los 17 años su decisión de abandonar los estudios sorprendió a Urquiza, quien por intermedio del Rector Larroque, trató de disuadirlo. No dobló la voluntad del alumno, pero es interesante conocer el interés puesto en el trámite. 

En la Azotea de Lapalma (San Luis y Jujuy, hoy Museo de la ciudad), Justito de Urquiza, hijo del General, pasó vacaciones junto a sus compañeros Pedro Lapalma, Andrade, etc.

LA ISLA Y EL RANCHO

La isla que Rocamora sitúa con encanto al comunicar a Vértiz la fundación de Gualeguaychú el 18 de octubre de 1783, fue escenario donde se conciliaron propuestas con los delegados de países extranjeros y de las provincias; adonde arribaron militares y civiles dispuestos a aunar fuerzas e ideas para deponer al gobernador de Buenos Aires, después del Pronunciamiento.

En una altura, como subido al suelo pedregoso del extremo N. O., la hoy Isla Libertad, mostraba un rancho largo de paredes de ladrillo, rodeado de un lustroso patio de tierra apisonada. Al frente un parquecito coloreaba de flores en esa primavera. Todo daba su vista hacia la costa firme respaldado en una tupida arboleda autóctona. Y hacia el sur, se completaba con un pequeño muelle. 

La Isla Libertad y el Rancho del Acuerdo

El lugar habilitó el ambiente necesario de retiro y de privacidad para tan importantes tratativas de fines de 1851. 

Una sencilla construcción que Gualeguaychú presentaba a los visitantes con el pomposo nombre de Rancho del Acuerdo hasta un siglo más tarde, cuando ya no quedaba de él más que un resto de pared del que se prendía, como resistiéndose, parte de lo que fuera un fogón.

DIVERSIDADES DE PROGRESO

En noviembre de 1849, las calles de Gualeguaychú, se nominan.

La documentación de operaciones anteriores a la fecha, obrante en los Libros del Registro de la Propiedad Inmueble, citan datos orientadores que nos son insuficientes para fijar lugares en nuestra planta urbana o aledaños.

A partir de enero del 51, aparecen ya nombres de calles que los ubican, aún sin numeración. Responden al designio de honrar al Gral. J. J. de Urquiza. 

La vía de entrada y salida y principal arteria de la Villa, se llama Urquiza, como hasta hoy, aunque recién en 1875 "cortará" a sus transversales.

La paralelas. Arroyo Grande, 24 de Enero, Vences, India Muerta, Laguna Limpia, (recuerdan batallas de las campañas de Urquiza); Calá, Tonelero, (campamentos); Federación Entrerriana, Congreso Provincial, División Palavecino, etc... (ver Cvadernos N° 68).

Se da jerarquía a los edificios públicos. Se hacen mejoras en los existentes y se construyen otros, como la Comandancia, Escuela Pública que se dedicará a Templo, Capitanía de Puerto, Cementerio del Oeste, Teatro, Mercado, etc. Se identifican algunos con placas de mármol, obra de Salvador Ximénez, escultor y pintor radicado en Gualeguaychú.

En la arquitectura se marca una impronta que rige también para las casas particulares levantando sus plantas y modificando sus frentes.

La residencia de la ciudad y la chacra llamada del Cura, y son construcciones sólidas y de estilo que siguen las líneas de preferencia del General Urquiza para la edificación urbana o rural. 

Mediando el siglo XIX, Gualeguaychú muestra notable cambio edilicio. (ver Cvadernos N° 62).

El 1 de marzo de 1849 aparece el bisemanario "El Progreso de Entre Ríos" publicación con la que inicia la vida periodística de Gualeguaychú.

D. Isidoro de María, uruguayo llegado a la Villa dos meses antes, acompañado de dos obreros especializados, imprenta y material, ofrece sus servicios a Urquiza pidiendo su protección. La aceptación del gobernante, además de posibilitar la aparición de un órgano de prensa de los primeros en el interior del país, nos permitió gozar, para nuestro adelanto, de su acción como Inspector de la Educación, editor de libros, Vice-cónsul del Uruguay, etc. 

La colección de "El Progreso de Entre Ríos" que cubre dos años de la vida de Gualeguaychú, acompañando la obra de Urquiza en lapso tan importante, puede consultarse casi en su totalidad en el Museo Bartolomé Mitre de Bs. As. (ver Cvadernos Nº 59)

CVADERNOS

en 

EGB

4

Por Silvia Razzetto

de Broggi

Desde la entrada de los blancos, las indígenas sienten que su mundo cambia. Otros hombres, otros animales, otras plantas ingresan en su territorio. Lo modifican. La gente muere de enfermedades raras. Cambia la distribución del espacio. Y es distinta la organización del tiempo que se impone. 

En Santo Domingo Soriano, en el actual departamento Gualeguaychú, mujeres chanás, charrúas y pampas incorporan los hábitos, los gestos y los ritmos de la vida agraria en el siglo XVII.

Cuando Fray Antonio Suárez forma el Pueblo de Indios, al que llama Santo Domingo Soriano en 1663, familias chanás viven en el lugar. Los varones ocupan su tiempo en cazar y pescar. Preparan los abrigos y mantas de pieles. Fabrican útiles de piedra, madera, cuero, hueso. Tejen redes con fibras vegetales de ivira y ortiga. Construyen largas canoas monoxilas de timbó. Navegan los ríos.

Oleo de Aida Elena Lazcano. Casa de la Cultura Gchú.

Las mujeres atienden lo doméstico: el cuidado de los niños, la preparación de alimentos, la limpieza de la vivienda. Producen una cerámica simple de singular belleza; modelan juguetes para sus hijas. Trabajan bajo la protección masculina en tareas fastidiosas y poco gratificantes: cavan y labran sembrados, arrancan raíces para comer, recogen y muelen el maíz.  Preparan la chicha, bebida que suele emborrachar a los hombres. Cargan con todos los utensilios en sus mudanzas.

 Las chanás cuidan su aspecto personal. De mediana estatura, menudas, silenciosas, limpias, visten pampanillas de algodón. Llevan el pelo largo, suelto, al que adornan con flores y plumas. Usan aros y collares de caracoles, colmillos, hueso o cerámica. Se casan muy jóvenes. Tienen muchos hijos. A ellos enseñan el respeto a los antepasados y la obediencia a los mayores. Comunican las tradiciones de su pueblo.

 Al tratarse de una sociedad apegada a la poligamia, las mujeres vigilan celosamente la filiación de sus hijos para evitar el incesto. Muchas son repudiadas por sus maridos al llegar a la adultez.

 Desde la llegada de los Frailes Dominicos se organiza el trabajo diario. Las actividades se comparten entre vecinos. Son los varones los que deben ir al campo, no sólo a desmalezar, sino también a arar, sembrar, escardar, cosechar. Se les prohíbe emborracharse y tener más de una mujer. Los hombres reducidos llevan, ahora, el pelo corto. Es la manera de distinguir hombres de mujeres y cristianos de infieles.

 Las indígenas reducidas cubren su cuerpo, desde los hombros hasta los tobillos, con túnicas o vestidos de algodón, llevan el pelo largo, suelto. Usan collares de cuentas de vidrio. Trabajan las huertas y atienden la casa. Lentamente incorporan otros productos para preparar las comidas: harina de trigo para amasar el pan, carnes de vaca y gallina, aceite de oliva, sal, azúcar y de vez en cuando, vino.

 La influencia de la doctrina católica, suaviza y dignifica la situación femenina. A partir de sus hijos, que reciben la catequesis cristiana, las mujeres conocen un mundo sagrado diferente, con imágenes, rituales, cirios y flores en el interior del templo.

FUENTES CONSULTADAS

Cvadernos de Gualeguaychú N° 107 108 Col. Manuel Almeida. "El Argentino" 1997- Apuntes de Almeida Fascículo N° 2. Textos Fabián Magnotta. "El Argentino" 1992- Comisión Bicentenario de San José de Gchú. "De Gualeguaychú y su historia". Ed. "El Día" 1986- Museo Manuel Almeida. Testimonios arqueológicos- César B. Pérez Colman "Historia de Entre Ríos" Tomo I. 1935.
INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Silvia RAZZETTO de BROGGI - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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